La vida le cambió al poblano Alejandro Campos de forma radical en el último año, en el que pasó de decepcionarse del futbol y colgar los guantes, a participar en el Exatlón, un reality show que le dio la visibilidad y el empuje que no había tenido a sus 22 años y que ahora le permite ver su futuro con un panorama más amplio.
Maltratado en el Club Puebla y Lobos BUAP, Campos se apartó de la portería en el 2019 y comenzó la transformación de su cuerpo y su mente para poder ser seleccionado de entre los más de 50 mil aspirantes a entrar al programa de televisión que reúne a destacados deportistas del país y los somete a pruebas físicas y de resistencia.
Gracias a un intenso trabajo de entrenamiento y alimentación al que se sometió por más de 10 meses, pasó de ser un portero flaquito a tener un físico privilegiado, ganando diez kilos de masa muscular y logrando un aspecto adecuado para la televisión.
QUEDÓ DESILUSIONADO DEL PUEBLA
Antes de practicar futbol, Campitos probó otros deportes durante su niñez, pasando de la natación a la gimnasia, el taekwondo e incluso el patinaje sobre hielo, hasta que a los 10 años comenzó a patear el balón y buscar la portería rival como delantero en partiditos de futbol, hasta que llegó un momento de quiebre, su ingreso a la Academia del Barcelona en Puebla.
Si bien le comenzó a tomar gusto al balompié, su concepción del deporte cambió totalmente cuando jugando como atacante, se animó a ponerse los guantes para suplir al portero de su equipo, y para sorpresa de todos, incluido él mismo, detuvo la pena máxima y comenzó el romance con la posición.
“Desde que tengo uso de memoria siempre he sido deportista, al principio no fue el futbol, practiqué natación, gimnasia, taekwondo, patinaje sobre hielo, hasta que a los 10 años se dio que entrara a la Academia del Barcelona que estaba en la Ibero y que dirigía Roberto Ruiz Esparza”.
“Comencé jugando como delantero, pero en un partido el portero de mi equipo hace un penal, lo expulsan y nadie quería ponerse de portero para suplirlo, el único que quería era yo, me puse, paré el penal y me encantó, le encontré un amor a la posición, un amor que es raro porque se sabe que un portero tiene que ser o loco o puto, pero le encontré ese amor loco a la portería”, apuntó.
Después de este enamoramiento por ser el villano que ahoga los gritos de gol, sin darse cuenta comenzó a forjar la que ha sido hasta ahora su filosofía de vida, trabajar hasta conseguir sus objetivos, por lo que, durante dos años, se preparó con un entrenador personal para potenciar sus cualidades, hasta que a los 12 años ingresó a las Fuerzas Básicas del Puebla.
“Me enfoque en prepararme más como portero, mis papás me pudieron contratar un entrenador y me prepare dos años sólo para ser portero y de ahí ya me llevaron a las pruebas con el Puebla y me quedé en la Sub-13 yo teniendo 12 años”, dijo.
Su ascenso fue rápido, avanzó entre los equipos juveniles de los camoteros incluso ganándose la cinta de capitán en la Sub-15 hasta llegar a la filial Sub -17 al cabo de cinco años, y al paso de los años le generó una desilusión con la institución.
“Estuve en el proceso de Fuerzas Básicas, después fui capitán en la Sub-15, de ahí pasé a Sub-17, de ahí hubo un cambio estructural en el club y cuando tenía 17 años fue mi salida. Fueron cinco años en los que me di cuenta que mi etapa en el Puebla fue buena, pero entre más iba avanzando fui encontrando más obstáculos, porque podrás tener todo el tiempo de mundo, podrás ser institucional, llevar jugando mucho tiempo ahí y al final cambian de directiva, cambian de entrenadores y todo eso se va a la basura porque nadie te conoce ni sabe de ti, entonces eso fue mi sentimiento con el Puebla, me fue muy bien, tuve muy buenos partidos, de hecho fui capitán, pero al final llegan y cambian todo, eres otra vez nuevo , puede ser que hagas un mal partido y con ese mal partido pues ya no importa todo lo que hayas hecho antes”.
LA ETAPA CON LOBOS BUAP
Tras su amarga salida de la Franja con apenas 17 años, las ganas de seguir peleándola y tratar de trascender en el futbol lo llevaron a buscar una oportunidad en el otro equipo de la ciudad, Lobos BUAP, que por entonces aún jugaba en el Ascenso MX.
Su arribo no fue fácil ya que llegó con la temporada ya iniciada y eso impidió que pudiera ser registrado con el primer equipo, por lo que fue enviado a la filial de Tercera División, algo que en un inicio vio como un retroceso en su evolución ya que venía de ser titular con el Puebla Sub-17.
“Del Puebla salí un poco tarde y para llegar a Lobos la temporada ya había iniciado y me mandaron al equipo de Tercera División, entonces estuve picando piedra seis meses, y en ese momento fue que llegué a estar hasta abajo, porque una Sub-17 es mejor que una Tercera y yo pasé de jugar tres torneos de Sub-17 a estar ni siquiera registrado en una Tercera, entonces llegué a tocar fondo, pero empecé a picar piedra, a echarle muchas ganas a conseguirme un lugar”, señaló.
En ese semestre logró que en la Jauría valoraran su trabajo y calidad, y lo subieron de categoría pasándolo al conjunto que jugaba en la Liga Premier o también llamada Segunda División, en donde fue parte del plantel que en el Clausura 2016 consiguió un subcameponato nacional.
“Después de esos seis meses, vieron que mi nivel era bueno y me registraron en Segunda División, ahí estuve cuando fuimos subcampeones de la Liga Premier de Nuevos Talentos en una final que perdimos contra Correcaminos”, comentó.
Esta resiliencia demostrada le abrió el camino para que, con 18 años, se incorporara a la escuadra que peleaba el ascenso al máximo circuito en el ya desaparecido Ascenso MX y recién en su primera temporada, en el Clausura 2017, el equipo logró el histórico título ganándole a Dorados de Sinaloa, lo cual le dio un lugar en la Liga MX, algo que Campitos describe como una de las mejores cosas que le han pasado en la vida.
“Después de estar en el subcampeonato de Segunda me suben a entrenar con el primer equipo y ahí estuve seis meses, yo pertenecía al plantel cuando se dio el ascenso a Primera División y la verdad es que yo lo platico como una de las experiencias más bonitas que he tenido en mi vida, tengo dos, la llegada a Exatlón y la segunda es el campeonato porque se dieron tantas cosas que un grupo tan junto, tan compacto, tan increíble que fue muy bueno, una experiencia increíble, viajar al estadio en Sinaloa donde se dio el ascenso y ver cómo pasó, y más siendo yo el más chico del plantel, pues obviamente fue algo increíble”.
Sin embargo, el futbol le tenía preparado otro duro golpe, pues con el pase a la Liga MX, Campos fue inscrito para jugar con la filial Sub-20 con la que iba a medir con los juveniles de los equipos de Primera División, en el que a pesar de ser constante, un error en un encuentro ante Tigres le costó que el entonces técnico Hugo Serrano lo borrara no solo de la alineación, sino del plantel, algo que prácticamente lo condenó a dejar la institución en 2019, previo a que se diera la venta de la franquicia que hizo Mario Mendívil para que se convirtiera en FC Juárez.
“Después del ascenso me inscribieron en la Sub-20 y estuve jugando ahí un año, venía como titular, pero en un partido cometí un error contra Tigres y por eso el entrenador que era Hugo Serrano ya no me lleva ni a banca el resto del torneo, me quedo sin jugar y ya no me registran en la siguiente temporada, por lo que me quedo entrenando seis meses sin registro en Lobos, llega otro entrenador se da cuenta de la injusticia que me hicieron y me vuelve a registrar, otra vez me fui ganando mi lugar en la Sub-20, pero el futbol no respeta trayectorias ni nada, el futbol es de resultados y si no los das pues ya no les importas, al final vendieron al equipo, yo me quede sin equipo”, apuntó.
En tres años con los lobunos, Ale pasó de tocar el cielo a estar en el fango, en un cumulo de experiencias que, a comparación de lo que vivió en el Puebla, irónicamente le dejaron un mejor sabor de boca.
“En Lobos podría decir que fue algo indescriptible, porque llegué siendo nada a tener esos logros históricos, como el subcampeonato de Segunda División y el ascenso, entonces fue una etapa más feliz por lo que ganamos y sobre todo porque no había tantos cambios, por lo menos teníamos dónde entrenar, nos daban de comer, nos tratan un poco mejor y sabíamos que en el Puebla hasta apenas los están tratando bien, entonces pues por eso mismo mi estancia en Lobos creo que fue un poco más agradable”, agregó.
EN ATLANTE NO TUVO OPORTUNIDAD
Estos desaguisados no lo hicieron rendirse y buscó una última oportunidad para hacerse de un lugar en el futbol, por lo que, en el segundo semestre del 2019, viajó desde Puebla a Cancún para hacer una prueba para incorporarse al Atlante, que se preparaba para participar un año más en el Ascenso MX e intentar regresar a Primera División.
“Después de lo que pasó en Lobos tenía mucha posibilidad de retirarme, pero decidí seguirlo intentando todavía, seguí buscando y se abrió la puerta en Atlante, me fui a una visoria en Cancún, eran más de 50 porteros y luego de tres días de pruebas me eligen a mí, me dijeron que regresara a Puebla por mis cosas que ya me iban registrar, que ya llevara mis papeles”, dijo.
Con el visto bueno para probar suerte en el llamado equipo del pueblo y la ilusión de por fin poder recibir la anhelada oportunidad, a su regreso a Cancún, una vez más le cerraron la puerta, ya que a pesar de que las circunstancias lo colocaban como una opción real de hacerse titular, la llegada del técnico Alex Diego, hoy en Querétaro, provocó un efecto dominó que lo orilló a quedar fuera del equipo sin poder siquiera demostrar su valía.
“Cuando me integro venden al portero titular (Gerardo Ruiz a Querétaro), también se da la lesión del portero suplente (Eduardo Bravo) y al tercer portero le dieron las gracias, entonces quedé solamente yo, pero llegó Alex Diego que ya lo habían contratado como técnico y trae a tres porteros, que a lo mejor eran de su confianza y bueno estaba Eduardo Bravo recuperándose , entonces ya tenía a cuatro porteros y así fue como me quitaron la oportunidad de estar en Atlante”, señaló.
Este último desencanto lo hizo creer que el retiro del futbol era inevitable, por lo que, con 21 años de edad, decidió colgar los guantes, esto con la tristeza de no haber alcanzado el objetivo de trascender en este deporte, pero con la tranquilidad de que durante sus años en las canchas lo entregó todo.
“Después de que lo de Atlante ya no se dio me ofrecieron a irme a Segunda División de Pioneros (equipo de Cancún), pero ahí fue cuando dije: ‘creo que valgo más’, y me di cuenta que todos nos damos un valor y mi valor era por lo menos de estar en un equipo de Ascenso y ahí fue cuando decidí dejar el futbol, lo intenté por todos los medios siempre, trataba de ser el primero en llegar y el último en irme, el que más duro entrenara, el que todas las tardes en Lobos, mientras estuvo Toño Rodríguez, me iba con él al gimnasio, ser por lo menos el que más ganas le echara, a lo mejor no el más talentoso y creo que mis compañeros y las personas que me conocen, me reconocen por eso, porque siempre me he entregado a lo que hago”, precisó.
EL EXATLÓN, PARTEAGUAS
Era agosto de 2019, Alejandro había tomado una de las decisiones más difíciles de su vida, dejar el deporte al que le había entregado los últimos 11 años de su vida, un momento que transformó en motivación cuando encontró en el Exatlón su nuevo objetivo y por el que trabajó sin descanso.
“Cuando decidí retirarme del futbol, me metí totalmente a prepararme para el Exatlón, porque lo veía en la tele y decía: ‘algún día cuando no juegue yo voy a estar ahí’, y un año estuve trabajando sin descanso, me lo creí de tal forma que después de mandar más de 30 solicitudes para ser seleccionado, hubo más de 50 mil solicitudes para entrar y al final se dio la oportunidad, mi perfil era algo que buscaban y sabía que me enfrentaba a la temporada más difícil de todas, con todos los excampeones y finalistas de todas las temporadas”, comentó.
Su lugar en la temporada cuatro del programa televisivo se lo ganó a pulso debido a la transformación que vivió, pasando de ser un portero con una estatura de 1.77 metros y 66 kilos de peso, a colocarse en los 77 kilos de peso bajando sus niveles de grasa y aumentando su masa muscular.
“Fue una transformación, cuando jugaba era muy flaco la verdad, entonces me dijeron que tenía que mejorar mi físico y lo hice, pero al mismo tiempo los entrenamientos eran tan fuertes que no me permitían subir de peso, porque soy una persona muy flaca, comía bien, iba al gimnasio, pero al final si seguía entrenando tanto pues no iba poder subir tan rápido de peso, entonces lo que hice fue bajar el cardio, subirle más a fuerza y potencia y comer muchísimo más, suplementos y todo y en ocho meses subí más de 10 kilos, también para verme mejor en la televisión”.
“Antes de que me eligieran, tenía la certeza de que iba estar y en ocho meses mejoré de manera muy considerable mi aspecto físico y lo mental, siempre he sido una persona fuerte de la cabeza y en esa parte me mantuve enfocado en mi objetivo, y tampoco salí de mi casa en tres meses porque no me quise arriesgar a un contagio”, declaró.
Al enterarse que había sido seleccionado, el júbilo lo invadió, pero tuvo que guardarlo y ser discreto, ya que por políticas del programa no pudo revelarlo públicamente hasta que lo anunciaron en el inicio de la temporada.
“Cuando me hablaron y me dijeron que tenía la oportunidad de participar en la nueva temporada de Exatlón, obviamente yo me puse bien feliz, pero no podía decir nada, me hubiera encantado decirle por lo menos en redes sociales, pero todo era en secreto y yo lo mantuve así hasta que me pudieron ver en la tele o en los promocionales, pero mi reacción fue de mucha felicidad sobre todo de superación y de poder cumplir mi objetivo que ya me había planteado desde hace mucho tiempo”, recordó.
A pesar de que fue el primer integrante en ser eliminado, la experiencia que vivió y sobre todo el haber logrado una meta por la que trabajó por tanto tiempo lo dejaron satisfecho y consciente de que se trató de un parteaguas en su vida.
“La verdad es que yo pensaba estar en Exatlón toda la temporada que son más de seis meses, fue una eliminación bastante pronta, pero hay que aceptarlo como un aprendizaje porque me di cuenta que estaba entrenando bien como profesional, pero me encontré con campeones olímpicos, campeones panamericanos, campeones del mundo como Pato Araujo, que ya tienen la experiencia de haber participado en ediciones pasadas, además de que creo que me faltó adaptación, pero aún así, sin lugar a dudas, fue un parteaguas en mi vida”, agregó.
QUIERE SER INSPIRACIÓN PARA LOS DEMÁS
La gran enseñanza que le dejó su participación en el reality show fue que su esfuerzo se puede transformar en inspiración para los demás, por lo que en un futuro cercano analiza incluso volver a intentar una vez más en el futbol o dedicarse a impartir conferencias y compartir sus experiencias o ayudar a la gente a superarse a través del ejercicio en un gimnasio.
“Me gusta inspirar y motivar a las personas que están a mi alrededor y a partir de Exatlón vi que mi alcance puede ser aún mucho mayor y que tengo ese talento o un don de inspirar o motivar y que lo puedo potencializar, además de que cuando dejé el futbol me di cuenta del objetivo que tengo en la vida que es inspirar a millones de personas a través del ejemplo y de la motivación, entonces considero que el Exatlón me ayudó mucho para acércame a ese objetivo”.
“Como esperaba estar mucho tiempo en Exatlón, no tenía ningún plan alterno y ahorita regresé a algo que no pensaba vivir porque regrese muy pronto, pero afortunadamente han salido varias propuestas y todavía estoy pensando en cuál tomar, si sale algo bueno del futbol pues lo pensaría muy bien y podría ser mi regreso al futbol, pero también tengo otros objetivos porque me di cuenta que en Exatlón pude inspirar a mucha gente y me encantaría dar conferencias, también tengo la idea de poner un gimnasio para ayudar a la gente a superarse, a ser mejor, a trascender”, finalizó.