Maya Goded, fotógrafa y documentalista, buscó sanación y encontró una visión diferente de la violencia y de la acción de mujeres
Mario Galeana
Fotos: Mario Galeana y Museo Amparo
Maya Goded tenía una pesadilla recurrente cuando era niña: soñaba con serpientes que se arrastraban hacia ella, acechándola cada noche.
Quién diría que, con el paso de los años, terminaría con una serpiente negra tatuada en la muñeca derecha y buscaría en montes, selvas y desiertos de Latinoamérica el paso de aquella criatura como una manifestación espiritual de la conexión entre vida humana y naturaleza.
“El rastro de la serpiente” es el resultado del trabajo que Goded, multipremiada fotógrafa y documentalista mexicana, realizó a lo largo de cinco años por los estados de Oaxaca, Chiapas, Puebla, Jalisco, Quintana Roo y Yucatán.
La travesía la llevó también a Nuevo México, la selva de Panamá y al Triángulo del Litio, entre el desierto de Chile y Bolivia.
En una videoinstalación a cuatro pantallas monumentales, la artista reúne las imágenes que observó a lo largo del viaje y los testimonios que escuchó de las mujeres que habitan aquellos territorios.
Para Goded, este viaje hizo evidente la relación entre las mujeres y la tierra:
“Retraté mujeres en resistencia que luchan por abolir la violencia de quienes irrumpen en sus territorios para ocuparlos. Una lucha que se encarna en la piel y el cuerpo femenino. Mujeres monte, mujeres pájaro, mujeres ríos”.
La videoinstalación fue realizada en colaboración con la gestora cultural Elena Navarro y el curador Rafael Ortega.
Formará parte de la colección del Museo Amparo, donde se exhibe a partir de este 12 de agosto y hasta el 30 de octubre de 2023.
Un proceso de sanación
El trabajo de Maya Goded aborda la sexualidad femenina, la violencia de género y las mujeres defensoras del territorio.
Una de sus obras más recientes, el documental Plaza de la soledad (2016), refleja la vida de trabajadoras sexuales en Ciudad de México. Fue premiado en México y otros lugares del mundo.
Pero aquel esfuerzo la había dejado exhausta y buscaba una nueva perspectiva para mirar la vida en México.
“Sentía la necesidad de ver a este país desde otro lado. También buscaba algún tipo de sanación personal. Junto a algunos periodistas fuimos a Veracruz y a Tamaulipas y encontraron unos cuerpos, los curanderos les dieron una sepultura digna. Fue como ver la violencia desde otros lados”, explicó en el Museo Amparo.
Al principio, el viaje que emprendió por México tenía la intención de documentar los procesos de sanación a través de las plantas y de otros remedios tradicionales que se están perdiendo. Pero, mientras más se adentraba en las comunidades, más comprendía que la sanación pasaba por la defensa del territorio y de la tierra.
Muchas de las poblaciones que recorrió eran acechadas por el extractivismo. Mientras en México se explotaban los recursos naturales, en Bolivia y Chile se extraía metal utilizado para fabricar armas de guerra.
Y, mientras las industrias avanzaban, las mujeres sufrían distintas violencias.
“Para mí comenzó a ser muy clara la relación entre la tierra y las mujeres, que son cuidadoras de sabiduría y defensoras de las heridas al territorio. También eran responsables de la sanación, es decir, de una relación diferente con una misma, con los demás y con la tierra. Yo tenía esa necesidad muy profunda de entender el mundo desde otro lado, un poco menos racional, por decirlo de algún modo”, abundó.
Durante aquel viaje, la pesadilla de la infancia cobró un nuevo sentido. Descubrió que, entre las comunidades indígenas, la serpiente es un símbolo de fuerza y de sabiduría, una criatura que repta entre la vida y la muerte.
Pero fue en Chile donde definió el nombre de todo este trabajo. De vuelta, una colega fotógrafa la hizo voltear hacia las montañas: ahí estaba, entre las largas cadenas de tierra y piedras, en las hendiduras del relieve de los países latinoamericanos, el rastro de la serpiente.
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La exploración colaborativa
“El rastro de la serpiente” fue conducido por la intuición de Maya Goded, pero el proyecto se realizó de forma colaborativa.
Elena Navarro y Rafael Ortega acompañaron el proceso creativo de la fotógrafa.
Juntos, llegaron a la resolución de que, más allá de una exhibición fotográfica, todo el material reunido podía dar pie a una videoinstalación.
“Nos dimos cuenta de que desbordaba nuestra idea de presentarlo en un muro y no sabíamos para dónde ir, pero teníamos claro que Maya quería explorar otras narrativas, los límites de la imagen. Creo que con esta pieza ha demostrado claramente su dominio y capacidad para moverse con absoluta fluidez por distintos soportes”, expuso Navaro, exdirectora del Centro de la Imagen.
“Fue un proceso muy técnico y de profundo respeto con Maya, en donde permitimos que su intuición fuera dándole forma a todo”, agregó Ortega, cineasta y curador.
Además, Maya colaboró con fotógrafos en sus distintos viajes, reunió los testimonios de las mujeres que defendían los territorios y, con base en estos, redactó un texto lírico junto al poeta Clemente Guerrero.
En las cuatro pantallas que componen la videoinstalación, las imágenes trasladan al espectador a los territorios caminados por Goded.
Las voces de las mujeres entrevistadas son interpretadas por las actrices Sonia Cuoch, Verito del Alba y Regina Flores Ribot, y el diseño sonoro de Lena Esquenazi conduce la atención hacia los momentos documentados por la lente de la fotógrafa.
Se trata de una instalación que dura casi 20 minutos, aunque el material total expuesto tiene una duración de 80.
El trabajo fue realizado con apoyo del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (antes Fonca) y National Geographic, en tanto que el Museo Amparo costeó también parte de su producción.
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SEMBLANZA
A través de su fotografía, películas y videoinstalaciones, Maya Goded aborda la sexualidad femenina, la violencia de género, mujeres sanadoras y defensoras de su territorio, cuya negativa a someterse representa una amenaza para las normas establecidas por los conceptos de poder y control. Su cuestionamiento permanente sobre las ideas preconcebidas, su esfuerzo por revelarnos realidades poco conocidas, su talento para celebrar la otredad y un humanismo que trasciende las barreras sociales, la han hecho merecedora a numerosos premios y reconocimientos nacionales e internacionales. Actualmente, Maya imparte talleres y cursos a mujeres y colectivas donde las artes visuales se usan como herramienta para fortalecer el diálogo interior y colectivo.
Entre sus premios y reconocimientos destacan Prince Claus Fund (Ámsterdam), J. Simon Guggenheim, Eugene Smith (ambos en Nueva York), Mother Jones Fund (San Francisco), Medalla al Mérito Fotográfico (México), Sistema Nacional de Creadores de Arte (México), Fotopres’01 de Fundación La Caixa (España), y Masterclass de World Press Photo (Ámsterdam). Plaza de la Soledad, su primer documental, se estrenó en el Sundance Film Festival y ha recibido diversos reconocimientos.
FICHA TÉCNICA
- El rastro de la serplente, 2023
- Video Full HD, cuatro canales, sonido 4.1
- 19’22”
- Idea original: Maya Goded
- Producción general: Elena Navarro
- Montaje y diseño sonoro: Maya Goded, Rafael Ortega y Lena Esquenazi
- Asistente de montaje: Alfonso Cornejo
- Guión: Maya Goded y Clemente Guerrero
- Voces: Sonia Cuoch, Verito del Alba y Regina Flores Ribot
- Estudio de sonido; Miguel Hernández
- Asistentes de producción: Ello Herrera y Valeria Arenda
- Colección Fundación Amparo – Museo Amparo