Rodolfo Rivera Pacheco
Justo en el momento en que estaba pasando por su peor momento en cuanto a aprobación social, Andrés Manuel López Obrador una vez más puso en el centro de la discusión nacional el tema que más aborrecen los mexicanos de los políticos: La maldita corrupción en todas sus vertientes.
Sobre la baja en la evaluación que hace la gente de su gobierno, justa o injustamente, al presidente le tocó la peor crisis social-económica de la historia contemporánea y eso hace que, naturalmente, la gente busque responsables o culpables de sus ya enormes problemas actuales. En todo el mundo está pasando: los pueblos están culpando de las muertes y de la crisis económica a sus gobernantes.
En cualquier país y cualquiera que sea la filiación de las autoridades: Todos están recibiendo un enorme rechazo social.
Desde luego las oposiciones en cada país también juegan su rol y en México se han cansado de criticar lo que hace o deja de hacer el presidente de la República y todos sus colaboradores. Me pregunto si un presidente de otro partido estaría haciendo las cosas mejor.
Porque hablando de esa oposición, que venía recreándose en críticas e insultos para el presidente y compañía, ahora sabemos cómo gobernaban y cómo manejaban el presupuesto y su relación con el Poder Legislativo.
Muchos sabíamos que el gobierno de Enrique Peña Nieto fue corrupto y desde el escándalo de su “Casa Blanca” se vino abajo en cuanto a imagen.
Pero lo que ahora sabemos de Emilio Lozoya Austin y su paso por la Dirección de Pemex nos ha venido a confirmar lo que siempre supimos: El PRI en alianza con el PAN (básicamente) usaron poder y recursos de la paraestatal para hacer negocios, robar y corromper.
Hoy nos enteramos (la revista Proceso es prolífica en el tema en su número de esta semana) que el director de Pemex y sus colaboradores, en armonía con el presidente de la República y su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, usaron millones (¿cientos? ¿miles?) de pesos para comprar el voto de diputados priístas, panistas y de otros partidos, para sacar adelante la mentada reforma y con ello abrir el área energética a la iniciativa privada, la cual seguramente también recompensó bastante bien a los mismos funcionarios.
Una marranada de corrupción, tráfico de influencias y negocios ilícitos entre toda la banda de bribones que eran en su momento funcionarios gubernamentales, de Pemex y diputados.
Lozoya está cantando (y aseguran que posee 16 horas de videos, lo cual será demoledor en su momento para los protagonistas) y hoy sabemos que bribonzuelos panistas como Ricardo Anaya (líder en ese momento de la bancada y después inmaculado candidato presidencial al que “se le persiguió” injustamente por sus transas en Querétaro) y varios más (como los hoy gobernadores Francisco Domínguez de Querétaro, quien ya sueña con ser candidato presidencial porque está “muy bien calificado” en encuestas pagadas; o Francisco García Cabeza de Vaca de Tamaulipas, ambos diputados en aquel entonces) recibieron millones a cambio de sus votos a favor para la reforma energética. Otros cobraron con contratos y obras.
El cuento apenas empieza. Hasta hoy todo ha sido dichos mediáticos y trascendidos que han conseguido distintos medios (Reforma, Proceso, Código Magenta, etcétera). Pero la parte sustancial será cuidadosamente dosificada. Cuando se publiquen videos será el acabose para el PAN y sus principales líderes y gobernadores (y precandidatos en Puebla, desde luego).
Por cierto, muchos tontitos han difundido que el gobernador Miguel Barbosa también “estuvo coludido” en la trama de recibir dinero de Lozoya. Pero sin ánimo de defender a nadie… Barbosa no votó a favor de la reforma energética, vaya, la rechazó. Valiente tontería haberle pagado a alguien para que votara en contra ¿no? Desde luego, son panistas los que quieren embarrar a todos. Como en la primaria, cuando se hacía una travesura: “Sí fui yo, pero también aquél y aquél y aquél”.
Una vez más, pues, Andrés Manuel López Obrador está despertando el ánimo de sus simpatizantes. Una vez más despierta en el inconsciente colectivo de los mexicanos que sí había corrupción –y mucha– durante los gobiernos del PRIAN.
¿Exageración? ¿Estrategia electoral? ¿Desesperación porque bajó en las encuestas? Todo eso y más quizás. PERO de que le funciona, le funciona. Eso es lo que les revienta a sus enemigos, hoy verdaderamente desarmados (y escondidos casi todos).
Y en Puebla, la ASE, en días, también irá por los corruptos de antes… y varios ya no tendrán fuero que los proteja.
Pronto varios serán compañeros de patio de Eukid Castañón en Tepexi. O bueno, ok, algunos serán huéspedes en San Miguel.
¿Ahora me entienden cuando les digo que no todo está decidido para 2021?
Todavía van a pasar muuuuchas cosas. Acuérdense.
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