La otrora pujante industria textil poblana pasa uno de sus peores momentos.
Qué tiempos aquellos en que era uno de los principales sostenes de la economía del estado. Y estaba en los primeros lugares nacionales en producción y exportación.
Hoy el panorama es desolador. La crisis por el coronavirus tiene a la mayoría al borde de la bancarrota. Las inversiones están detenidas.
Y la planta laboral se sostiene, literal, con alfileres. Ya el contrabando proveniente de Asia tenía en jaque a un sector que da (o daba) trabajo a miles de familias.
China como pesadilla: COVID-19 y piratería. Venía de paros técnicos, pero la pandemia terminó por recrudecer la situación. Los empresarios no ven aún la luz al final del túnel. Y quién sabe cuándo lo harán.