Lic. Guillermo Pacheco Pulido
“ Las madres, hijas hermanas, representantes de la Nación, piden que se les constituya en Asamblea Nacional. Por considerar que la IGNORANCIA, el olvido o el desprecio de los derechos de la mujer son las únicas causas de los males públicos…”
La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, del 26 de agosto de 1789, adoptada por la Asamblea Nacional Constituyente de Francia, reconoció en su artículo primero que todos los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos, conceptos que evolucionaron en el desarrollo de la vida constitucional de Francia, dicho documento es el preámbulo de la primer Constitución Francesa.
Posterior a ello, un grupo de mujeres inconformes porque no se les mencionó como tales en el primer documento, es decir no se tomó en cuenta el sustantivo de MUJER, encabezadas por Olympe de Gouges, redactaron en 1789 su Declaración de los Derechos de las Mujeres y de las Ciudadanas.
Olympe, de origen humilde, viuda se fue a París en donde se desempeñó como dramaturga bajo el seudónimo de Olympe de Gouges ya que su nombre era Marie Gouze.
Participó en la Revolución Francesa defendiendo a la monarquía moderada, se opuso a Robespierre y Marat, lo que le costó fuera condenada a morir como fue: en la guillotina, instrumento destinado a la monarquía y a los considerados insurrectos a la revolución.
El documento es muy interesante, redactado por Olympe en tres partes: 1.- El Preámbulo, 2.- Los Artículos, 3.- El Epílogo.
En su primera parte señala que las madres, hijas, hermanas, representantes de la nación, piden que se les constituya en Asamblea Nacional como se indicó al principio de este artículo.
En su segunda parte, destacan los artículos siguientes:
Artículo Primero.- La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos…
Artículo Segundo.- El objetivo de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles de la mujer y el hombre…
Artículo Tercero.- El principio de toda soberanía reside esencialmente en la nación, que no es más que la reunión de la mujer y el hombre…
Artículo Séptimo.- Ninguna mujer se haya eximida de ser acusada, detenida y encarcelada en los casos determinados por la ley. Las mujeres obedecen, como los hombres, a esta ley rigurosa.
Artículo Décimo. – Nadie debe ser violentado por sus opiniones, incluso fundamentales; la mujer tiene el derecho de subir al cadalso, debe tener también, igualmente, el de subir a la tribuna…
Artículo Décimo Primero.- La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los derechos más preciosos de la mujer, puesto que esta libertad asegura la legitimidad de los podres en relación con los hijos.
En la tercera parte de este documento, como epílogo, empieza:
“MUJER DESPIERTA; el rebato de la razón se hace oír en todo el universo, reconoce tus derechos…. El hombre esclavo ha redoblado sus fuerzas y ha necesitado apelar a las tuyas para romper sus cadenas.
Pero una vez en libertad ha sido injusto con su compañera, ¡Oh, mujeres! ¡Mujeres! ¿Cuándo dejaréis de estar ciegas? ¿Qué ventajas habéis obtenido de la revolución?
Un desprecio más marcado, un desdén más visible…” Opinamos así que hay que observar este documento como una protesta razonada por marginar en esa época a la mujer.
El pensamiento de Olympe convocaba a las mujeres a seguir en su lucha por la igualdad.
La desigualdad entre la mujer y el hombre era gravemente manifiesta, la mujer estaba totalmente marginada.
Si bien es cierto que Francia impulsó un movimiento cultural conocido con el nombre de La Ilustración o Iluminismo, en el denominado Siglo de las luces (XVIII), participaron otros países que reconocían la prevalencia del derecho natural y la razón.
Tuvo que pasar mucho tiempo hasta que surgió la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, adoptada por las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, en el que quedó clara la dimensión de igualdad de la mujer y el hombre.
Muchísimas mujeres han escrito las batallas por la igualdad, una importantísima fue por el sufragio, es decir, el poder votar para elegir autoridades.
Otra lucha ha sido la función de la mujer en la sociedad a través del hogar, en defensa de sus derechos, como ejemplo está Indira Gandhi.
Indira Gandhi, quien fue arrestada en la India por cargos de subversión y a su vez se convirtió en primer ministra, dijo: “La educación de las mujeres es casi más importante que la de los hombres”.
Ella señaló un antiguo dicho sánscrito que dice: “La mujer es el hogar y la base de la sociedad. Sólo cuando construimos nuestros hogares podemos construir nuestro país…”
“Una de las mayores responsabilidades de las mujeres educadas de hoy en día es lograr la unión de lo que es valioso, eterno, en nuestras tradiciones antiguas, con lo que es valioso y bueno; al igual que no todo lo antiguo es completamente bueno o completamente malo. Tenemos que decidir, no de una vez por todas, sino cada semana y cada mes lo que es bueno y útil para nuestro país…”
Las voces de Olympe de Gouges aún se siguen escuchando en estas épocas. Recordemos que en los pueblos primitivos, aún en el jurista pueblo romano, el padre de familia tenía el derecho de matar a su mujer sin excusa o pretexto alguno, era una verdadera esclava, y así se siguió por todas las épocas. En nuestro país la mujer carecía de derechos de toda índole y se ha enfrentado a muchos de los rasgos psicológicos del mexicano, en que prevalece el absoluto dominio hacia la mujer, esto a pesar de disposiciones constitucionales que pregonan por el respeto a la dignidad de ella.
Todavía hay mucho “machismo” del mexicano frente a la mujer. Independientemente de reconocer la fructífera labor de Olympe de Gouges, por haber sido pilar en la tenaz batalla por el reconocimiento de los derechos de la mujer, podemos expresar nuestro especial RECONOCIMIENTO A LAS MÚLTIPLES MUJERES POBLANAS que han sido luchadoras permanentes en la defensa de sus derechos; no podemos aceptar la ingratitud de la mala memoria.
Mujeres políticas, universitarias, trabajadoras, periodistas, profesionistas, maestras, escritoras, campesinas, estudiantes, amas del hogar, artistas, a todas ustedes que han y están trabajando como una imponente cascada de amor a México, sigan siendo protagonistas y constructoras de nuestra historia.
México, Puebla, viven momentos de nuevos rumbos, en los que se tiende a transformar instituciones, fortaleciendo una fuerte presencia humanista.
Se va a necesitar la participación solidaria de la mujer, la fe en la esperanza de sus instituciones, la entrega de su esfuerzo diario.
Las mujeres han plasmado en la Constitución de México (Artículo 4) sus demandas, muchas de las cuales han sido resueltas satisfactoriamente.
Tenemos una Constitución que en sus artículos están plasmados los ideales de la mujer, sus anhelos y esperanzas.
Finalmente, no se trata con este tema de separar a la mujer y al hombre; en conjunto, sumando sus propios ideales, luchan para evitar que se destruya el tejido social.
Juntos contra la miseria, la pobreza, la injusticia y la discriminación.
No permitan que la mujer y el hombre puedan tener un futuro incierto, que se les nieguen sus derechos y su vida se convierta en una carga pesada, en un destino demasiado inseguro o una soledad demasiada desesperada.
Con orden, con respeto, por los caminos de la ley, con hechos, saludemos la memoria de Olympe de Gouges.