Silvino Vergara Nava
¿No es increíble todo lo que se puede tener adentro de un lápiz?
Quino
El pasado 30 de septiembre falleció el creador de las tiras cómicas “Mafalda”: Joaquín Salvador Lavado, universalmente conocido como Quino. Falleció a los 88 años. Entre 1964 y 1973 publicó las historietas que describieron, desde Argentina, el mundo postmoderno, uno que no encuentra la esperanza ni celestial ni, menos aún, terrenal; un mundo que observa cómo la ciencia y sus avances han sido insuficientes y, a veces, perjudiciales para la humanidad; una época en la que cada miembro de la especie humana es medido por su nivel de consumo, donde todos están controlados por los Estados cada día más totalitarios y donde cada quien contradice sus propios principios con sus acciones. Este mundo era el que describían esas agudas e irónicas tiras cómicas desde hace más de 40 años.
Y, precisamente hoy, pareciera que siguen siendo tan vigentes estas tiras cómicas como lo fueron en sus tiempos; describen las incongruencias que vivimos, como lo sucedido esta semana (concretamente, el 1 de octubre de 2020) en la Suprema Corte de Justicia de la Nación; donde se autorizó la procedencia y constitucionalidad de la consulta formulada por el presidente de México para enjuiciar a los expresidentes. Lo cual, en sentido estricto, no debió suceder, pero ha sucedido.
Es una decisión muy poco afortunada, que está provocando que se ponga de nuevo en la palestra de los tribunales y juzgados la denominación de “la derrotabilidad del derecho”. Ésta consiste en que el derecho y sus instituciones son usados para fines ajenos al propio, los cuales están muy bien delimitados, como es la seguridad jurídica y la justicia.
Con esta resolución de la Corte, nuevamente, se pone en tela de juicio el papel del derecho; sobre todo, el del Estado de Derecho y, particularmente, el de la división de los Poderes; porque, debido al origen del principio del Estado de Derecho, se debe contar con los pesos y contrapesos suficientes para que no exista un poder del Estado sobre otro. Ahora bien, está sucediendo exactamente lo contrario con esta decisión.
En la doctrina, se ha sostenido que las sentencias y las decisiones judiciales tienen dos razones: el Estado y el derecho.
Las primeras significan que la decisión versa sobre intereses económicos, políticos, sociales, pero no jurídicos. Por ende, muchas veces, las sentencias se dictan para tales fines y dejan a un lado lo jurídico. A eso se le denomina “derrotabilidad del derecho”, pues la seguridad jurídica o a la justicia se hacen a un lado, como ha sucedido en este caso de la decisión de la consulta.
Esta resolución provocará que el propio Poder Judicial pierda legitimidad, sobre todo, ahora que estamos en tiempos muy complicado, cuando muchas de las decisiones jurídicas versan sobre la situación que los particulares están viviendo, situaciones como el caso de responsabilidad patrimonial del Estado por el incorrecto tratamiento de los problemas de salud, el trato a los enfermos y sus familiares, o por la ausencia de políticas económicas, fiscales y laborales; todo lo cual, finalmente, terminará en los tribunales, particularmente en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
De este modo, y con tal resolución, las decisiones en un futuro podrían tener una inclinación oficialista, es decir, podrían ser decisiones meramente de Estado y no jurídica, poniendo en entre dicho al propio derecho, a las instituciones del Estado y, lo que es más, al Estado de Derecho.