Mariana Flores
Sólo uno de seis elevadores del Hospital IMSS La Margarita funciona sin incidentes, pero está reservado para directivos, lejos de empleados y pacientes.
De los cinco destinados a trabajadores y derechohabientes, dos tuvieron percances el viernes pasado y ayer; y los otros tres están inmóviles: se “deshuesan” para reparar los que han fallado, indica personal entrevistado por este diario.
Así que empleados y pacientes de 350 camas están obligados, hoy mismo, a utilizar esos dos únicos elevadores en las cinco plantas del hospital, con riesgo de que se repitan descensos vertiginosos repentinos que dejan la plataforma donde van los usuarios a mitad de piso.
Quienes corren más riesgo son los pacientes recién operados y quienes están intubados.
El incidente del viernes lesionó a dos trabajadores, cuyos jefes se niegan a firmarles los reportes oficiales, para evitar referencias a los elevadores que desde la inauguración del hospital, en 2009, tienen fallas.
DÉFICIT LESIVO
El único ascensor que funciona sin incidentes ni fallas es el que se encuentra en la zona de fisioterapia, un área lejana que no es factible para que lo use personal de medicina, enfermería, limpieza, reparación de equipos, alimentación ni, tampoco personas atendidas en terapia intensiva, urgencias, ni camas.
Los otros cinco elevadores se distribuyen dos en el área de derechohabientes y tres para el área de trabajadores.
De esos sólo sirve uno para empleados y otro para pacientes.
El de empleados registró el percance que lesionó a dos el viernes pasado. El de pacientes se desplazó y quedó a medio piso el lunes.
En esos dos se transportan trabajadores del área de limpieza, los de alimentos –con carros y contenedores imposibles de trasladar en escaleras–.
Y, también, los pacientes incapacitados para movilizarse por escaleras.
Los más graves y en mayor riesgo de afectaciones por averías como las ocurridas el viernes y el lunes: recién operados o intubados trasladados por camilleros y personal médico y de enfermería.
El sobrecupo de pacientes obliga a que, en camillas, estén formado hasta una hora para utilizar elevador, refirieron trabajadores afectados, entrevistados por este diario, quienes por temor a represalias solicitaron anonimato.
El viernes, Mayra Cecilia Frutos fue una de las dos lesionadas por la bajada súbita y veloz del elevador para trabajadores. Ha visto las fallas de los ascensores desde que empezó a trabajar en el sitio, hace siete años.
“Ya ni tienen los botones para poder entrar. Hace año y medio cuando vinieron a arreglarlos, el joven técnico estaba viendo videos en el celular de tutoriales para reparar elevadores. De los tres elevadores que no sirven siempre están que los arreglan, pero solo se meten los trabajadores a escuchar música y no pueden repararlos”, dijo.
Un empleado entrevistado aseguró que ha visto cómo los técnicos que han llegado a reparar los equipos instalados toman piezas –y lo dicen en voz alta– de los otros tres elevadores que se encuentran sin funcionar, dos de trabajadores y uno de derechohabientes.
“En vez de que se compongan esos, los están deteriorando más”, lamentó.
OTRAS DEFICIENCIAS
La construcción errada de instalaciones y la falta de mantenimiento también se encuentran en otros lugares del hospital.
“Pedimos que hubiera un baño para salir descontaminados del área de COVID; lo hicieron y se tapa. Ahí mismo se vierten desechos de los cómodos; es algo muy antihigiénico que no debería ocurrir en un hospital”, incidó un empleado.
Otro de los entrevistados señaló que en días pasados hubo una fuga en vestidores del sótano: “Se rompió una de las tuberías de gas”, lo cual ni se hizo del dominio público ni se informó a los trabajadores, pero puso en riesgo a todas las personas ocupantes del sitio.