En el centro de Chignahuapan, un recinto que era sólo casa, ahora se estrena como Museo Mexicano del Axolote (Mumax), con talleres, cursos, conversatorios y actividades musicales, restaurante de manjares serranos, souvenirs y sala lúdica.
Ambystoma Velasci es el nombre de la especie endémica de ajolote de la Sierra Norte. En este lugar se conserva, junto con otras en peligro de extinción, de las 19 que hay en todo México, no sólo en Xochimilco.
El proyecto de transformación y lanzamiento del Mumax inició desde hace casi un año; la pandemia abrió un paréntesis de seis meses. La tarea se ha retomado. Este lugar abre todos los días, excepto el martes. Por 25 pesos, la museografía explica las particularidades del “monstruo acuático”, nombre náhuatl original: atl (agua) y xolotl (monstruo). Casa del Axolote ha sido registrada ante la Semarnat como Unidad de Manejo Ambiental (UMA).
Yanín Carbajal comenzó todo. En un estanque comenzó, con asesoría de expertos, los intentos para lograr la reproducción de ajolotes en cautiverio porque en los lagos y ríos de la región, la tilapia introducida para crianza y comercio eligió de alimento preferido los huevecillos de este anfibio.
Para evitar la extinción, la familia convocó esfuerzos de especialistas y, al cabo de un quinquenio, comienza a tener resultados. Y ya tiene permisos y registros.
La facultad del ajolote de regenerar las partes del cuerpo, estudiada por diversos equipos científicos, es una de las etiquetas que subrayan a esta especie en la esfera mundial del conocimiento y la investigación de laboratorio. El microuniverso se encuentra en la calle de Castro 16, a unos pasos del centro del municipio serrano.