Soliloquio
Felipe Flores Núñez
Recientemente hablé vía telefónica con quien llamaré Juan “N”, cercano amigo por muchos años, un poblano honesto y trabajador.
Abogado de profesión, trabajó en varios despachos jurídicos y luego tuvo acomodo en una dependencia de gobierno, pero tras la irrupción del morenovallismo fue excluido por una supuesta “falta de confianza”.
Con sus precarios recursos intentó después sobrevivir como comerciante, pero la pandemia de COVID-19 no sólo frustró sus proyectos, sino que pulverizó su economía.
Desesperado, ante la necesidad de mantener a su familia –esposa y tres hijos– decidió como muchos poblanos y mexicanos emprender “el sueño americano”.
Inició así la aventura en los Estados Unidos, donde después de muchas adversidades, finalmente pudo encontrar empleo en un restaurante de Nueva York.
Hoy es uno de los “héroes vivientes”, como llama el presidente Andrés Manuel López Obrador a los mexicanos que han tenido que salir del país ante la falta de oportunidades laborales.
Es también de los casi 400 mil mexicanos que en el 2021 tuvieron que emigrar al vecino país, muchos de ellos como Juan “N”, con múltiples capacidades y una preparación profesional.
Tener un título académico ya no es garantía de empleo en las actuales circunstancias. Cada vez son más los que buscan oportunidades de trabajo en el país vecino a costa de abandonar a sus familias.
De acuerdo al “Anuario de Migración y Remesas 2022”, entre el 2000 y el 2020, la población migrante mexicana con estudios de licenciatura, profesional y posgrado, se incrementó de 4.3% a 9.8%.
Eso hizo que tras una contracción registrada en el 2020, se fueron a los Estados Unidos unos 400 mil mexicanos, por lo que el volumen de migrantes pasó de 11.5 millones a 11.9 millones.
Tales cifras posicionan a México como el segundo país con más emigrantes desplazados a otros países. Eso implica casi el 9.32% de la población total.
Hoy en día, luego de la etapa más complicada de la pandemia ocurrida durante 2021, los flujos de mexicanos que migran hacia Estados Unidos se han retomado, según lo reconoce el Consejo Nacional de Población (Conapo).
Del mismo modo ha ocurrido una importante transición laboral en la ocupación de la población migrante mexicana en Estados Unidos, que durante muchos años se enfocó a labores del campo y la agricultura. Desde hace casi 20 años, casi la mitad trabajaba en los sectores de comercio y manufactura. Actualmente lo hacen principalmente en la construcción, hostelería y esparcimiento.
El reporte de anuario referido señala que “para mediados del 2021, el nivel de desempleo y los empleos de tiempo parcial de la población migrante mexicana, ya estaban en niveles pre pandemia, incluso mejor que la población nativa”.
Según los cálculos, de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, un 19.5% trabaja actualmente en el sector de la construcción; 13.8% en hostelería y esparcimiento; 13.2% en manufacturas y 12.4% en servicios profesionales y administrativos.
Eso provocó que el año pasado hubiera un promedio de 59 mil detenciones de mexicanos al mes por parte de las autoridades migratorias de EU, mientras que en 2022, la cifra asciende a 72 mil, lo que representa un incremento de 22 por ciento.
El corredor México-EU, señala la publicación, se consolidó como el más importante a nivel mundial, con 3.9 por ciento de la migración mundial, seguido por el de Siria-Turquía, con 1.4, y el de India-Emiratos Árabes Unidos, con 1.2 por ciento.
El repunte de la migración mexicana, indica, se vio favorecido por la relativa escasez de mano de obra en EU y la rápida recuperación de la economía de ese país.
También en 2021 se registraron 719 decesos de migrantes mexicanos en su intento de cruce al país vecino, la cifra más alta desde que se tiene registro en 2004.
Por otra parte, la edad promedio de la población migrante mexicana en EU pasó de 33.8 años en el 2000, a 38 en 2010 y a 45.2 en 2020. Y entre 2003 y 2020 un promedio de 150 mil mexicanos han obtenido cada año fiscal su residencia permanente legal en EU.
Ese enorme flujo migratorio ha impactado a sobremanera en los crecientes montos de remesas que llegan al país, que es el segundo receptor de remesas a nivel mundial, sólo por debajo de la India.
Pese a la desaceleración económica que se prevé en 2023, se estima que a México podrían llegar 62 mil 600 millones de dólares por concepto de remesas, alrededor de 7.0 por ciento más que lo que se espera se alcance en este año de 58 mil 500 millones de dólares.
Tan solo Banco Azteca ha expandido sus más de mil sucursales en 24 estados de la Unión Americana y presume tener cerca de 17 millones de usuarios, por lo que envía a México cada mes casi 2 mil millones de dólares, poco más de la mitad de lo que llega al país.
Buena parte de esos recursos proceden de migrantes poblanos que tan solo el año pasado enviaron dos mil 138 millones de dólares, unos 449 mil 900 millones de pesos.
Actualmente, en Estados Unidos viven más de dos millones de poblanos, de acuerdo con estimaciones de agrupaciones que brindan apoyo a los migrantes como Pies Secos. La mayoría vive en Los Ángeles, California y Nueva York.
Hoy Juan “N” ha podido estabilizar su situación económica, pero eso no lo hace completamente feliz.
Estar alejado de la familia es una losa muy difícil de soportar y teme que esa situación pudiera tener muy pronto efectos irreversibles.
Lamenta, como otros muchos, que en su país y en la ciudad donde nació, creció y se preparó, no existan actualmente oportunidades de trabajo.
Recrimina que el gobierno federal los desatienda y se aproveche de manera indirecta.
Y reprocha que mientras hace alardes del dinero que envían a sus familias, no tenga políticas públicas para repatriar a sus connacionales, ni tampoco para impedir su migración.