Soliloquio
Felipe Flores Núñez
Es frecuente que los políticos pronuncien frases que con el tiempo quedan enraizadas en la memoria colectiva. Por chuscas, muchas forman parte de la narrativa popular, pero otras –muy pocas– llegan a ser aleccionadoras por su profundidad casi filosófica, como aquella de “La forma es fondo”, de Jesús Reyes Heroles, el memorable ideólogo del PRI.
Otras expresiones han correspondido a momentos determinados y a ciertas coyunturas, entre ellas, figuran desde el “Mátenlos en caliente”, de Porfirio Díaz, hasta “Las relaciones con Estados Unidos ni nos perjudican ni nos benefician, sino todo lo contrario”, del expresidente Luis Echeverría Álvarez.
Muchas otras son parte del dicharachero nacional, como: “El que se mueve no sale en la foto”, del líder obrero Fidel Velázquez; “Defenderé al peso como un perro”, del expresidente José López Portillo; “Un político pobre es un pobre político”, del profesor y exgobernador mexiquense Carlos Hank González.
Destacan también “A los del PRD ni los veo ni los oigo”, de Carlos Salinas de Gortari; “¿Y yo por qué?, de Vicente Fox; y más reciente, “Esto es un complot”, del actual mandatario Andrés Manuel López Obrador.
Recurro ahora a una más de esas “frases célebres”, porque encaja a perfección con la realidad de la política actual, cuando todos estamos enrolados en el juego de la sucesión: “La caballada está flaca”, que pronunciara a mediados de los años 70 el caciquil exgobernador guerrerense Rubén Figueroa, para descalificar a quienes en ese momento aspiraban a sustituir en la Presidencia de México a Luis Echeverría Álvarez.
Fue en esa circunstancia del PRI absoluto, un decir muy atrevido por parte de ese folclórico personaje, ya que en esa lista de precandidatos figuraban políticos de altura, entre ellos Porfirio Muñoz Ledo, Mario Moya Palencia, Pedro Ojeda Paullada, Carlos Gómez Betancourt y, quien finalmente resultara electo, José López Portillo.
Esa afirmación de que la caballada está escuálida viene bien en estos días para ilustrar a la cuadrilla que ahora se apresta a competir por la candidatura a la Presidencia de la República, en un momento que es histórico para la vida nacional.
Son al menos 14 los personajes que según el colectivo Unid@s, conformado también por las organizaciones Frente Cívico Nacional, Poder Ciudadano, Sí por México, Sociedad Civil México, UNE México y Unidos por México, presentó en días recientes como presuntos “presidenciables” para ir al frente de un grupo opositor en los comicios de 2024. En ese listado se ubican aspirantes de todos los colores y sabores, según el gusto. Es decir: los hay “de chile, de dulce y de manteca”, para apelar a otra conocida expresión popular.
Dejo al lector la evaluación que mejor crea conveniente, pero tras un rápido repaso entre los aspirantes pareciera que no todos tienen el tamaño ni las virtudes suficientes como para enfrentar lo que será la brutal embestida que prepara el oficialismo, representado por Morena, para mantener la vigencia de la 4T en el poder.
Es loable, no obstante, que haya voluntad de diversos grupos ciudadanos por conformar un frente común, a fin de detener la oleada morenista, pero no se ve al menos en primera instancia que algunos de los propuestos tengan el nivel para tan grande y complejo desafío.
Destaca entre todo el grupo la actual senadora del PRI, Beatriz Paredes Rangel, política de cuerpo entero, con amplia experiencia legislativa y en cargos públicos, entre ellos, haber sido una muy aceptable gobernadora de Tlaxcala. Es quizá una de las mejores cartas de la oposición para la elección de 2024, la que, a su juicio, se optará entre mantener la regresión autoritaria o profundizar en la democracia.
Figura además la también senadora del tricolor Claudia Ruiz Massieu, quien ha llamado hacer todo lo posible para que la oposición gane además el Senado y así se puedan impulsar estrategias políticas que anulen los excesos de la 4T. Afirmó que un gobierno de coalición, con la ciudadanía al centro, es la mejor opción para reforzar la democracia en México.
Otra senadora está más que presta para participar: Lily Téllez, quien ha confrontado duramente a la 4T. Con su estilo estridente, ella convoca a detener “la ruina institucional del país” y el “presidencialismo autoritario”, que busca destruir la democracia. “Nunca más México en manos de una sola persona”, afirma, al tiempo de prometer poner orden en el país, así como abatir la inseguridad y la violencia.
Cualquiera de ellas tres tendría posibilidades, si la idea es que la disputa sea entre mujeres, bajo la muy amplia posibilidad de que Claudia Sheinbaum sea la corcholata que resulte “electa” por Morena.
Hay dos exgobernadores en ese grupo, con muy escasas posibilidades: Francisco Javier García Cabeza de Vaca, de Tamaulipas, y Silvano Aureoles, de Michoacán, además del exjefe de gobierno de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, ahora diputado federal por el PRD.
El sector empresarial está representado por Gustavo de Hoyos, a quien por su relación con los socios de los sindicatos patronales del país y a quien le atribuyen que maniobra junto con Claudio X. González las embestidas mediáticas contra el presidente López Obrador. El exdirigente de la Coparmex ha llamado a pasar de un gobierno de camarillas, como el actual, a uno de profesionales que considere las propuestas de la sociedad.
Otros que están enfilados a contender por el bloque opositor son Demetrio Sodi, exdiputado por el PRD y exalcalde de Miguel Hidalgo en la capital del país, y el panista Juan Carlos Romero Hicks, quien ha llamado “soberbio” a López Obrador y ha dicho que deben combatirse cuatro cánceres que abaten a país: pobreza, violencia, corrupción e inseguridad.
El grupo más selecto de quienes podrían lograr la candidatura opositora, ya sea por su perfil profesional, experiencia, capacidad, habilidad política y alto nivel de conocimiento, está conformado en su mayoría por personajes ligados con el PRI. Entre ellos figura Enrique de la Madrid, hijo del expresidente Miguel de la Madrid Hurtado e Idelfonso Guajardo, actual legislador federal y quien ocupara la secretaria de Economía en el pasado sexenio, en cuyo periodo fue pieza clave para concretar el tratado de libre comercio aún vigente con Estados Unidos y Canadá.
Destaca también José Ángel Gurría, muy eficiente exsecretario de Hacienda con Ernesto Zedillo y exsecretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), quien por cierto estará la próxima semana en Puebla, invitado por un grupo de empresarios locales.
Y también, con muchos adeptos y bueno bonos, el panista Santiago Creel, quien ha enaltecido la posibilidad de ir en coalición entre partidos opositores y grupos sociales y “quienes pensamos que primero es México, antes que cualquier otro interés”, además de asegurar que ya se tiene clara la ruta y ese mapa es la propuesta ciudadana para que nadie se quede atrás.
Al final de la pasarela donde cada uno tuvo ocasión de exponer sus propuestas, tomados todos de la mano en señal de unidad, exclamaron al unísono que “Morena y sus corcholatas son vencibles y les vamos a ganar en 2024”.
¿Podrá vencer a Morena una eventual alianza PRI-PAN-PRD con uno de los aspirantes referidos como representante de la sociedad civil y un amplio voto ciudadano, o es que por desgracia, en verdad luce flaca la caballada opositora? Usted dirá.