Una lección de suma de esfuerzos en pandemia, para el mundo, ocurrió ayer en un rincón del mapa de América Latina.
En Perú, cientos de habitantes de pueblos incomunicados por tierra se quedaron sin modo de salvar a sus heridos graves… hasta que las mentes y las voluntades hicieron que una petrolera se dedicara a llevar oxígeno.
Y, tal como ocurre en México con los derrumbes de sismos, hubo cadena humana hasta llevar aire fresco a las mascarillas de los enfermos.