Soliloquio
Felipe Flores Núñez
El tiempo, como lapso de vida, siempre ha sido un tema inspirador.
Se dice que es oro y que hay más tiempo que vida.
Advertiría Renato Leduc que conocer el tiempo es una sabia virtud.
El ilustre escritor y poeta aludía al amor, pero en la vida pública, en la política, el tiempo o “los tiempos” son también un inapelable referente.
Eso lo sabe a plenitud Sergio Salomón Céspedes Peregrina, al menos desde que rindió protesta como gobernador interino en los días aciagos del pasado diciembre.
Su aliado y su principal rival ha sido el tiempo, lo es. Van con él y contra él en una inercia inevitable.
Hablando de “tiempos”, se dice que llegó tarde a una posición que aspiraba para el futuro con amplia expectativa. En cambio, también sería válido afirmar que en realidad llegó puntual para cumplir relevo inesperado, del que se ha propuesto obtener la mayor ventaja.
Tal vez se adelantó, pero sabe que su tiempo es ahora. Ni antes, ni después.
Ante ese inevitable quiebre, ha optado por estar ahí, sujetado al timón de un barco que parecía irse a la deriva. Ahí, todo el tiempo omnipresente para aprovechar cada día, cada circunstancia y cada momento.
Esta semana, el mandatario poblano apeló al tiempo para compartir reflexiones de lo que ha ocurrido durante el tránsito del incesante lapso en sus primeros 200 días.
El mensaje es revelador porque marca las pautas y el perfil de su mandato; desde el ayer imprevisto hasta al ahora dinámico, así como la perspectiva para lo que resta de su tiempo.
En su largo mensaje, fue puntual al reiterar que servir a los poblanos ha sido el más alto honor de su vida profesional. Y a manera de recuento, enlistó avances y proyectos.
Se sinceró al aceptar que las jornadas has sido complicadas. “No es fácil gobernar un estado como el nuestro, las horas del día a veces no alcanzan, porque Puebla es grande y diversa, como diversos son sus problemas.
En estos 200 días lo que hemos buscado es comenzar por lo básico que debe hacer cualquier gobierno: estar presente”, escribió en sus redes sociales.
En cuanto a las tareas cumplidas, dijo que ha buscado estar presente en las agendas de una entidad multicultural acelerando de mano de los empresarios la productividad de la entidad, sumando esfuerzos con productores “para colocar a Puebla como líder regional y puerta por excelencia al sureste mexicano”.
En 200 días, aseguró, “hemos logrado la mayor cifra en generación de empleos de los últimos cinco años, así como el mayor nivel de atracción de inversión extranjera directa en una década”, y también –presumió– “consolidando nuestro liderazgo alimentario en la región centro del país… al tiempo que la derrama económica de la industria turística ha rebasado los niveles prepandemia”.
Se refirió también a las obras en curso o por iniciar, como Ciudad Universitaria 2, distribuidores viales, la nueva central camionera, la sede del Congreso y la línea 4 de transporte urbano.
En el contexto de los tiempos habló también en prospectiva al reconocer que “todavía queda mucho por delante”.
En esa ruta, adelantó que “en los siguientes meses, nuestra tarea principal consistirá en seguir acelerando a Puebla mientras que, como gobierno, mantenemos nuestro enfoque social brindando soporte, caminando al lado de las personas, acudiendo a su encuentro y acercando al gobierno a todos aquellos que más lo necesitan”.
Advirtió asimismo que “en los próximos meses también daremos continuidad a las obras sociales anunciadas con el apoyo del gobierno federal y la figura de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador”.
Quién lo diría. En la misma semana, la que ahora concluye, la ruleta del tiempo le concedió Céspedes Peregrina la oportunidad de acudir en dos ocasiones a Palacio Nacional; una para abordar temas de salud y la otra para asuntos relacionados con la zona metropolitana del país.
Apegado a su lealtad al mandatario, diría después que “su respaldo ha sido fundamental para acelerar el desarrollo, garantizar el bienestar y sentar bases sólidas de las siguientes generaciones”.
Hay pues una clara visión de los tiempos de su caminar –ya estuvo en un centenar de municipios y se ha propuesto visitar al cierre del año los 217 de la entidad– para cumplir “una nueva ruta de apertura a las distintas expresiones que conforman nuestra sociedad; lo mismo emprendedores que activistas, representantes y líderes sociales, pero, sobre todo, ciudadanas y ciudadanos”.
Al final de su mensaje convocó a la unidad por Puebla.
Y más que eso, ratificó su llamado “a que hagamos de esta unidad el motor que nos mantenga juntos, trabajando con un mismo objetivo”.
Asumió que las diferencias son válidas y hasta necesarias incluso en una democracia, “pero no debemos quedarnos estancados ahí, por el contrario, debemos seguir adelante, propiciar el diálogo y la disposición para construir”.
“Sólo se vive una vez, refirió citando a Simon Cohen –de los autores que más le han marcado en su vida–, pero si se hace correctamente, una vez es suficiente”.
“La transformación continúa y Puebla marca la pauta”, concluyó en su balance de sus primeros 200 días, que remataría el viernes por la noche para informar de una reunión de gabinete completo y recién ajustado, que “en estos 200 días de gobierno hemos intensificado nuestra agenda y vamos a pisar el acelerador para estar presentes en todo el estado”.
Ese contexto coincide con la publicación de un estudio de opinión que sitúa al gobernador Céspedes Peregrina entre los cinco mejor evaluados del país.
Según la encuestadora C&E, el mandatario poblano obtuvo una aprobación de 64%, al calificar su trabajo en materia de seguridad pública, salud, acciones para superar la pobreza, creación de empleo, manejo de las finanzas estatales y capacidad.
De vértigo, de ritmo acelerado y sin pausa a distracciones para dejar huella de un mandato que estaba en la agenda aspiracional, pero que el tiempo aceleró precipitadamente.
Asumiendo que se vive sólo una vez a suficiencia ha sido así, son y serán los tiempos del gobernador.