En poco más de una semana se iniciará la promoción comercial más grande del país con el denominado Buen Fin, que tendrá duración de una semana y que por celebrarse en un entorno inédito y complicado amerita muchas reflexiones.
El pasado lunes se presentó formalmente lo que será la décima edición a realizarse del 9 al 20 de noviembre, con la que comerciantes, restauranteros y empresarios del sector turístico poblano esperan resarcir los severos daños causados por las crisis económicas y de salud por la pandemia de COVID-19.
La presentación del Buen Fin ameritó la presencia de los presidentes del Consejo Coordinador Empresarial, José Ignacio Alarcón Rodríguez Pacheco, así como de las cámaras de Comercio, Marco Antonio Prósperi Calderón, y de la Industria Restaurantera, Olga Méndez Juárez.
El anuncio transcurrió en un ambiente de optimismo, al grado que se estimó una derrama económica que pudiera rebasar los 6 mil millones de pesos.
Se destacó también que en esta ocasión participarán casi 6 mil empresas de diversos giros, con la expectativa de que la demanda supere la de años anteriores, toda vez que desde su creación en 2011, el Buen Fin se ha convertido en uno de los eventos comerciales más importantes por su muy alto flujo económico.
Se dijo igualmente que por primera vez el evento tendrá una duración de 12 días, en lugar de los cuatro de otras ediciones, “para incentivar, incrementar y dar movilidad al mercado laboral y así oxigenar la economía de los comercios locales”.
Se mencionó, por supuesto, que ante el panorama de la contingencia sanitaria por COVID-19 se han observado las medidas pertinentes para salvaguardar la salud de los consumidores y trabajadores.
En su turno, la presidenta estatal de la Canirac, Olga Méndez Juárez, informó que al menos 450 restaurantes ofrecerán promociones con descuentos en el consumo de 5 al 20 por ciento.
El sector turístico por su parte, tan ávido de clientela, ofrecerá paquetes sin precedentes, pues además de los plazos de pago comunes, de seis a 12 meses sin intereses, esta vez tendrá promociones de periodos hasta 40 meses, mientras que las instituciones bancarias otorgarán el triple de puntos para pagos con tarjeta de crédito.
También estuvo ahí el director en Puebla de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), Miguel Ángel Moreno Muñoz, quien aseguró que la dependencia realizará supervisiones para evitar alteración de precios y posibles abusos de los comerciantes.
Como corresponde, también se contó con la presencia de la secretaria de Economía del gobierno estatal, Olivia Salomón Vivaldo, quien aclaró que en ningún caso se permitirá a los comercios aumentar el aforo de 30 por ciento, aunque eventualmente podría permitirse la ampliación de horarios.
Todos ahí se sumaron al llamado a la ciudadanía para que durante la semana de compras se acaten las medidas sanitarias de prevención, en especial a lo que se refiere al uso de cubrebocas y conservar la sana distancia.
La propia Olivia Salomón exhortó al sector comercio y servicios se apegue a las medidas preventivas, las 10 Reglas de Oro que se han estado promoviendo para evitar más contagios.
Refirió que la Coordinación General de Protección Civil Estatal vigilará plazas y centros comerciales para supervisar aforos, evitar aglomeraciones y hacer que se cumplan las medidas de higiene.
También planteó un consumo razonado, verificar precios y adquirir productos que se puedan pagar y que no lesionen los bolsillos de las familias, consolidando esta temporada como un espacio de reactivación económica.
Todo parece estar listo y en aparente orden, no obstante, los tantos buenos deseos tendrían que ser asumidos con cautela.
Ojalá que lo descrito así sea y que el Buen Fin transcurra sin contratiempos en Puebla como se ha previsto para que sirva de detonante y favorezca la urgida reactivación económica y apoye al empleo.
Es muy cierto que una buena parte de la población espera esa fecha con especial entusiasmo. Son muchos los que incluso ahorran con suficiente antelación para adquirir productos que ambicionan ya sea por necesidad o lujo, especialmente electrodomésticos, muebles y ropa y hasta en algunos casos, automóviles y motocicletas.
Otro tanto de personas está percibiendo el momento como una oportunidad para romper su tediosa monotonía, los días duros de un largo confinamiento que parece no terminar jamás. Hacen falta razones para el esparcimiento y esta es una que no podrían desperdiciar.
Unos y otros, hay que visualizarlo, seguramente se desbordarán a los centros comerciales, a las tiendas de conveniencia, al centro histórico y a otras zonas típicas de actividad comercial.
Ya esta misma semana se vieron largas filas para acceder a centros comerciales, el caso de Angelópolis es el más significativo.
¿Qué se puede esperar cuando el señuelo de las “ofertas increíbles” estén al orden del día?
A todos hay que advertir que la pandemia del COVID-19 no ha cesado y que incluso, en esas fechas podrían manifestarse, no lo deseamos, por supuesto, las primeras señales de un posible rebrote que pudiera provocarnos un freno.
En el caso de Puebla la curva epidemiológica parece haberse estacionado, pero se mantiene el estado de alerta y en semáforo color naranja.
Justo es reconocer que en las semanas recientes el comportamiento social ha sido el adecuado y aunque el llamado al Pacto Comunitario revela buenos saldos, no es tiempo de confiarse. El amago de un rebrote está presente.
No es para alarmar a nadie, pero debido a un relajamiento tras un primer embate de contagios, lo que está ocurriendo en Europa es patético: toque de queda en Francia, España y Bélgica; en Reino Unido, prohibición de reuniones de personas que no vivan en la misma casa; en Alemania, límite de 25 personas en reunidas establecimientos públicos y en Italia, cierre de restaurantes a las 18 horas.
No estamos ni siquiera insinuando la postergación del Buen Fin, si acaso se trata de dimensionar lo que pudiera ocurrir si se presentan aglomeraciones, como parece ser que se producirán.
Sin duda éste sería el evento de mayor movilidad de personas desde que comenzó la pandemia en marzo pasado.
Desde entonces hemos afrontado ya diversas etapas restrictivas y superado escollos en acontecimientos multitudinarios que representaban riesgos: el día de la madre, por ejemplo, o el próximo cierre de panteones por el Día de Muertos, el haber mantenido cerradas las puertas del Estadio Cuauhtémoc o la anunciada cancelación de los festejos guadalupanos.
El Buen Fin representará, queramos o no, un alto peligro de contagio por la alta afluencia de personas en los centros comerciales, aunado al manejo constante de dinero en efectivo y a una alta movilidad de mercancías.
Hagamos pues conciencia de ello.
Y en su caso, promovamos con insistencia el mejor comportamiento social posible. Todos saben las formas de contagio y también cómo evitarlas.
El resto es actuar con responsabilidad y compromiso solidario.
Cuidarnos todos y también, por supuesto, cuidar las finanzas personales.
Evitar, en suma, que el evento no termine siendo un “mal fin”.