Por: Víctor Reynoso/ Profesor de la UDLAP
Interés público
No parecía importarles. Ni para López Obrador ni para Donald Trump, el tratado de libre comercio con su principal vecino fue tema de campaña. La relación con México sí estuvo en el centro del discurso. Como Trump, ningún candidato a la presidencia de ese país ha insultado tanto a los mexicanos. El muro fronterizo fue la propuesta del republicano.
Para López Obrador, el tratado tampoco fue lema de campaña. Trump sí. Publicó su libro Oye, Trump, a mediados de 2017, para enfrentarse al estadounidense y rechazar sus acusaciones racistas y xenófobas.
No es lo mismo hacer campaña que gobernar. Son dos actividades muy diferentes, que requieren inteligencias, habilidades, recursos, muy distintos.
Al reconocer la importancia del vecino, los presidentes de México y Estados Unidos simplemente hacen, al parecer, un acto de realismo. Sin duda es bienvenido, pues un político que construye sus propios castillos en el aire, y habita en ellos, es un peligro para la sociedad.
Con el reconocimiento de que su vecino es indispensable, López Obrador y Trump se alinean con importantes visiones intelectuales de la historia humana. Yuval Noah Harari, en su célebre libro De animales a dioses señala que la historia de la humanidad sí tiene una dirección: hacia la unidad.
Robert Wright habla también de una dirección: hacia relaciones de suma positiva, dejando de lado las de suma cero y suma negativa. El tratado de libre comercio de los tres países norteamericanos confirma estas ideas.
Quedan algunas dudas. La primera es qué tan sinceros fueron los dos presidentes, o qué tanto están simplemente adecuándose a las circunstancias para seguir algún interés particular. “La hipocresía es el tributo que el vicio rinde a la virtud”, dice el refrán.
Si la reunión y lo dicho en la misma es puro oportunismo, sus frutos no serán los que se esperarían de una auténtica convicción de que lo que más conviene a nuestros países es la cooperación. Otra duda es si la base electoral de los dos mandatarios está de acuerdo con ellos.
Trump ganó la elección en buena medida porque su discurso antimexicano y su propuesta del muro encontró eco entre sus electores. ¿Cambiaron ya de opinión, han dejado de ver la migración mexicana como un grave problema?
En México hay también un nacionalismo furibundamente antiestadounidense. Es muy probable que esté extendido entre los simpatizantes de López Obrador. ¿Cambió de contenido ese nacionalismo?