Es un hecho que Puebla transita por la vía correcta en su propósito de resarcir con celeridad los daños causados por la pandemia de COVID-19. Hay cifras y datos duros que así lo acreditan.
En su tercer informe rendido el pasado martes, el gobernador Miguel Barbosa dio cuenta de los avances en materia de salud, educación, economía, seguridad, campo e infraestructura, pero también habló de los saldos de algunas de las 300 acciones que han sido impulsadas para alcanzar la reactivación social y económica que exigen los tiempos actuales.
Entre otros temas, hay uno en particular que suele ser soslayado pero que debiera tener mayor énfasis, porque incide en una actividad de enorme dimensión para fortalecer la economía local y regional, además de ser proveedora de múltiples fuentes de empleo: el turismo.
A este respecto el mandatario señaló la importancia de promover acciones para hacer de la entidad un destino turístico y de impulsar el turismo regional con base en los atributos de la entidad derivados de sus costumbres, cultura, gastronomía y bellezas naturales.
Dijo también que debe impulsarse el consumo interno y hacer que antes de visitar otras latitudes, los poblanos conozcan su propio estado, lo cual es posible si otros actores sociales se involucraran con la convicción de que la actividad turística es actualmente una alternativa viable de negocio, además de ser motor de desarrollo y bienestar.
Ciertamente uno de los sectores económicos más afectados por la pandemia ha sido el turístico, pero aun así la ocupación hotelera en Puebla presenta una variación de más del 265 por ciento y la derrama económica más del 330 por ciento, mientras que la afluencia de visitantes y la llegada de turistas ha sido muy significativa.
Justamente, para la temporada de fin de año el sector hotelero de Puebla espera una ocupación de casi el 50 por ciento, lo que significaría un aumento de casi el diez por ciento respecto a 2020, lo que hace pensar que pronto se alcanzarían los niveles de la prepandemia.
Las expectativas en el sector turístico local y nacional son muchas, habría que aprovecharlas. La agencia Moody’s estimó que las actividades turísticas en México van a recuperar en 2022 el nivel que tenían antes de la pandemia, y lo atribuye entre otras razones el creciente alcance de las vacunas y al levantamiento de las restricciones para viajar a México desde otros países.
Cifras oficiales revelan que México recibió en octubre un 36.8 % más de turistas internacionales que en el mismo mes de 2020, y ahora se perfila a tener un buen cierre de año en captación de divisas turísticas. Durante octubre, se registró la cifra récord de 1,816.3 millones de dólares, lo que representó un incremento del 11.9% respecto a igual mes del 2019 y del 23.3% con relación al mes previo, de acuerdo al Inegi.
En el caso de Puebla, el gobierno estatal hace lo más que puede pero debe insistirse en la necesidad de mayor participación de inversionistas de la iniciativa privada, en cuyo caso es buena noticia la próxima reapertura de dos hoteles de alto significado que se ubican en el Centro Histórico: el Royalty en el Portal Hidalgo y el Palacio de San Leonardo, sobre la 2 oriente.
No obstante, hacen falta esfuerzos añadidos a las iniciativas impulsadas por la actual administración, como la diversificación de la oferta turística y la promoción a la capacitación y certificación de los prestadores de servicio, o la instauración del llamado sello “Safe Travels”, avalado por el Consejo Mundial de Viajes y Turismo para cuidar el bienestar de los visitantes.
De manera regional, se han creado también tres rutas agroturísticas: la del Café, que comprende varias comunidades productoras con marcas registradas y que incluso son exportadores; la del Chile en Nogada, que incluye municipios donde se cultivan los ingredientes de este famoso platillo y la Ruta del Mezcal, en regiones donde se cultiva el maguey.
En este impulso desde el gobierno estatal, los municipios juegan un papel relevante, en especial aquellos que tienen por esencia una alta vocación turística, pero –hay que decirlo– no todas sus autoridades han sabido corresponder.
Son muchos los casos de poca visión, o de plano de franca incompetencia. Pero también hay otros que son la excepción y hasta se pueden erigir como ejemplares. Y entre ellos, como modelo a seguir, destaca el caso de Cuetzalan.
En efecto, hace pocos días los ojos del mundo voltearon a Cuetzalan.
Para orgullo de los poblanos y del país entero, este municipio enclavado en la sierra fue reconocido por la Organización Mundial de Turismo como uno de los mejores pueblos turísticos y de los sitios más hermosos del orbe.
Reunidos en Madrid para celebrar su 24 Asamblea General, los directivos del organismo que agrupa a 75 países lo acreditaron como destino rural de calidad, cuyas actividades de naturaleza, agricultura, formas de vida y cultura pueden ser de interés mundial.
Se trata sin duda de una nominación de alta envergadura que es producto en buena medida a la suma de muchos esfuerzos comunitarios que deberían ser replicados.
Tan importante nominación no fue casual. Desde hace muchos años los pobladores de Cuetzalan en forma organizada han sabido desarrollar casi siempre por su propia cuenta todas sus capacidades para ofrecer servicios en la amplia gama turística: hospedaje, traslados a zonas de interés, guías capacitados, gastronomía, artesanía y otros más.
Entre los méritos de sus pobladores habría que destacar que no han estado con la mano extendida en espera de los apoyos oficiales y cuando los has tenido, los han sabido aprovechar para el bien de la comunidad.
En su momento, los recursos federales que llegaron por la vía del programa de Pueblos Mágicos fueron invertidos en mejoras a la infraestructura urbana y en apoyos a pequeños inversionistas.
Desafortunadamente, el gobierno federal de la 4T borró este programa de su presupuesto para concentrar la inmensa mayoría de los recursos turísticos en 2022 para la construcción del Tren Maya.
Está visto entonces que deben ser los municipios los que deban tomar la iniciativa y erigirse como emprendedores en al ámbito turístico, como una alternativa para su desarrollo y para mejorar las condiciones de sus propios pobladores.
Es de destacarse que los Pueblos Mágicos y otros municipios poblanos de vocación turística reúnen las principales características en las categorías de mayor demanda en la actualidad.
En el recién celebrado Tianguis turístico celebrado en Mérida, se dedujo que los seis productos más ofertados –a nivel nacional e internacional– fueron el turismo de naturaleza con 58 por ciento; de cultura con 57 por ciento; gastronómico con 55 por ciento, y de aventura 50 por ciento, por encima de otros rangos tradicionales, como de sol y playa y el de romance.
¿Qué hacen por su cuenta las 11 comunidades de Puebla catalogadas como Pueblos Mágicos y que reúnen con amplitud esas virtudes demandadas?
¿Cómo aprovechan sus recursos naturales, raíces ancestrales, formas de vida, gastronomía, valores culturales?
Además de alzar la mano para recibir los apoyos y asesoría del gobierno estatal, cabe preguntarse ¿qué están haciendo, por ejemplo, las autoridades de Xicotepec de Juárez, Huauchinango, Zacapoaxtla, Chignahuapan, Atlixco y las dos Cholulas, entre otros más?
Frente a las adversidades económicas por las secuelas de la pandemia de COVID-19, el turismo se ha posicionado a nivel mundial como una alternativa de alcance insospechado.
La crisis se convierte ahora en oportunidad para quien se decida aprovecharlo. Y si no lo entienden, de lo que se están perdiendo.