Imperceptible para todos, escondida, o casi, en una plaza pública del centro de la ciudad de Tlaxcala, permanece silenciosa esta placa.
El pedazo de cemento y las inscripciones en él plasmadas celebran todo un acontecimiento literario: la obra cumbre del genial escritor inglés Malcolm Lowry.
La novela, que transcurre en 1938, en el Día de Muertos, y narra lo que acontece con un excónsul británico alcoholizado (Geoffrey Firmin), es considerada como una obra maestra y uno de los mayores logros literarios de todos los tiempos.
Si bien el relato, en parte autobiográfico, está centrado en la ciudad de Cuernavaca, algunos fragmentos hablan de la maravillosa historia y cultura del vecino estado de Tlaxcala.
De ahí la placa que, como un fantasma inasible, adorna la citada plaza.
Un merecidísimo homenaje al gran Lowry, quien nos legó frases como:
“No se puede vivir sin amar…”. “No hay paz que deje de pagar pleno tributo al infierno”.
Y sobre todo:
“¿Qué era la vida sino un combate y el paso por el mundo de un extraño?”.
Texto y fotografía: Arturo Luna Silva