Mariana Flores
A pocos meses de cumplir un siglo de existencia, la icónica fondita Qué chula es Puebla, se sumó a la lista de comercios tradicionales de la capital poblana que tuvieron que cerrar sus puertas de forma definitiva, derivado de la crisis económica por la pandemia de COVID-19.
Fue en junio de 1921, cuando Asunción Díaz, conocida como doña Chonita, abrió el local ubicado en la avenida 6 Norte número 5. La cocinera migró del Mercado de la Victoria, cuando los comercios de comida fueron removidos de la zona.
Por el éxito, otros familiares también instalaron sus restaurantes sobre la avenida cercana a la zona de El Parian, donde visitantes locales, nacionales e internacionales se daban cita cada día para probar los manjares poblanos.
El protagonista del lugar era el mole de doña Chonita, que fue reconocido por su lema “del metate a la mesa”, al que le dedicaba todo un día de trabajo para moler los ingredientes y llevarlo a los comensales.
Con el fallecimiento de doña Chonita, su hija Marina Campos se dedicó a conservar la tradición del lugar, que formó el escenario ideal para la realización de novelas y comerciales.
Con un horario de 9:00 de la mañana a 7:00 de la tarde, de forma diaria se recibían de 30 a 50 comensales. En temporada alta, hasta 200 personas, que hacían fila para comprar un Chile en Nogada.
Fue la semana pasada, cuando César Tinoco, hijo de la señora Marina Campos, decidió cerrar el negocio, a razón de que el solvento económico de sus obligaciones se volvió insostenible.
A través de plataformas digitales, puso a la venta las cacerolas y cazuelas de barro con las que su abuela comenzó el negocio, hace casi un siglo; además de todos los adornos tradicionales del lugar.
“Desde el temblor de 2017 empezó a haber muchos problemas acá, el cierre de la circulación nos quitó muchas cosas. Con la pandemia (de coronavirus) pues tuvimos que cerrar muchos meses y cuando se permitió abrir estábamos empezando a ver una luz, pero con el cierre nuevo ya no se puede con los gastos y tuvimos que cerrar”, dijo.
Entre lágrimas, comentó que por lo menos 10 familias dependían del negocio, que fue heredado de dos generaciones atrás. De sus cuatro hermanos, fue él quien se hizo cargo de la fondita.
“Pues era toda mi vida, toda mi vida se la dediqué a este lugar. Mi madre le dedicó su vida y mi abuela también.
Sólo le puedo decir ‘gracias y hasta pronto’, nada más”, sentenció.
OTRO CASO
Esta semana, también cerró sus puertas de forma definitiva la zapatería Élite, que por al menos 20 años fue una de los negocios tradicionales de la capital poblana. Se ubicaba en la calle 5 de Mayo, en esquina con la 10 Poniente, en el Centro Histórico.