Soliloquio
Felipe Flores Núñez
Cualquier aniversario es motivo de festejo, aunque hay excepciones. El caso del Club de Futbol Puebla desafortunadamente es un uno de ellos.
Resulta lastimoso que los 80 años que cumplió este martes el equipo poblano haya coincidido con una de sus peores etapas, tras una fatal temporada en la que protagonizó un pésimo torneo corto en la Liga MX, al sumar apenas cinco puntos de 51 posibles, con una sola victoria en las 17 jornadas disputadas y ser además la escuadra más goleada de la competencia.
Nada para celebrar para una afición que ha sido fiel al equipo de La Franja a lo largo del tiempo y que añora los días de gloria tras la obtención del título en las temporadas 1982-1983 y 1989-1990 bajo la dirección de Manuel Lapuente.
Casi en el olvido quedaron otras épocas en las que la escuadra camotera tenía amplio poder de convocatoria y que congregaba a niños, jóvenes y muchas familias, como ocurre ahora con los partidos de beisbol con los campeones Pericos.
Justo hace apenas algunos días, recordaba con mis hermanos la encendida emoción que teníamos cuando niños por el equipo de futbol Puebla, que en los años 60 jugaba en la división de ascenso.
Cada quince días, con puntual devoción íbamos a pie desde la colonia El Carmen hasta al ahora recién remozado Estadio Ignacio Zaragoza para presenciar los juegos de aquel aguerrido equipo de La Franja.
Al término de los partidos, esperábamos a los jugadores que salieran al estacionamiento aledaño para obtener un saludo y con suerte, hasta un autógrafo de quienes entonces eran las figuras, como el arquero Pajarito Septién, el rudo zaguero central Antonio Burro Figueroa, el goleador Gerardo Lupercio o Gervasio Quiroz, bajo la conducción del inolvidable técnico Francisco González Gatica, cuya sabiduría nunca le fue reconocida.
Por supuesto, estuvimos también la noche del 12 de noviembre de 1970 en Ciudad Universitaria de la Ciudad de México, cuando el Puebla ascendió a la Primera División al vencer 2-1 al Nacional de Guadalajara, con agónica anotación del poblano Gervasio Quiroz.
De ahí a la fecha el equipo local ha tenido muchos altibajos, pero además del par de títulos, fue siempre capaz de preservar la identidad suficiente para alentar a una afición a la que se le debe mu cho pese a que en dos ocasiones cayó en el descenso.
En diferentes épocas, en sus filas han militado jugadores sobresalientes que dejaron honda huella, entre los que destacan los poblanos Roberto Ruiz Esparza y Luis Enrique Fernández, Jorge Mortero Aravena, Carlos Búfalo Poblete y Silvio Fogel, además de los arqueros Pablo Larios y Gerardo Rabajda, Marcelino Bernal, Javier Chicharro Hernández, Arturo Álvarez, y Carlos Muñoz, el único enfranjado que ha sido campeón de goleo.
También vistieron la casaca poblana jugadores de renombre que fueron seleccionados nacionales, como Jorge Campos, Luis García, Cuauhtémoc Blanco y Alberto García Aspe, lo que revela el interés de diferentes directivos por contar al menos con un equipo representativo.
Los tiempos actuales son bien diferentes. La precaria inversión hace que el Puebla sea actualmente el equipo más barato de la Liga MX, con un valor estimado en 448 millones de pesos, que contrastan con la cotización en el mercado futbolístico del América, cuyo valor es de mil 623 millones de pesos.
Tan profunda es la crisis por la que atraviesa el Club Puebla al cumplir 80 años de vida, que la directiva –si la hay– anunció esta misma semana que por su mal desempeño durante la actual temporada, retendrá casi la mitad de los salarios de toda su plantilla.
Queda claro que el modelo de negocio aplicado en el equipo ha resultado un absoluto fracaso y que la expectativa de resurgimiento que se vivió durante la época del técnico Nicolás Larcamón fue apenas una fantasía.
Vender de manera precipitada a jugadores que se destacan no solo ha debilitado al equipo y un mal negocio, sino que le ha restado identidad a la institución.
Los aficionados de ahora tendrán que reclamarle al inversionista mayor, Ricardo Salinas Pliego. Es evidente que al también propietario de TV Azteca y Banco Azteca no le interesa el futbol y que menosprecia el historial del Puebla como equipo y a la entidad entera, como una de las cuatro más importantes del país.
Es una verdadera lástima que no haya empresarios poblanos que tomen las riendas y salven el honor del equipo. Alguien de la calidad moral y amor a Puebla como el extinto Rafael Moreno Valle Sánchez, quien con amplia visión siempre hizo hasta lo imposible a favor del equipo de beisbol Pericos de Puebla, hoy orgullosamente campeones de la Liga Mexicana.
Por mientras, el equipo de La Franja, con sus 80 años encima, parece que seguirá naufragando en la mediocridad.
De la pasión y la emotiva añoranza, a la vergüenza.
Ni modo.