Notas para una defensa de emergencia
Silvino Vergara Nava / correo: [email protected] web: parmenasradio.org
Poca política y más adminstración
Porifirio Díaz
De las frases de Porfirio Díaz, la cita que da preámbulo es de las más recurrentes; pero, a veces, es de las más complicadas de entender. Sin embargo, con lo que se está viviendo en la actualidad con esta administración pública federal (año 2021), queda más que claro y comprendido lo que tal frase pretende indicar. Se requieren gobiernos preocupados y más abocados por la administración pública y que dejen a un lado la política para que rindan frutos de lo que prometieron en la campaña electoral.
No obstante, parece que, en estos tiempos, la frase es inversa y, por ello, posiblemente, se dejen a un lado las batallas y los logros de Porfirio Díaz; porque no se comulga con él ni con esta su frase, que, para esta administración pública federal, pareciera lapidaria.
Uno de los problemas más graves de la actualidad es que pareciera que se está dejando a un lado la administración pública para que todo gire alrededor de la política; preferencia que ya está causando estragos cada día más difíciles de resolver, problemas que, parece, no hay cómo contener.
Uno de ellos es el crecimiento de la inflación, sin llegar claro, a niveles del de los tiempos del gobierno federal de José López Portillo (1982-1988), quien sostenía que el reto del país era la administración de la riqueza y quien, con los descubrimientos de yacimientos petroleros, se limitó a la política y dejó a un lado la administración pública; pese a que, en la década de los ochenta del siglo XX, la economía del país era un desastre, sobre todo con las miles de empresas paraestatales que no funcionaban y que fueron parte de la crisis económica de esos tiempos no tan lejanos como para que nos olvidemos de ellos.
En la actualidad, desafortunadamente, se habla de todo y se hace poco. El primer semestre de 2021 se perdió entre que sí hay o no hay vacunas, entre las elecciones intermedias y, una vez finalizadas, con la consulta, que hace preguntar: ¿cuánto tiempo ocupa la consulta popular para juzgar a las administraciones públicas pasadas?; consulta que, jurídicamente, fue un ridículo mundial, pues consultar si habrá justicia para las víctimas de tales delitos no es otra cosa más que una clara contravención al propio derecho, además de una violación a la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos; en particular, al caso de Gelman vs Uruguay del 24 de febrero de 2011, cuyo precedentes es que no se puede limitar el acceso a la administración de justicia en un Estado de Derecho, menos aún, a través de una consulta.
En tanto se presentan todos estos sucesos políticos, de la administración pública se puede decir muy poco. Los precios de los productos de la canasta básica están subiendo continuamente y, por otro lado, estamos viviendo una inmovilidad económica, particularmente, en el mes de julio de 2021; fenómeno económico que los ingleses denominaron «estanflación», es decir, un estancamiento económico y, a la par, un aumento de los precios de los productos, fenómeno que vivieron también ellos con las recurrentes crisis petroleras del siglo XX.
Lo cierto es que, en tanto se habla de política y «se vive de milagro», en tanto que esta administración pública federal apuesta por la política y deja a un lado la administración, la economía nacional, con las remesas, es decir, con el envío de dinero de los mexicanos en el extranjero, y con el actual valor del barril del petróleo —algo muy parecido a los tiempos de José López Portillo—, hay estragos ya patentes, como las tasas de inflación de este año de 2021.
Por ello, urge dedicarle más tiempo a la administración pública federal y deja a un lado las exposiciones mañaneras de PowerPoint; es necesario reactivar la economía del país; lo cual se logra, en medida, liberando tantos y tantos trámites que se encuentran paralizados en todos los niveles de gobierno por los órganos estatales. Incluso, parece ser a propósito que la administración pública federal no desea reactivar la economía; ya que, con el pretexto de combatir la corrupción, tiene todo trámite paralizado, aun cuando ni se la combate y, por el contrario, ella se agiganta.
La economía se sigue estancado con trámites más que absurdos. Tal es el caso de las citas ante el Sistema de Administración Tribitaria (SAT) que deberían ser de lo más sencillo y fluido; un mal heredado del sexenio pasado respecto del que no se ha tenido el interés o la capacidad de corregir. En resumen, parece que interesa más la política que la administración, y, en México, las consecuencias ya las hemos vivido.