En el estado de Puebla, sólo una de cada 100 personas habla totonaco, idioma original en alrededor de 30 municipios y comunidades de las sierras Norte y Nororiental.
Si esta lengua indígena se habla cada vez menos es porque su preservación ha estado limitada por aspectos más allá de la cultura indígena, como los sistemas educativos, de salud o los trámites administrativos que se imponen a las comunidades.
El cortometraje “Kintachiwinkan” (“Nuestro idioma” en totonaco), del colectivo Xanay, retrata parte de estas barreras a las que se enfrentan los habitantes de la comunidad de Tux-tla, en el municipio de Zapoti-tlán de Méndez, donde aún preservan el tutunaku.
La historia del documental está protagonizada por una pareja de adultos mayores que vivió la llegada del español a su pueblo y tuvo que aprenderlo de manera forzada para hacer frente a la segregación social y la poca inclusión del idioma en los trámites gubernamentales.
Pero la vida de esta pareja contrasta en la historia con la aparición de la rondalla “Akgpuchokgo” (“Sobre el río”), que está formada por estudiantes de bachillerato que tomaron la decisión de cantar en tutunaku frente al resto de las rondallas, que priorizan el español.
Desde su estreno, en marzo de 2021, el cortometraje Kintachiwinkan ha sido exhibido en comunidades indígenas y se convirtió en la primera producción mexicana en ser incluida en el festival “Nuit de la culture”, celebrado en septiembre del año pasado en Luxemburgo.
El documental también fue seleccionado por Shorts México, el festival internacional de cortometrajes más importante en Latinoamérica, en su muestra especial “Raíces”, dedicada al cine sobre pueblos originarios, y actualmente puede ser vista en la página web del colectivo Xanay.
“Kintachiwinkan” fue escrito y dirigido por Jorge Ramos Luna y Juan M. Díaz, con Uzu Morales y Citlal Solano Lara, quienes formaron parte de la producción del documental como sonidista y asistente, respectivamente.
El colectivo Xanay es un equipo multidisciplinario que reúne a biólogos, físicos y educadores, que han trabajado por más de ocho años en comunidades totonacas de Puebla.
“Cada una de las personas que formamos el colectivo intentamos ocupar nuestra formación académica y no académica para generar proyectos que ayuden al desarrollo de estas comunidades”, explicó Juan M. Díaz, biólogo y codirector del documental.
Con ayuda de la desarrolladora Inventoteca, el colectivo Xanay también creó una aplicación denominada “Kintachuwin App”, que contiene un catálogo de ejercicios de gramática y vocabulario del totonaco, así como un listado de la flora y la fauna que se encuentra en la Sierra Norte del estado.
La aplicación está disponible en Android desde mayo del año pasado, y la integración de su contenido contó con la participación de personas hablantes del totonaco y habitantes de la Sierra Nororiental.
Una de esas personas fue Gabriela Lucas Esteban, maestra en desarrollo educativo, quien considera que la aplicación puede usarse, en especia,l como herramienta en la educación de estudiantes y docentes.
“Las relaciones que hemos creado con la comunidad hablante hicieron posible el desarrollo de esta aplicación. La gente de las comunidades, los amigos como Gabi, son lo que nos siguen motivando. No sólo los proyectos o los trabajos, sino la convivencia, el trato con los demás”, abundó Citlali Solano Lara, bióloga y asesora en la creación de la aplicación.