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No hay ningún argumento que lo apoye para defenderse de la investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF).
En ésta, se menciona al coordinador de los diputados federales morenistas por lavado de dinero, evasión fiscal y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Pero, además, por sus propias limitaciones, Ignacio Mier termina por desmentirse.
No tiene una narrativa consistente.
Apenas el sábado, en una entrevista con El Sol de Puebla, había minimizado el tema de la UIF.
Dijo que era “grilla local sin efecto”.
¿Entonces?
¿Ya no es así y sí tiene efectos?
El gobernador Barbosa Huerta se refirió a Mier en su conferencia la mañana de este lunes.
Recordó su pasado como “segundón” de Enrique Doger Guerrero.
Su presente y sus reminiscencias como priísta, antes que integrante genuino de la Cuarta Transformación (4T).
En el contexto político, los más contentos son los panistas.
Porque Mier parece ser el elemento que más perjudica a Morena.
Que más divide.
Que más fractura al lopezobradorismo poblano.
La hipótesis de muchos, tras el video de Nacho, es que “sabe que van por él y por ello lanza esta desesperada pedrada”.
No se sabe que así sea a ciencia cierta.
Pero un dato es relevante.
Y es que también en la conferencia mañanera, el gobernador de Puebla reveló que el diputado federal tiene alguna responsabilidad en el contexto de la espantosa ejecución, en noviembre pasado, de tres agentes ministeriales en Tecamachalco, municipio que preside su hijo Carlos Ignacio Mier.
¿Seguirá pensando Ignacio Mier que es “grilla local”?