Fue para Puebla un fin de semana pletórico.
Hacía tiempo que los simbolismos que entraña la política –la de altura, muy lejana a la aldeana– no se respiraban tan copiosamente en nuestros lares.
Lo hizo posible la presencia en Puebla del presidente Andrés Manuel López Obrador y buena parte de su gabinete, con motivo de los festejos de la Batalla del 5 de Mayo.
Tras el acto, hay razones para sustentar el contento que expresó el mandatario estatal Miguel Barbosa.
Y es que la ocasión fue oportunidad para la emisión de mensajes, referencias históricas con sus paralelismos y expresiones de solidaridad.
Pero, sobre todo, un rubricado sello de lealtad entre el Ejecutivo federal y el gobernador Miguel Barbosa.
Hubo para Puebla, al fin, reconocimientos. Y también la voluntad de apoyo para brindar acciones a favor de la entidad.
Sólo así se entiende la frase en tono complaciente del gobernador Barbosa: “Ya nos está lloviendo –y bonito– en nuestra milpita”.
Ese día hubo elogios, como el expresado por el secretario de la Defensa Nacional para destacar que Puebla registra favorables resultados en el combate a la delincuencia, que se reflejan en reducciones notables durante este año en los índices de delitos de alto impacto.
Se destacó, además, que el mandatario poblano es el único que puntualmente participa en las reuniones diarias del gabinete federal de seguridad.
Otra distinción fue la expresada por el propio presidente al sector salud, por el manejo eficiente y responsable en Puebla durante la pandemia de COVID-19.
Durante los encuentros hubo también ofrecimientos, al menos en dos temas sensibles.
Uno, al fin, relativo al anuncio de que pronto se concretará la construcción del Hospital del IMSS que suplirá al San Alejandro, averiado de manera considerable en el sismo de 2017. Este hospital era el más grande de Puebla y ofrecía servicios incluso a pacientes de otras entidades aledañas. El presidente aseguró que ya está autorizada la obra y que incluso está en curso el proceso de licitación.
Si bien el sistema hospitalario de la entidad ha mostrado suficiencia, su rehabilitación es una urgencia ante la carencia de infraestructura que padece el IMSS, evidenciada especialmente en el hospital de La Margarita, en perjuicio de miles de derechohabientes poblanos.
El otro tema a destacar tiene que ver con el compromiso presidencial de apoyar al gobierno estatal para rehabilitar el Aeropuerto Hermanos Serdán. La idea es convertirlo en una importante central de embarque industrial, con conexiones a nivel nacional e internacional.
“Si el gobierno del estado decide apoyar para que se utilice más al aeropuerto con propósitos de carga, nosotros también ayudamos”, dijo AMLO en su estancia en Puebla.
La pretensión del gobierno estatal es tener al menos 51 por ciento del control y operación para convertir esa central aérea –desperdiciada ahora con escasos vuelos comerciales– en un punto estratégico de entrada y salida de mercancías.
Se trata de aprovechar la ubicación geográfica inigualable de Puebla, que facilita el movimiento a gran escala de cargas hacia cualquier punto del país.
Tal propuesta requiere mucha inversión y ese rubro hay también avances. A los recursos estatales más los que pudieran venir de la Federación, se sumaría la participación de empresas privadas que ya en una primera instancia han mostrado interés.
Más allá de toda esa buena intencionalidad en los ámbitos referidos, que tendrán efectos a corto plazo, lo relevante es que la puerta entre la Federación y Puebla parece haber quedado abierta y eso podría ser pauta para concretar otros proyectos de mayor magnitud.
Ello también disipa así la versión de posibles fracturas o malas interpretaciones derivadas de un trato hacia Puebla, no siempre en los mejores términos por parte de algunos funcionarios federales. Son muchos los ejemplos, sería ocioso señalarlos.
En este nuevo escenario la expectativa se centra ahora en otros asuntos que involucran a Puebla con instancias federales, todavía pendientes de resolución.
Uno, quizá el más relevante, se relaciona con la oferta del gobierno federal a las entidades al país –que no ha llegado todavía a Puebla– para sumarse al proyecto que apunta a federalizar los servicios de salud, mediante el nuevo programa IMSS-Bienestar.
A este nuevo modelo, por demás ambicioso, se han acogido la mitad de los gobernadores, pero en Puebla parece no convencer bajo el razonamiento de que aquí el sistema de salud es de los más eficientes del país.
Actualmente, dicho sistema atiende a 70 por ciento de los 6.5 millones de pesos con una muy sólida estructura humana y hospitalaria sumamente acreditada, por lo que no parece haber razón de hacerse a un lado.
Otro tema pendiente en la agenda bilateral es la excesivamente prorrogada mudanza de las oficinas centrales de la SEP a Puebla, la cual no tiene visos de que se pudiera concretarse ante un aparente desinterés de la secretaria Delfina Gómez, ocupada más en su nuevo modelo educativo y en su aspiración por la gubernatura del Estado de México, en la elección de 2024.
Pese a que es una instrucción presidencial, el traslado de la SEP a Puebla lleva más de tres años de retraso y ese desdeño se presta a todo tipo de interpretación.
Un caso más que debería resolverse pronto, por sus múltiples implicaciones, es el reiterado incumplimiento de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), la que a pesar de un compromiso pactado en convenio, ha dilatado inexplicablemente la remisión la información sobre las empresas gaseras instaladas en Puebla.
Ese mero trámite burocrático está impidiendo, nada menos, que el gobierno estatal pueda afrontar y combatir el creciente delito de robo de combustible y su consecuente venta ilegal. ¿Por qué la displicencia de la ASEA? ¿Qué intereses hay detrás?
Así, mientras que habrá que esperar cómo evolucionan esos asuntos y un eventual trato diferente para Puebla, hay motivos para seguir valorando las implicaciones que tuvieron los festejos del 5 de mayo y, también, elogiando el majestuoso desfile que le devolvió a Puebla su espíritu cívico.
El 5 de mayo fue, en suma, no sólo la oportunidad de festejo y de reflexión sobre aquella heroica defensa ante la invasión francesa. Irradió también la política, las mejores intenciones y señales de que a Puebla ya le llueve en su milpita.
Ya veremos si en verdad amor con amor se paga.