Por: Rubén Salazar/Director de Etellekt/ prewww.etellekt.com [email protected] @etellekt_
Es la respuesta que parece haberle mandado el presidente López Obrador a su antecesor, Enrique Peña Nieto, al dar a conocer la Fiscalía General de la República (FGR) que investiga al expresidente “por delitos de carácter electoral, patrimoniales, lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y transferencias internacionales ilegales”, ante las presuntas advertencias que este último le hiciera al inquilino de Palacio, a través de diversos columnistas, de filtrar a la prensa nuevos videos en los que aparecen excolaboradores del tabasqueño haciendo lo que mejor saben hacer: recibiendo dinero en sobres amarillos, destinado a las campañas de López Obrador, si el mandatario insiste en desconocer las condiciones del pacto de impunidad que firmó con el mexiquense.
Con el que Peña Nieto le abrió camino en solitario a la Presidencia, no por haberse mantenido al margen de la elección como le ha reconocido López Obrador, sino porque hizo todo lo contrario, interviniendo en la campaña presidencial a favor del morenista en tres pistas:
1) Impidiendo que el PRI se sumara a la candidatura de Ricardo Anaya, abanderado de la coalición por México al Frente (conformada por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano).
2) Al perseguir judicialmente al panista, por supuesto enriquecimiento ilícito; y
3) Lanzando una intensa campaña negra en los medios, en la que se cuestionaba a Ricardo Anaya por disfrutar de una vida repleta de lujos en Atlanta, Estados Unidos, en donde radicaba su familia, con erogaciones millonarias que presuntamente discrepaban de los ingresos registrados en sus declaraciones patrimoniales. Ubicándolo en el mismo patíbulo de políticos corruptos, en el que los panistas y perredistas del Pacto por México, empresarios y medios de comunicación afines a la candidatura de Ricardo Anaya (impulsores del lawfare en México, en 2016), colocaron a Peña Nieto y a los gobernadores de su partido, lo que el expresidente consideró una traición, según le reveló en una charla posterior a los comicios de 2018, al aún presidente electo López Obrador.
Todo esto a cambio de que una vez en la Presidencia, López Obrador le garantizará dos cosas: 1) congelar las investigaciones por corrupción en su contra; y 2) no meter las manos en las futuras elecciones a gobernador, sobre todo en la del Estado de México, lo que implicaba permitirle al Grupo Atlacomulco conservar su botín político.
Letras chiquitas del pacto que el presidente jamás ha estado dispuesto a cumplir, si tomamos en cuenta que de las 22 elecciones a gobernador organizadas en el presente sexenio, la coalición oficialista encabezada por Morena le arrebató al PRI 10 estados que gobernaba, dejándole sólo Coahuila y el Estado de México, con la abierta injerencia del presidente en dichas elecciones, concentrado en impedir que los gobernadores priístas operarán en favor de sus candidatos.
Intimidándolos con persecuciones judiciales por delitos cometidos en el servicio público o cooptándolos con puestos en la diplomacia mexicana, lo que logró con tres mandatarios estatales: Carlos Miguel Aysa, de Campeche, al cederle la embajada de México en República Dominicana; el sinaloense Quirino Ordaz, al que mandó de embajador en España; y con la sonorense Claudia Pavlovich, a la que nombró de cónsul en Barcelona. Motivo por el que todos terminaron siendo expulsados del PRI, que dirige Alejandro Alito Moreno.
Por lo que en respuesta, a finales de agosto de 2020, un par de semanas antes de que arrancara el proceso electoral 2021, Peña Nieto filtró a la prensa la primera batería de videos en la que aparecían los hermanos del presidente, Pío y Martín López Obrador, recogiendo sobres amarillos con fajos de dinero que les eran entregados por David Eduardo León Romero, para financiar al movimiento de López Obrador, en hechos que se desarrollaron en 2015.
Tras el escándalo, David Eduardo León, recién designado como el encargado federal de la empresa distribuidora de medicinas, vacunas y equipos médicos, en la presidencia de AMLO, que paradójicamente se encargaría de erradicar las prácticas corruptas del sector, se vio forzado a dimitir al cargo. Aunque a la fecha, ninguno de los involucrados en los videos han enfrentado la acción de la justicia por delitos electorales, como tampoco la maestra Delfina Gómez Álvarez, a la que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la sentenció por cometer infracciones electorales al descontar una parte de su salario a los trabajadores del ayuntamiento de Texcoco, para financiar campañas políticas de Morena, cuando era alcaldesa de ese municipio, recientemente designada por su partido a la gubernatura del Estado de México en 2023.
Sin embargo, fue todo lo que el expresidente Peña Nieto pudo lograr con la difusión de los videos, que tenían la pólvora mojada. De poco o nada le sirvieron al PRI en las elecciones estatales de 2021 y 2022, en las que junto con sus aliados del PAN y el PRD apenas pudieron ganar al partido del presidente cinco de las 21 gubernaturas en disputa.
Mientras que a la popularidad del presidente sólo le hicieron cosquillas; justo en agosto de 2020, cuando el portal Latinus (propiedad del exgobernador priísta de Tabasco, Roberto Madrazo) filtró el primer videoescándalo de los hermanos de AMLO, el presidente contaba con una aprobación de 53.8%, dos años después –con corte al 4 de agosto–aumentó a 57.6% (Mitofsky, 4 de agosto 2022), en buena medida porque a diferencia de Peña Nieto, que promovió investigaciones judiciales contra exgobernadores corruptos del PRI que financiaron su campaña a la presidencia en 2012, para usarlos de pararrayos y evadir toda responsabilidad, el presidente López Obrador ha decidido hacerlo pero en contra de sus adversarios.
Lo que de acuerdo con los niveles de popularidad que mantiene, le ha redituado más en términos electorales a Morena, que la dichosa videoteca de Peña Nieto al PRI y sus aliados. ¿Qué le hace pensar al expresidente que soltando más videos podrá conservar el Estado de México?
En esto de ser el payaso de las cachetadas, Peña Nieto lleva las de perder. Un video más contra AMLO no evitará que Morena le despoje su botín al Grupo Atlacomulco, pero sí puede acelerar la orden de aprehensión contra su predecesor, si Peña Nieto no saca las manos de la elección del Estado de México el próximo año.
Anteriormente se decía que la elección del Estado de México era un laboratorio de la elección presidencial, pero en 2023 esa idea se queda corta; estará en juego el cambio de régimen en el país.