La normalización de los fallecimientos violentos que ocurren a diario en el país y el “coqueteo” que el mexicano tiene históricamente con la muerte, provocan una indiferencia que lleva a muchos poblanos a relajar las medidas sanitarias contra el coronavirus, provocando contagios que orillen a un nuevo confinamiento.
Fiestas clandestinas, bailes sonideros, calles abarrotadas en el Centro Histórico o restaurantes rebasando el aforo permitido son algunos de los casos que se pueden observar que los ciudadanos, en especial los jóvenes, actúan como si la pandemia de COVID-19 hubiera terminado.
El pasado 28 de septiembre, Puebla pasó de color naranja a amarillo en el semáforo epidemiológico del gobierno federal, debido a la baja de contagios que se tuvo en semanas previas, con promedio diario de nuevos casos de 200 en agosto. En septiembre descendió para tener un promedio de 150 al día.
Si bien el número de casos no se ha incrementado desde el cambio de color, tampoco hubo disminuciones constantes, por lo que la curva de contagios oscila entre los 150 y 80 casos diarios, teniendo días atípicos con 200 casos en un solo día, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud federal,
El pasado 22 de octubre, el gobernador Miguel Barbosa confirmó el riesgo de un rebrote en el índice de contagios del virus en la entidad, por lo que se emitieron nuevas medidas de prevención.
El titular del Ejecutivo pidió no salir de casa a menos que fuera necesario y mantener las mínimas medidas de sanidad.
EL RIESGO, EN CASA
Gustavo Ariza Salvatori, titular de la Secretaría de Protección Civil y Gestión Integral de Riesgos municipal, informó que 80 por ciento de los contagios en el último mes se dieron en los hogares, evidencia que la ciudadanía que no se está cuidando y está esparciendo el virus.
Resaltó que las fiestas familiares en casas particulares se incrementaron durante el pasado fin de semana, debido a las celebraciones por el Día de Muertos, también se pudo observar más gente en las calles sin usar el cubrebocas.
Indicó que los jóvenes son ellos quienes están propagando el coronavirus, pues no están acatando los protocolos de sanidad y están en una relajación social que pone en peligro a la población “Los jóvenes son quienes están contagiando a los adultos mayores, a los niños y a las personas que tienen algún tipo de vulnerabilidad. La realidad es que la gente está falleciendo y no culpo a los jóvenes, sino a la gente que no cumple las medidas sanitarias”, señaló.
La dependencia a su cargo disolvió, en conjunto con otras dependencias, seis bailes sonideros que congregaron cada uno a más de 100 personas, así como ocho exhortos en domicilios particulares para detener sus reuniones sociales, durante el fin de semana del 31 de octubre al 2 de noviembre.
“SIN TEMOR A LA MUERTE”
José Leopoldo Castro Fernández de Lara, psicólogo social de la Universidad Iberoamericana Puebla, indicó que son varios los factores por los cuales las personas decidieron relajar las medidas de sanidad.
Comentó que las personas están tan normalizadas a los decesos que suceden a diario en México que “coqueteamos con la muerte, que no le tenemos miedo”, por lo que el número de fallecimientos por el virus no impactan de igual manera que el número de incidentes por una balacera o asesinatos vinculados con el narcotráfico.
Resaltó que esta situación, a su vez, crea una especie de adormecimiento dentro de las personas, generando indiferencia, por lo que “si no pasa en mi círculo cercano, a mí qué me importa”.
El especialista destacó que esto es muy peligroso, debido a que la cadena de contagio no se rompe y se tienen nuevos casos diarios, por lo que de no poner un alto, puede llevar a un nuevo confinamiento, como ocurre en países europeos como Francia, España e Inglaterra.
Si bien, las sanciones pueden ser una buena solución para aquellos que no cumplan con las medidas de sanidad, el académico sostuvo que esto no bastará para hacer cambiar a la gente de conducta, puesto que estamos acostumbrados como sociedad a tratar de no cumplir con las leyes y no sufrir las consecuencias de nuestros actos.
Sostuvo que es momento de dejar a un lado la indiferencia y generar un cambio social en las comunidades vecinales, para cuidarnos entre todos, debido a que sólo conociendo a las personas y mejorando el trato podremos generar empatía, que ayude a mejorar nuestra forma de relacionarnos y cuidarnos.