Es muy probable que en estos días de confinamiento y durante las frecuentes conversaciones que sostenemos vía telefónica o por plataformas digitales con familiares, amigos y compañeros de trabajo, la mayoría asumimos que, aunque todavía tolerables, en algunos momentos hemos sido presa de angustia, incertidumbre o incluso, desesperación.
Según los especialistas, el distanciamiento social al que estamos obligados por la emergencia sanitara suele llevarnos a ese tipo de padecimientos que con frecuencia derivan en depresión y ansiedad, lo cual a su vez incide en afectaciones psicológicas que afectan el buen funcionamiento de nuestro sistema inmunológico.
No es para alarmarse, pero conviene estar atento a esos padecimientos durante este periodo, cuyos principales síntomas son: cambios en el estado de ánimo o irritabilidad sin razón aparente; llanto sin motivo alguno o involuntario; cambios en la personalidad y variaciones en la alimentación, ya sea falta de apetito, comer en exceso o compulsivamente.
También es recurrente padecer trastornos del sueño, ya sea no dormir en las horas acostumbradas, lo que ocasiona insomnio, o dormir muchas horas durante el día. En alguna medida, los padecimientos descritos, por separado o en su conjunto, han contribuido a que durante el “Quédate en casa” se hayan incrementado sustancialmente las denuncias por hechos de violencia familiar.
Tan solo en marzo, mes en el que iniciaron las restricciones, ocurrieron 20 mil 232 incidentes de esa naturaleza, cifra que según datos oficiales, es 23.4 por ciento mayor a la registrada el mismo mes del año pasado.
Bajo estas circunstancias inéditas convendría hacer caso a las recomendaciones que plantea el astronauta estadounidense Scott Kelly, experto en el comportamiento humano en entornos de aislamiento, quien vivió en una estación espacial durante casi un año.
Kelly realizó en 2015 una misión experimental de permanencia en la Estación Espacial Internacional, junto a su colega de la Agencia Espacial Federal Rusa, Mikhail Kornienko, para determinar el impacto biológico, físico, psicológico en los humanos de misiones espaciales de larga duración.
El 1 de marzo de 2016 regresó a la tierra luego de 340 días consecutivos en el espacio, que incluyeron 5 mil 440 órbitas alrededor del planeta tierra, en donde realizó tres caminatas espaciales fuera de la Estación Espacial Internacional.
En un artículo que escribió para el New York Times con motivo de la pandemia global por el COVID-19, Kelly plantea algunas propuestas muy sencillas y casi elementales que posiblemente puedan ayudarnos a solventar estos días de aislamiento de la mejor manera.
Kelly sugiere antes que nada seguir un horario determinado para cada actividad; esto es, tener una agenda en la que cada acción sea planeada de manera organizada y que incluya una hora constante para ir a dormir, pues la calidad del sueño se relaciona con la cognición, el estado de ánimo y las relaciones interpersonales, que son esenciales para superar una misión en el espacio o una cuarentena en casa.
Otro consejo es tomar pausas de manera deliberada para evitar agotamientos innecesarios y no desgastarse físicamente. Es útil también hacer ejercicio aunque sea en espacios reducidos, caminar en lo posible, mover los músculos, evitar al máximo la vida sedentaria.
Dice también que es necesario tener un pasatiempo. Cuando estás encerrado en un espacio pequeño hace falta un escape que no sea el trabajo ni el mantenimiento del entorno.
Leer, tocar algún instrumento, escuchar música, practicar juegos de mesa, alguna manualidad. Todo ayuda. Escribe un diario.
La NASA ha estado estudiando los efectos del aislamiento en los humanos durante décadas, y un descubrimiento sorprendente ha sido el valor de escribir un diario, que no necesariamente debe ser secuencial, tal vez para describir lo que cada quien está experimentando a través de tus cinco sentidos, o simplemente para hacer relatos sobre algunos recuerdos sobresalientes de nuestras vidas.
Propone también escuchar sólo a los expertos y recurrir a fuentes confiables, de modo que se descarten siempre aquellas versiones alarmistas o las llamadas fake news que se propalan irresponsablemente en redes sociales y que pueden impactar negativamente en nuestro estado de ánimo.
Kelly, que también es aviador naval, le otorga especial importancia el mantener contacto con los demás. En este caso deben aprovecharse las ventajas de la era digital que permiten incluso hacer videoconferencias con amigos y familiares.
A los científicos les parece que el aislamiento absoluto es dañino no solo para la salud mental, sino también para la física, especialmente para el sistema inmune, de modo que la relación con los demás, por la vía que sea, ayuda a combatir los virus.
Asegura que la propagación del coronavirus nos demuestra que lo que compartimos es mucho más poderoso que lo que nos mantiene alejados, para bien o para mal.
“Todas las personas están inevitablemente interconectadas, y cuanto más nos unamos para resolver nuestros problemas, mejor estaremos”. Y concluye con un mensaje alentador, al señalar que a lo largo de su vida ha visto a los humanos trabajar juntos para superar los retos más complejos que se puedan imaginar, “Y sé que somos capaces de salir adelante esta vez, si todos ponemos de nuestra parte y trabajamos en equipo”.
En suma, por esta ocasión seamos astronautas y tratemos de emular a Kelly durante la emergencia sanitaria cuyo final no es visible aún, pero que irremediablemente llegará.