Hervey Rivera
Las conspiraciones existen. Son tan antiguas como la historia de la propia humanidad.
César Vidal las relata en La estrategia de la conspiración (2006); la gran mayoría de éstas, relacionadas con el ejercicio del poder político.
Destacan la conspiración leninista de octubre de 1917 contra la democracia rusa, la conspiración de Mussolini contra la monarquía constitucional, la conspiración totalitaria fallida de Hitler (1919-1923) y la conspiración triunfante de Hitler (1924-1933).
También, la conspiración contra la Segunda República española (1931-1936), el asesinato de John F. Kennedy o la conspiración contra el hijo descarriado, la caída de Salvador Allende o la conspiración contra la revolución.
Por supuesto que las conspiraciones existen. Las antes señaladas han sido estudiadas desde diversas disciplinas y los archivos oficiales de los países involucrados en su mayoría han sido desclasificados.
De este tipo de conspiraciones no trataremos en este capítulo. Abordaremos otras; aquellas que se conocen como teorías de la conspiración, para cuya verificación se carece de elementos, pero que tienen gran resonancia con la amplificación en las redes sociodigitales.
Durante el presente siglo, los Estados Unidos se convirtieron en el epicentro de las teorías de la conspiración.
Ignacio Ramonet en La era del conspiracionismo (2022) nos presenta un recuento histórico de los Estados Unidos, de la segregación racial y social producto de sus etapas históricas.
Tal es el caso de los rednecks y wasp, ambas categorías conformadas por personas de tez blanca, enorme franja de la población recientemente afectada por las políticas de corte neoliberal que acabaron con centros urbanos industriales (Detroit, Saginaw y Flint, todas en Michigan; y Gary, Indiana)
Estos amplios estratos sociales son la base electoral de Donald Trump, a los que prometió restituir un estatus perdido producto de la globalización, con la deslocalización de la industria automotriz.
El lema de la campaña en 2016, “make America great again” (hacer a los Estados Unidos otra vez grandiosos), resumió esa postura política.
Es un extracto de una ponencia que se presentó en el X Congreso Internacional de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales (ALICE) que se efectuó en la Universidad Autónoma de Campeche los días, 6, 7 y 8 de marzo del año en curso.