La luz de Estrella Blanca nunca se apagará, pues a pesar de su muerte sus cientos de luchas de apuestas ganadas jamás se olvidarán, su icónica máscara seguirá trascendiendo y el respeto que se ganó, entre la afición y miembros del pancracio poblano, lo mantendrá encumbrado como una de las máximas figuras que tuvo la Lucha Libre en Puebla.
Nunca nadie supo su nombre real, muy pocos pudieron verle el rostro, y quienes llegaron a estar cerca de él lo recuerdan como un gran luchador, una buena persona, que respetaba a rajatabla su profesión.
El histórico gladiador técnico dejó la vida terrenal para irse a la arena celestial el lunes 15 de noviembre a la edad de 84 años, algo que impactó no sólo a la familia luchística de la ciudad sino de todo el país, ya que se trató de uno de los más grandes personajes de la lucha libre clásica y que tiene el récord de más duelos ganados donde estaba en juego la máscara o la cabellera.
EL GRAN ÍDOLO
Uno que lo pudo conocer de cerca y que lo tenía como su gran ídolo es Gato Gris, luchador poblano de la vieja guardia quien platicó a Crónica Puebla sus recuerdos del llamado Santo Poblano, a quien le sigue guardando un gran respeto y cariño.
“El señor era muy respetable, fue igual como todos los viejos luchadores, muy celoso de su trabajo, pero antes de que yo fuera luchador, cuando estaba chamaco, era mi ídolo, de hecho, ahorita me he hecho varios cubrebocas con la figura de su máscara y los traigo puestos porque para mí fue un grande”, dijo.
Hay recuerdos que a pesar del tiempo nunca se olvidan, y para Gato Gris uno de esos que permanece es cuando conoció a Estrella Blanca, a quien incluso conoció sin máscara.
“La mayor característica que tenía era que trabajaba como los antiguos luchadores, era estricto, yo lo conocí por medio del profesor Yoyo Garduño, que me invitó un día a su gimnasio en San Baltazar Campeche y ahí de vez en cuando iba Estrella Blanca a entrenar a sus hijos, ahí lo conocí sin máscara porque se me acercó, yo apenas estaba iniciando de luchador, y me dijo que me pusiera en la puerta para que nadie más entrara, era muy celoso de sus entrenamientos”, comentó.ESPECIAL
LA ARENA PUEBLA, SU TEMPLO
El Santo Poblano debutó como luchador en 1954 cuando apenas tenía 16 años de edad, aunque su mayor auge lo alcanzó durante la década de los setenta y ochenta, cuando se convirtió en una verdadera estrella que arena que pisaba en cualquier parte del país, la llenaba, aunque ninguna como la Arena Puebla, la cual se convirtió en su templo.
Estrella Blanca comenzó a hacer historia en 1968 cuando tuvo su primera gran lucha por campeonato ante Raúl Guerrero y se convirtió en el Campeón Nacional de Peso Ligero, el cual si bien cedió un año más tarde a manos de Rodolfo Ruiz, lo recuperó en 1971 al derrotar al propio Ruiz.
Esto lo convirtió en uno de los personajes más importantes de la lucha libre en México y su lugar favorito para aparecer era Puebla, en donde se hizo costumbre verlo en las tradicionales funciones dominicales del recinto ubicado en la Colonia El Carmen.
“Yo era un chavito cuando él era ídolo en la Arena Puebla, entonces era de ir a las luchas, comprar mi boleto para verlo porque era mi ídolo, entonces imagínate cuando lo conocí, era algo de lo más grande que pude haber vivido”, recordó.
SU MÁSCARA ERA SAGRADA
En alguna entrevista, Estrella Blanca aceptó que el diseño de su máscara al principio no era de su gusto, ya que el diseño que él tenía en mente era diferente, pero conforme fue ganando prestigio, la defendió a capa y espada, incluso, aprendió costura y él mismo se hacía sus tapas o reparaba las que necesitaban servicio.
Su incógnita se convirtió en algo sagrado para él, prometiéndole a su esposa, que jamás se la quitaría en público para que así ella pudiera pasar en el anonimato y tuviera una vida tranquila, algo que cumplió saliendo triunfador de más de 200 luchas documentadas en las que apostó la máscara, aunque en total habrían sido unas 700.
Y el resguardo celoso de su identidad lo pudo atestiguar Gato Gris, quien llegó a coincidir en algunas funciones con su gran ídolo y en el vestidor, previo y después de su lucha, se dejaba la máscara puesta, algo que rara vez sucede con los luchadores de la actualidad.
“En una ocasión hicieron una lucha en el deportivo de la Volkswagen y él estuvo en ese evento, iba él y su hijo, y yo también estaba en la cartelera, también estuvimos en un evento en Tehuacán, fueron contadas las veces que compartí vestidor con él, y lo que puedo decir es que era digno con el deber del luchador de antaño porque llegaba a los vestidores y no se quitaba la máscara para nada, así eran los luchadores de antes y así tiene que ser. Afortunadamente lo topé varias veces al señor, pero nunca pude luchar con él o contra él, aunque me emocionaba compartir vestidores”, apuntó.
SE FUE UN SEÑORÓN
El retiro oficial de Estrella Blanca fue en 1995 aunque años después siguió participando en algunas funciones ya como veterano, porque la lona lo llamaba hasta que en 2011 decidió dejar atrás su faceta de luchador en su totalidad para dedicarse a disfrutar su vida, siendo parte de diferentes homenajes como el que recibió en 2019 en la Arena Puebla en el evento del Consejo Mundial de Lucha Libre conocido como Homenaje a Dos Leyendas, que fue la última vez que se le vio en público.
“Sí me dio tristeza saber que uno de mis ídolos se fue, se fue un señorón, uno de los mejores de Puebla, el Santo Poblano, hizo su carrera en Puebla y después vivió aquí, puso su gimnasio y también cocía sus mascaritas. Me enteré de su muerte en las redes sociales y cuando lo vi sólo dije: diosito lo recogiste y te llevaste a uno de los buenos para hacer cartelera arriba, con los grande de allá”, finalizó.