PALABRA DE MUJER
Rocío García Olmedo
MIentras la presidente electa se alista para iniciar su gobierno el 1 de octubre, todas, todos, nos preguntamos cómo será su gobierno: nada más, pero nada menos, el primero que ejercerá una mujer desde el cargo del Poder Ejecutivo más alto de México.
Este escenario actual era impensable cuando, en el Constituyente del 17, Hermila Galindo –pionera del sufragismo y feminismo en México– exigía el reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres en la C arta Magna. No hubo eco. Fue negado.
Se trata de una disrupción en México conquistada después de una larga lucha por la democracia y por los derechos políticos de las mujeres.
La narra puntualmente la propia presidente electa en sus intervenciones y las magistradas Janine Otálora y Mónica Soto, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) en la sesión de validez y entrega de la constancia que declara a Sheinbaum presidente electa de México.
Llegó el día.
Un TEPJF compuesto paritariamente por tres mujeres y tres hombres, que recibieron y entregaron la constancia de validez de la elección presidencial.
Estuvo presente otra mujer, también la primera que en la historia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se convirtió en presidente, la ministra Norma Piña.
María Elena Chapa (+) estaría muy orgullosa de observar que la lucha por la paridad emprendida al lado de muchas mujeres se va consolidando.
Mucho se ha hablado y escrito que se rompió el techo de cristal, esa barrera invisible que impide a las mujeres acceder a puestos de poder. En este caso lo rompieron los votos mayoritarios de la ciudadanía que le dieron el triunfo a la presidente electa Sheinbaum.
Sin embargo, en su caminar en el cargo enfrentará muchos más techos de cristal que tendrá que ir rompiendo, pero también tendrá que ir brincando los precipicios de cristal (Ryan y Haslam, 2005) que hereda.
De ahí que abordar una nueva era en la historia de México con una mujer al frente requiere de una alta responsabilidad de todas y de todos, derivado de que el Poder Ejecutivo enfrenta grandes retos: polarización alentada desde la actual Presidencia, división, violencia, inseguridad pública, desapariciones, corrupción.
Sheinbaum tendrá que hacer uso de nuevas formas de escucha y diálogo, así como de todas las herramientas que permitan cambiar esos indicadores negativos que tenemos en todas estas materias.
Tendrá también la enorme tarea de reconciliar al país; por eso, muchos, muchas nos preguntamos cómo será su estilo de gobernar, no porque tenga que criticar al actual presidente.
Claudia Sheinbaum gobernará de 2024 a 2030.
Mencionó que no está en esa posición sola; “llegamos todas”, dijo. Ello habla del inicio de una nueva etapa de respeto a la progresividad y al ejercicio pleno de los derechos de las mujeres.
Estas palabras se convertirán en políticas públicas, acciones y programas de gobierno a favor de la igualdad entre hombres y mujeres y la no violencia. Anunció que presentará una robusta agenda para las mujeres.
Veremos cómo se va desarrollando.
Pronto lo tenemos que ver cristalizado en el Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2025 (PEF2025).
El 1 de octubre rendirá protesta ante un Congreso de la Unión también paritario. En la galería de imágenes de los presidentes de México habrá por primera vez un retrato de mujer.
En pocos días conoceremos el rumbo y el estilo para transitar hacia un Estado mexicano de Bienestar que cuente con los equilibrios que alienten políticas públicas de crecimiento y desarrollo económico, con esa verdadera visión transformadora que plantea este nuevo sistema político que tiene como objetivo mejorar los niveles de vida de mexicanos y mexicanas en condiciones de igualdad, justicia y legalidad.
Ese escenario impensable de hace 117 años se hizo realidad. Se rompió el techo de cristal y no permitiremos que se caiga en precipicios de cristal.
Que una mujer gobierne México: esperanzador.
Que una mujer por primera vez gobierne México: histórico.