El gran momento: Ernesto Canto enfilándose a la meta de los 20 kilómetros, con el impulso del público en el Memorial Coliseum de Los Ángeles. Atrás, Raúl González, para firmar el uno-dos azteca y la gloria del oro olímpico en 1984. Ayer, el gran marchista falleció, dejando un hondo pesar en el país, que siempre lo recordará por sus hazañas y aquel memorable episodio de gloria deportiva.