Por: Mariana Flores
La incertidumbre por el desconocimiento de la fecha de llegada de las vacunas contra COVID-19 de la marca SinoVac provoca miedo en la familia Rivera Ortiz, que radica en la capital poblana y que fue desgarrada por una pérdida humana a consecuencia del coronavirus.
El señor Ramiro Rivera y su esposa Gloria Ortiz fueron inoculados en Ciudad Universitaria el pasado 30 de marzo. Se les aplicó la vacuna Coronavac, de Sinovac Biotech, con la promesa de que recibirían la segunda dosis en un periodo no mayor a 28 días.
Sin embargo, desde la semana pasada, en la conferencia matutina del gobierno federal, se anunció un retraso en la entrega de estas dosis por parte del laboratorio que las desarrolla.
Ayer por la mañana, el secretario de salud del estado, José Antonio Martínez García, volvió a descartar una fecha definida para la llegada de las 76 mil 800 dosis de esta firma, que cumplirán con el mismo número de cuadros completos de vacunación a mayores de 60 años que radican en la capital.
En tanto, reveló que será mañana, miércoles, cuando, en reunión con los representantes de la Secretaría de Salud federal, se defina cuándo se podrá aplicar la segunda dosis.
Este vacío de información provocó terror en la pareja Rivera Ortiz, pues en diciembre vieron enfermar, agravar y fallecer a su hijo Julio, de apenas 28 años de edad.
“Por eso nos vacunamos, porque no queremos enfermarnos. Ya se nos murió uno y nosotros no nos contagiamos”, relató entre lágrimas la señora Gloria, de 62 años de edad. Desde entonces –reconoce– viven con el miedo latente de contagiarse con el virus. Por eso, ellos y su otro hijo, Teodoro, cerraron las puertas de su vivienda, ubicada en San Manuel. Las cerraron a las visitas, a la familia, a los amigos y al virus.
“Me da miedo por ellos, porque no sé si van a aguantar un contagio. Desde que se vacunaron los tengo aquí encerrados y yo nada más salgo para la despensa y al trabajo. El día que los llevamos nos dijeron que la primera semana de mayo les daban la otra vacuna, y ya estamos en tiempo y no han dicho nada”, reclamó Teodoro, de 36 años.
Más de 76 mil adultos de la tercera edad viven con una creciente incertidumbre de saber qué día, bajo qué protocolos y dónde, serán vacunados con la segunda dosis, necesaria para el desarrollo de anticuerpos para combatir la COVID-19.