Por: Daniel Aguilar Twitter: @Danny_aguilarm
2, 2 y 2
La pandemia nos hizo valorar muchas cosas, entre ellas las que creímos pronto volverían. En lo personal –como muchos que aman la pelota– aquí en la ciudad de Puebla se extraña el beisbol infantil. Nos quitaron un santuario de luz los días sábados. La Liga Zaragoza espera su regreso, pero ese tiempo que debemos aguardar entristece a más de uno.
Llegué a la Liga Zaragoza en 2009, lo tomé como un empleo para poder pagar mis estudios universitarios, pero me enamoré desde el primer momento, cada uno de los campos, cada uno de los equipos, cada una de las jugadas, los batazos, cada categoría tiene una magia única, si en algo coinciden desde la 5-6 de los bebés hasta la 17-23 de los jóvenes, que ya buscan ser profesionales, es que dejan el alma y entregan su amor al beisbol
La categoría de los bebés, los más pequeños de 5-6 años, esos que apenas y pueden pronunciar su nombre, pero que nos regalan infinidad de sonrisas. Ver a niños corriendo tras una bola cuando en realidad sólo deberían ir dos jardineros, es de las cosas más inexplicables e increíbles que nos regala la Liga Zaragoza.
En los recientes años se han celebrado ya dos torneos nacionales de esa categoría, que nos han dejado grandes campeones, procedente de Chihuahua y el otro fue Tijuana.
Al haber visto el nivel de beisbol que traían esos niños nos dimos cuenta que hay que trabajar todos los días porque si buscas el sueño de ser profesional se empieza desde la categoría más pequeña.
Lamentablemente, en la Liga Zaragoza no cuentan con la categoría 3-4 de los pañalitos.
La 7-8, la que a mis ojos es la más difícil de jugar en pelota infantil, la más complicada para todos; coaches, niños, mánagers, anotadores y hasta los umpires (a esos, todos se les complica).
Es la transición de los niños, de en realidad querer hacer el beisbol ya como un deporte y no como un pasatiempo o una diversión, no estoy diciendo que esté mal jugar en 5-6, porque al final los niños se divierten, pero en 7-8 ya tienen que empezar a desarrollar habilidades de un partido de pelota.
La categoría 9-10 años tiene el recuerdo más especial de la última década en la Liga Zaragoza, fue allí donde Puebla se impuso a la Municipal de Tijuana, en el Torneo Nacional de Nuevos Valores de esa categoría, ahí donde Rafael Castelán, que en paz descanse, demostró que es el más grande mánager que hayan visto esos campos.
Se impuso en una trepidante semifinal a Poza Rica. La jugada clave fue un robo de home y después en la final frente a los de la frontera un juego ejecutado a la perfección, por nota, un juego que iniciaron perdiendo los poblanos y que se recuperaron, donde tuvieron su momento clotch y en seis entradas con un roletazo segunda se acabó la historia. ¡Puebla hacía historia! Puebla era campeón y ponía la bandera muy alta para todos, para la organización, para la Liga Zaragoza, para la región 8 de la Asociación de Ligas Infantiles y Juveniles de Beisbol de la República Mexicana, para las futuras generaciones y también para ellos mismo.
En el campo dos de la Liga Zaragoza está ese recuerdo, del mánager poblano con el número 10 en la espalda dejando su legado.
En la categoría 11-12 años, aquella como diría Danny Ortiz, separa a los niños de los hombres vemos un beisbol más puro, donde ninguno se quiere equivocar, ya que están a un paso de jugar la pelota en toda su extensión.
El campo más grande de la liga alberga los juegos de esa categoría y en el que más podemos notar la ausencia de los gritos, las risas, los batazos y todo lo que hace especial al beisbol, si pasamos por la calle Triunfo Maderista.
Hace ya más de un año que las categorías grandes tuvieron que emigrar de las instalaciones, pero no de la Liga Zaragoza. Aquel enigmático campo cinco del Hoyo, que tenía su pared en el moustro del jardín derecho, rumbo al central una rampa enorme que conectaba con la profundidad del izquierdo, sólo queda en el recuerdo de los que un día tuvimos la fortuna de pisar ese diamante.
Hoy sólo es un lindo fraccionamiento, donde espero que los residentes valoren todo el amor y esfuerzo que dejaron los jóvenes haciendo el Rey de los Deportes.
El santuario del beisbol en la Angelópolis, en el Nido Verde de los Pericos de Puebla, ha abierto sus puertas para que la Liga Zaragoza realice encuentros, con todo el apoyo de la directiva y lo mágico que es jugar en un campo de primer nivel. En la colonia Maravillas siempre se encontrará un lugar para todo aquel que quiera jugar a la “pelota”.
No sé cuando regresará esa magia. En verdad no quisiera mentir diciendo una fecha, pero sé que llegará.
¿Pronto? Al tiempo, es lo único que tenemos seguro.