Vicky Fuentes / @NoticiasVicky, Facebook VickyFuentes/Oficial, Vickyfuentes.com
“Ningún federalismo tendrá sentido sin consolidarse la sinergia de comunidades libres y soberanas, cuyo soporte sean los procesos electorales democráticos, una sociedad civil plural, la autodeterminación, planificación y control sobre su propio gasto y, ante todo, autoridades democráticamente electas en los tres niveles de gobierno”
Gerardo Brandebí Cruz Reyes
En todas las democracias es muy saludable que se dé el estire y afloje, que se midan fuerzas, que la oposición apriete hasta donde el gobierno en turno se lo permita, y vaya que de eso sabe mucho el actual Presidente de la República. Los reclamos de los gobernadores por el tema de recursos federales hacia los estados ha sido habitual, donde entraban en juego los grandes negociadores estrella que demostraban cuánto poder tenían para lograr más que otros en sus partidas presupuestales estatales, y ciertamente es aquí donde se daban los acuerdos políticos ventajosos, abusivos e inequitativos.
Recientemente, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, lanzó un enérgico reclamo porque no se etiquetó recurso para la construcción de la línea 4 del tren ligero de Guadalajara, de la que dijo había sido un compromiso que adquirió el presidente con los jaliscienses, lo que empezó lo que hoy se vislumbra como un desencuentro que puede tomar proporciones que en estos momentos no convienen a nadie.
La tensión que hay con los diez estados de la Alianza Federalista y el gobierno federal es cada vez peor. El tema es el mismo, los recursos que se les pichicatean, además de la displicencia con la que los tratan desde la oficina del titular de Hacienda, además del desdén con el que durante las mañaneras son tratados por el jefe del Ejecutivo. El momento que vivimos es importante, los más de 90 mil fallecidos por COVID-19, la crisis económica, el año electoral que ya transcurre y las innumerables necesidades a todos los niveles (emocional, seguridad, salud, trabajo, familia y más) de los mexicanos, ofrece un ambiente propicio para revivir el lenguaje “esperanzador”, sí, pero también exacerba lo que ya de por sí está sensible: la desesperanzada y desesperante realidad de los mexicanos.
¿Qué sigue en el pleito entre gobernadores de oposición y el presidente?
De entrada, ya les aclaró que no habrá “ni un peso más para los estados; no tendrán en sus manos dinero federal”. Lo destacable es como estos estados con sus gobernadores se están convirtiendo en un bloque opositor que puede generar los contrapesos que necesitamos en estos momentos, ya que los otros dos poderes del Estado, el Legislativo y el Judicial, han claudicado en su independencia, autonomía y soberanía.
El tono de la discusión sigue subiendo en la misma proporción que la soberbia del primer morenista de este país, mientras la pugna entre el federalismo y al centralismo tiene por delante cuatro años más de vida.