Quiérase o no, la elección del 6 de junio será el primer gran referéndum a los gobiernos de la 4T, y en particular al proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador, que aunque no estará en la boletas, será sometido a la evaluación ciudadana a través del voto.
No es cualquier cosa.
Está en juego su gestión y su futuro político, como el de sus aliados en gobiernos estatales y municipales y, de manera relevante, en el Congreso.
De ahí la preocupación de la corriente morenista que no sólo ha frustrado la posibilidad de constituir lo que parecía una fuerza político-electoral indestructible, sino que incluso parece debilitarse.
Esto ocurre justo en la víspera de los comicios, en medio de un clima de desencuentros y permanente polarización, generado desde la punta de la pirámide del poder.
Al erigirse él mismo como epicentro del acontecer nacional, la agenda presidencial se ha visto atiborrada de situaciones de conflicto.
Le han fallado las formas.
Se rompe así la sabia advertencia de Jesús Reyes Heroles, que justo refería la importancia de respetar las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es fondo.
El desgaste ha sido continuo y creciente.
Va de su enfrentamiento con la autoridad electoral por su vana defensa a dos candidatos a la gubernatura que fueron legalmente excluidos, – Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón-; a su obstinación por extender el periodo del Ministro Arturo Zaldivar al frente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, temas ambos que no son nada menores.
De ahí, al desplome en la línea 12 del Metro en el que, aun ajeno de responsabilidad, prefirió mantenerse al margen ante la implicación –ellos sí- de al menos dos de sus más allegados y posibles sucesores: el canciller Marcelo Ebrard y la jefa de gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Su falta de empatía ante una tragedia que conmovió al país, su ausencia física en un momento de fatalidad se desbordó con un ¡al carajo!, cuando le cuestionaron por su ausencia ante familiares de las víctimas.
“… Eso tiene que ver más con lo espectacular y lo que se hacía antes. No me gusta la hipocresía…esto no es de irse a tomar fotos, ¡eso ya también al carajo ese estilo demagógico, hipócrita! Eso tiene que ver con el conservadurismo…”.
Tal desatino fue rubricado por el comentario difundido con amplitud de la senadora morenista por Durango, Margarita Valdez, quien atribuyó el desplome de la estructura elevada del Metro a personas que pudieron moverla.
“No sabe uno si hay gente perversa, que hay mucho aquí en México, que en un descuido van y le mueven a la ballena para que se caiga, yo tengo una mente muy… de ¿por qué pasan las cosas? ¿Por qué no habían pasado antes?
Y hay más.
En días recientes AMLO arreció su embestida contra organismos autónomos y luego mandó una desconcertante nota diplomática a los Estados Unidos para cuestionar su presunto apoyo a la organización Mexicanos Unidos Contra la Corrupción e Impunidad, a la que acusó de traición a la Patria.
A todo eso se suman las crisis económica y sanitaria; son muchos los agraviados, el malestar se generaliza y eso impacta en los niveles de percepción ciudadana que recogen las encuestas más recientes.
Una de ellas revela que ciertamente hasta el cierre de abril, el nivel de aprobación al presidente Andrés Manuel López Obrador registra cifras muy altas, con 57 por ciento, pero es significativo que haya perdido cuatro puntos respecto al mes anterior, que era de 61 por ciento.
En general, las valoraciones han ido a la baja, que se refleja con el 27 por ciento de los consultados que opina que el país va por buen camino, mientras que 42 por ciento no lo percibe así.
Las evaluaciones en materia de corrupción bajaron de 33 a 23 por ciento y la relativa al manejo de la economía y la seguridad pública también registraron leves movimientos en un sentido negativo.
En cuanto a los atributos personales del presidente, la opinión favorable en torno a su honestidad se redujo entre marzo y abril, de 51 a 44 por ciento, el nivel más bajo hasta ahora en ese indicador, y de igual manera la percepción de liderazgo bajó, de 45 a 41 por ciento y su capacidad para dar resultados de 37 a 35 por ciento.
Otras encuestas indican también caídas en al menos ocho de los candidatos morenistas que disputan gubernaturas. De las 15 en disputa, están en riesgo más de la mitad y en casos como Nuevo León y Campeche, ya pasaron al tercer lugar.
Todo esto no significa el derrumbe de Morena y la inminente caída de AMLO, pero son señales de que las cosas no le vienen bien y el panorama es muy distinto tras su triunfo arrollador del 2018.
Seguramente ganarán muchas posiciones en todo el país y hasta es posible que mantengan su mayoría en el Congreso federal, pero igual de probable es que la tendencia se mantenga a la baja, lo que pone en riesgo su supremacía para la sucesión del 2024.
A estos descalabros, a la 4T le viene todavía una dura embestida postelectoral que le está fraguando el viejo lobo de mar Porfirio Muñoz Ledo, cuya estrategia será dada a conocer esta misma semana.
Se trata de todo un movimiento que ha denominado “Por la dignidad” con el claro propósito de obstruir el avance del proyecto de López Obrador quien, dijo, “está mareado con el poder y nos está conduciendo a una República bananera”.
“No es un nuevo partido político, es un movimiento social en defensa del país, de sus instituciones, de la democracia y de la legalidad ante un gobierno cada vez más duro y autoritario”.
A su juicio, es necesario frenar el personalismo del presidente, cuyo objetivo no es la reelección, “sino prolongar su mandato, tener un periodo adicional de al menos dos años para consolidar su proyecto, sus ideales, sus obras sin razón como el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y Dos Bocas.
“Lo del ministro Zaldívar en la Corte es un adelanto, un aviso de lo que pretende”, aseguró el todavía diputado al acusar que el derrumbe en la línea 12 del Metro develará en su momento la corrupción que ahí florece desde su concepción.
“Ahí está la corruptela de todo su grupo, él no roba, pero deja robar en abundancia, dice al aclarar que en todo este nuevo movimiento que apoyan amplios grupos sociales, políticos, intelectuales y académicos, no tiene ningún interés ni aspiración personal, “porque a mis 88 años tengo mucho que ganar y poco que perder”.
Todos estos avatares no son un buen augurio para el devenir de la 4T, y desde luego repercuten también en Puebla, donde no se cantan malas rancheras con los conflictos internos y las repetidas acciones plenas de ilegalidad.
El espacio ya no alcanzó, así que en la próxima colaboración hablaremos de ello.
Por lo pronto, para seguir en la línea del idealista político Jesús Reyes Heroles, dejo tres de sus frases más clásicas y aleccionadoras para ilustrar lo que está ocurriendo en el contexto político nacional y local:
“La política es tan limpia que ni los políticos sucios logran mancharla; es tan grande que ni los políticos pequeños logran empequeñecerla”.
“Los votos se reclutan con ideas y hombres. Con penuria de ideas y de hombres no hay votos”.
“La política demanda pasión, pero, a la par, mesura, sosiego interno, dominio de sí mismo, para no intentar dominar a otro u otros; aspirar a dominar las cosas y no a los hombres”.