Soliloquio
Felipe Flores Núñez
La presencia, este fin de semana, del secretario de Gobernación federal en Puebla, Adán Augusto López Hernández, no sólo calentó el ambiente político local, sino que dio motivo a varias reflexiones, de las que enlisto cinco más un pilón.
1.- Su visita fue parte de la gira que hace el tabasqueño por varias entidades del país para promover el aval de los Congresos locales a la controvertida reforma constitucional, recientemente aprobada por diputados y senadores, con la que se legaliza que las Fuerzas Armadas –con la Guardia Nacional a su responsabilidad–, se hagan cargo de la seguridad pública hasta 2028.
Para obtener el rango constitucional, la reforma debe ser también autorizada por al menos 17 Congresos locales. Este mismo viernes, legisladores poblanos celebraron sesión ordinaria y con 28 votos a favor, 10 en contra y una abstención, aprobaron la minuta.
Anteriormente lo habían hecho, sin contratiempos, los congresos de Ciudad de México, Baja California, Chiapas, Oaxaca, Sinaloa y Tabasco.
2.- En realidad esa tarea promocional –encomendada directamente por el presidente Andrés Manuel López Obrador– parece innecesaria, ya que Morena tiene amplia mayoría en 20 entidades del país y, en consecuencia, no habría mayor dificultad para obtener la cifra requerida.
De ahí que se diga que Adán Augusto está aprovechando la coyuntura para abonar su capital político, como una de las “corcholatas” de Morena para la sucesión presidencial.
En esa dinámica, por cierto, ha endurecido su actitud y de la mano derecha que exhibió al principio, pasó ya al discurso agresivo propio de la 4T, al grado de confrontarse con algunos gobernadores, como es el caso de Jalisco y Nuevo León.
Además que se le cuestiona por fungir como publirrelacionista de las Fuerzas Armadas, suena excesivo que califique su ejercicio sea inédito en la historia del país y afirme que “la actual administración federal muestra apertura y se enfoca en el diálogo”.
Lo cierto es que transita sobre terrenos cómodos pidiendo adhesión a una batalla ganada con antelación y, de pasadita, aumenta su posicionamiento personal en la disputa que sostiene con la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y el canciller Marcelo Ebrard.
3.- No habría que espantarse por las manifestaciones de protesta que ocurrieron durante la estancia del secretario de Gobernación federal al Congreso poblano, pues de antemano se sabía que a nivel nacional el PAN ha estado todo el tiempo en contra de la iniciativa. Peores escenas hemos visto.
De lo que sí se sorprendió fue que los panistas poblanos se limitaran a exhibir en la sesión una pancarta con la leyenda “No a la militarización” y luego, entre alaridos, abandonaran el recinto.
Es evidente que cometieron un error, al desaprovechar la ocasión de usar la tribuna, como estaba agendado, para exponer sus argumentos en contra de la reforma constitucional.
Tuvieran o no la razón, esa parecía una gran coyuntura para incitar el debate, incluso para increpar directamente al titular de la Segob federal. No lo hicieron así, perdieron la oportunidad.
En verdad hubiera sido productivo escuchar deliberaciones razonadas, inteligentes y puntuales, sin llegar a los extremos que se vieron recientemente con la presencia de los secretarios de la Defensa Nacional y de Marina al Congreso federal, aunque a decir verdad, fue muy lamentable que allá ambos acudieran en franca calidad de mudas estatuas.
4.- El daño de los panistas del pasado viernes fue por demás irrelevante, pero aún así provocó una reacción por demás desmedida por parte de Morena.
Con una rudeza innecesaria, su dirigencia estatal emitió un comunicado en el que exhorta actuar “con congruencia, responsabilidad y patriotismo con el tema de la reforma de la Guardia Nacional, ya que sólo así podremos mantener la seguridad y la estabilidad del país”.
En su mensaje a los medios, Morena resaltó además que “es una hipocresía que los diputados y los miembros de otros partidos se opongan a la presencia de la Guardia Nacional, cuando durante 12 años no hicieron absolutamente NADA (así con mayúsculas) en este tema y, peor aún, fueron ellos quienes entregaron un país en llamas”.
Francamente, no se entendió su exhorto para actuar “con patriotismo”.
Y aunque también le raspan a Peña Nieto, cuyo partido finalmente fue factor decisivo para que la reforma pudiera avanzar, quedó claro que se referían particularmente a los gobiernos panistas de Vicente Fox y en especial el de Felipe Calderón, cuya “guerra” contra la delincuencia organizada resultó fallida.
No obstante, ¿pueden hablar de “congruencia” y de “hipocresía” cuando no sólo personajes de Morena, como su dirigente nacional Mario Delgado e incluso el presidente López Obrador en otros momentos, fueron duros e inflexibles opositores a la intervención de las fuerzas armadas en tareas de seguridad y exigieron que los militares regresaran a sus cuarteles?
5.- Sobresalió que el gobernador Miguel Barbosa haya acudido a la comparecencia en el Congreso.
No sólo mostró oficio y que sabe medir tiempos y circunstancias, sino que de paso despejó la duda sobre su eventual diferencia con el titular de Gobernación, quien le reconoció su combate contra la delincuencia en Puebla.
Allí, el mandatario dijo que la reforma constitucional debe aprovecharse para reforzar la seguridad y la coordinación entre los diferentes órdenes de gobierno.
Destacó que los municipios y sus pobladores serán los primeros beneficiados con esta iniciativa, por lo que hizo un llamado a respaldarla y apoyarla.
“En Puebla hemos logrado un equilibrio con las instituciones”, dijo al reconocer que la reforma a la Guardia Nacional está siendo aplaudida por la sociedad y los municipios”, enfatizó.
Y como pilón: la visita de Adán Augusto tranquiliza a los que pensaron que por debajo de la mesa estaba apoyando una eventual candidatura al gobierno estatal del diputado federal poblano Ignacio Mier.
Aclaró, sobre el reciente affaire: “Me invitó a comer mi amigo, mi compañero, Ignacio Mier Velazco, pero yo no respaldé ninguna aspiración de apoyo (…) yo no quito ni pongo rey”.
Todos en su lugar.