Mario Galeana
La reinterpretación de los pliegues de la naturaleza, el desdibujamiento de franjas limítrofes del mundo y las lecturas del paisaje son el sustrato que compone la exposición Territorios discontinuos de sus límites y contenidos, de la escultora poblana Gloria Carrasco.
Compuesta por 43 obras escultóricas elaboradas sobre todo con cerámica, la exposición hace un trabajo arqueológico para ubicar a las montañas, los ríos y los volcanes como testigos del proceso de transformación de la Tierra.
Para Carrasco, su obra es un llamado para que la gente mire con cuidado lo que ocurre en su entorno, las diversas lecturas que el paisaje ofrece a través del cambio natural y de las modificaciones procuradas por el ser humano.
“No me interesa copiar el paisaje, porque no tendría sentido; me interesa reinterpretarlo. Una de las primeras cosas en las que pienso es la geología, la arqueología, trabajar con los movimientos de la tierra, la corteza terrestre”, explica.
La exposición fue inaugurada el pasado 30 de agosto en el Museo Carolino, donde permanecerá instalada hasta el 2 de noviembre, y supone el regreso de Carrasco a su tierra natal, de la que recupera parte de su inspiración durante el proceso escultórico.
El bisabuelo de Carrasco fue un artista español que se instaló en Puebla a finales del siglo XIX. Era un hombre instruido en la cerámica del Mediterráneo y, al conocer la tradición que la talavera tenía en Puebla, comenzó a recuperar algunos de los diseños de la época.
Esa influencia se reflejó en la formación profesional de la escultora, que dedicó su tesis de la licenciatura en Arquitectura precisamente a la talavera. Después, cuando cursaba una maestría en Urbanismo, comenzó a inquietarla la posibilidad de explorar con nuevas facetas sobre su profesión.
Llegó así a un taller libre de la Escuela de Cerámica del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y, una vez que tocó el barro, nunca más lo quiso soltar.
“Recuerdo que una noche, en un pequeño cuartito que habilité como mi estudio, estaba trabajando y ya era bastante tarde, eran más de la 1 de la madrugada. Yo apagué la luz y me fui a acostar sólo pensando una cosa: quiero que ya amanezca para poder continuar”, cuenta.
Trabajar con la cerámica ha sido, para ella, mantener una relación respetuosa con las formas y los modos del barro; un proceso paciente, contemplativo, que de algún modo le recordó a la relación de los seres humanos con el paisaje natural.
Así se gestaron algunas de las piezas que componen Territorios discontinuos: cilindros curvilíneos que recuerdan el trazo del viento sobre las montañas; conos macilentos que penden de tiras, como si fueran cordilleras suspendidas entre nubes; relámpagos que, al tocar el suelo, se convierten en una interfaz entre el cielo y la tierra.
Para Carrasco, su instrucción como arquitecta es inseparable de su obra: “Yo trabajaba con planos y entendí que mi forma de acercarme al barro, a las esculturas, era a través de placas y láminas; entonces tengo una idea, la desarrollo por completo, hago dibujos, manuales, bocetos, planos, y, como si se tratara de una construcción, calculo medidas, previsiones. Así es como trabajo”.
Durante la inauguración de la exposición, Carrasco insistió en que la exhibición reflexiona sobre el papel de los territorios en las relaciones sociales de los últimos siglos, y sobre todo del siglo XXI.
“Este proyecto es una invitación a que reflexionemos en nuestro entorno, cómo lo percibimos, cómo interactuamos con él y cómo los procesos sociales determinan mucho de nuestro sentido de identidad. Un proyecto pensado desde la compleja topografía de México, un territorio sin unidad geográfica, determinado por los mares y ríos que lo delimitan y las cordilleras que lo cruzan”, dijo.
LA AUTORA
Licenciada en Arquitectura y maestra en Urbanismo por la UNAM, Gloria Carrasco tiene además estudios en cerámica, en el Instituto Nacional de Bellas Artes; cursos y talleres sobre técnicas cerámicas; y seminarios sobre Museología, Curaduría, Instalación y Arte-Objeto.
Ha presentado 24 exposiciones individuales en museos y galerías de México y más de 70 exposiciones colectivas en México, Estados Unidos, Europa y Asia. Su obra se encuentra en colecciones particulares y en colecciones de museos de México, Estados Unidos, España, Francia, Lituania, Irlanda, Suiza, Corea y China.