Jesús Peña
Hay aniversarios que no se celebran, se conmemoran, se recuerdan y se llevan con pesar, como éste: el 27 de febrero de 2020 llegó a México, desde Italia, la primera persona infectada por COVID-19.
A partir de ese momento, México se sumó a la pandemia mundial, originada en China.
El saldo es tenebroso: 185 mil 257 muertos, cuando el peor escenario era de 60 mil Las autoridades federales, especialmente el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, recomendaba seguir dando abrazos y salir a pasear.
Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Salud federal, estimaba en su escenario “catastrófico” unas 60 mil muertes.
Hoy tenemos a un López Obrador recién recuperado del virus, pero insistente en no usar cubrebocas; López-Gatell Ramírez, el zar antiCOVID, en recuperación y una estrategia de vacunación lenta y cuestionada.
El saldo oficial (porque las cifras extraoficiales son más del doble) es: 185 mil 257 decesos, 2 millones 84 mil 128 contagios acumulados, 436 mil 383 sospechosos acumulados, así como 49 mil 369 casos activos.
Es –apenas– el primer año.