Por: Álvaro Ramírez Velasco
Desde la ventana de su departamento de primer piso en Prospect Park, en Brooklyn, el poblano Adam Lázaro ve “el terror”, escenas que parecen “de ficción”; ve el miedo y la desolación, las calles vacías y ve también la muerte que ha dejado el COVID-19, que en estos días se ha llevado a muchos de sus paisanos de Chinantla.
La vida está detenida y aún faltan muchos males por atravesar en esta zona, como en el resto de la ciudad de Nueva York, a la que en los años 40 y 50 llegó un puñado de chinantecos, no más de 10, y que ahora, solamente de la segunda generación –hombres y mujeres que rondan los 60 años o más– supera los mil, quienes viven y conviven con otros miles de poblanos, mexicanos y latinos, en este condado.
Se calcula que hay unos 2 mil 500 chinantecos –de las 4 secciones, que por cierto tienen un comité por cada una en Nueva York–, aunque algunos ya nacieron en suelo estadounidense y otros ni siquiera han visto nunca su pueblo originario, en la Mixteca de Puebla, del que conocen evocaciones de sus padres y abuelos.
Ellos y ellas, también orgullosos de sus raíces, se han criado en las calles que conforman la zona de Sunset Park, en Brooklyn –en la imaginaria “Puebla York”–, en donde hay comercios de muchos paisanos y la algarabía de los fines de semana tiene el sabor y los aromas mixtecos, de tacos, de comida, de costumbres chinantecas y de otras regiones de Puebla, aunque colindan con los barrios italianos, que se han retratado en las películas de la mafia.
Aquí, en donde también hay muchas historias de éxito de los poblanos y, especialmente, de los chinantecos, la pandemia del Coronavirus se ha ensañado. Unos 30 amigos de la infancia en Chinantla de Adam Lázaro Fortozo –reconocido por ser un maratonista internacional y defensor de los derechos de los migrantes–, y con quienes luego creció de joven y adulto en su vida neoyorkina, han fallecido en estos días, “casi uno se iba diario, aunque ya comienzan a bajar las muertes y los contagios”.
Sin embargo, “la gente sigue muy asustada, muy alterada, y hay en muchos sentidos un caos… Yo me levanto y me asomo por mi ventana y es como si yo estuviera en una película de ciencia ficción, una cinta de terror”, resaltó.
“Desafortunadamente quienes estamos sufriendo más somos los latinos, los mexicanos. Nos ha dado muy duro (el COVID-19) a los poblanos, especialmente. Ha sido fatal”. El líder migrante advierte que aún faltan mucho por atravesar.
“Ahora empezamos con la situación de que la gente no tiene trabajo, no tiene para comer y está teniendo problemas de vivienda, conflictos con los caseros, a pesar de que hay una protección de parte del gobierno del estado de Nueva York (para evitar desalojos), pero aun así muchos de ellos, por ser indocumentados, viven en terror y los caseros se aprovechan de eso”.
Adam describe que las organizaciones, como las que él encabeza y en las que participa, han estado trabajando como puentes para ayudar a quienes se están quedando sin alimentos, para orientarlos a dónde acudir.
También en la comunicación con el Consulado General de México en Nueva York, con quien están en contacto vía Internet.
El chinanteco agradece el respaldo de las autoridades nacionales de Estados Unidos y de México, así como las estatales de Puebla, pero debe decir, con cierto desencanto, que del presidente municipal de Chinantla, Arturo Cruz, no han recibido apoyo, aunque “ha mandado saludos”.
HISTORIAS DE ÉXITO
Entre la comunidad, Adam Lázaro es un reconocido maratonista que a lo largo del mundo ha competido en más de 25 carreras, de fondo y velocidad. Llegó a los Estados Unidos en 1971 y, desde 1986, con la amnistía del presidente Ronald Reagan, adquirió, primero, la residencia y luego se naturalizó.
Es un chinanteco binacional de 62 años de edad, quien además ha dedicado 35 años de su vida –junto con otros latinos– a la lucha por los derechos de los migrantes. Es también creador de las carreras Internacional del Migrante 10K, Cinco de Mayo 5K Run, fundador del Club Atlético Mexicano de Nueva York (Camny) y presidente de la Federación Deportiva Mexicana de Nueva York (Fedemexny).
Como la de él, en las calles de Brooklyn, especialmente en Sunset Park, se cuentan historias extraordinarias de éxito de los chinantecos y los poblanos. De aquel municipio de la Mixteca poblana, que hoy tiene alrededor de 3 mil 500 habitantes en la tierra original y unos 2 mil 500 migrantes en Nueva York, han salido emprendedores que luego se han convertido desde la identificación popular en “reyes” de sus áreas comerciales: de la tortilla, que cuenta al menos a tres distintos, de las taquerías, de los restaurantes mexicanos; también líderes migrantes, personalidades de la radio y televisión latina, músicos, bailarines, una amplia gama de oficios y artes.
LA SAÑA DEL CORONAVIRUS
Con ellos, como con la comunidad latina y mexicana, se ha ensañado el coronavirus y Adam Lázaro tiene una explicación que se basa en la lógica y la experiencia en este país.
“La mayoría son indocumentados y hay casos en los que murieron por no ir inmediatamente al hospital, porque temían que los rechazaran, o que les pidieran sus documentos o que utilizaran sus datos para ser localizados por inmigración… Incluso hubo quienes no fueron a los hospitales por la creencia de que ahí los mataban, que los inyectaban para morir.
“Otra es que muchos viven en departamentos en donde habitan hasta seis u ocho personas. Entonces, se infecta uno, infecta a los demás y se tienen que quedar en casa, porque no hay otra opción.
“Una más, por el medio de transporte, porque mucha gente se infectó en los trenes, que los utilizan los latinos en su mayoría, en los trabajos, además de la mala alimentación, porque muchos tienen enfermedades crónicas”, resaltó.
Hasta el pasado 11 de mayo, la Secretaría de Relaciones Exteriores había contado ya 594 mexicanos muertos en Nueva York.
El cálculo del consulado es que 60 por ciento de ellos son poblanos. También desde hace semanas la Secretaría de Gobernación estatal viene reportando sus números y sus datos, Chinantla y Brooklyn son palabras que van, lamentablemente, concatenadas en esos recuentos.