Soliloquio
Felipe Flores Núñez
Sobran razones para afirmar que el recién iniciado 2024 será un año singular.
Para el regocijo, está prevista la celebración de los Juegos Olímpicos de París, la fiesta deportiva más grande del mundo, cuya pasada edición se vio tristemente opacada por los estragos de la pandemia por la COVID-19.
En este año también habrá elecciones en los Estados Unidos, lo que conlleva enormes implicaciones para nuestro país en temas torales como la economía, la migración y la seguridad nacional en vertientes relacionadas al tráfico de armas y de drogas, cada vez más lesivas en el caso del fentanilo.
En torno a dicho evento, un posible retorno a la presidencia de Donald Trump sería tan lamentable como catastrófico.
No obstante, nuestra mayor atención, sin duda, estará focalizada en lo que pueda ocurrir dentro del ámbito nacional y local, que será bastante.
Será éste el último del mandato de Andrés Manuel López Obrador, cuyo activismo e injerencia en asuntos políticos seguramente será ilimitado con presagios de una mayor fractura social.
Se abocará a concluir sus obras magnas y tendrá un cierre sin mayores sorpresas.
Con mejores expectativas, también concluirá su periodo el mandatario estatal Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
El conjunto de proyectos agendados será de gran beneficio para Puebla, mientras que entre sus aportaciones seguirá valorándose haber mantenido a salvo la gobernabilidad, reconciliación y paz social.
En ese entorno, habremos de afrontar también en 2024 una elección que ya está marcada como histórica porque llevará por primera vez a una mujer a la Presidencia de la República.
En Puebla se protagonizará la elección más grande del país. Además de la presidencia, 16 diputaciones federales y tres senadurías, elegiremos aquí la gubernatura, 41 diputaciones, 217 presidencias municipales y mil 818 regidurías.
A seis meses del proceso electoral, las tendencias lucen inobjetables.
Por las razones que sean, todo hace indicar que Morena mantendrá la Presidencia de la República. La ventaja de Claudia Sheinbaum sobre su opositora Xóchitl Gálvez es francamente irremontable.
Así, la expectativa se mantendrá en la conformación del Congreso de la Unión.
Lo más sano para una mejor vida democrática, es que nadie logre una mayoría como para imponer cambios estructurales que afecten el entorno institucional.
Es de esperarse entonces que un voto diferenciado permita los equilibrios necesarios para mantener los contrapesos y pueda prevalecer el impulso a políticas de transparencia y de rendición de cuentas.
En Puebla no hay nada escrito todavía, si bien la ventaja la mantiene hasta ahora Alejandro Armenta Mier al frente del proyecto morenista.
Su amplio posicionamiento y el dominio que posee sobre el diagnóstico de la entidad podrían ser determinantes, aunque no puede menospreciar como rival a Eduardo Rivera, del frente opositor, al ser un político con experiencia y capacidad probada.
Será una disputa cerrada y de pronóstico reservado. En este caso, la lucha es entre dos, ya que de Fernando Morales Martínez, el tercero en disputa por Movimiento Ciudadano, mejor ni hablamos.
Ya se verá también qué tan potente es la oleada morenista en el caso de las elecciones municipales. Todo puede ocurrir.
Por caprichos del marco normativo, estamos ahora en el llamado periodo de “intercampañas”.
En éste las coaliciones y fuerzas políticas acuerdan y registran a sus candidatos para las diputaciones locales y presidencias municipales, para luego acceder a la fase formal de campañas electorales.
Será entonces cuando ocurra la batalla definitiva. Mítines, discursos, encuestas, anuncios espectaculares, juego sucio, saturación en redes sociales y un alud de promocionales en radio y televisión.
Posiblemente hartos, llegaremos así al domingo 2 de junio a la jornada electoral.
Será entonces el momento crucial que pondrá a prueba, quizá como nunca, el auténtico peso de la participación ciudadana.
Todavía hay tiempo para la reflexión.
Se vale ponderar, recurrir a la balanza con los pros y contras, aunque esta vez sin vacilaciones. Está en juego nuestro futuro, el de nuestras generaciones.
Por todo ello y más, es que 2024 será un año singular.