Notas para una defensa de emergencia
Silvino Vergara Nava / parmenasradio.org
La reforma de 2004 al artículo 74 de la Constitución hizo que se obligara al Ejecutivo federal a que, a más tardar, el 8 de septiembre de cada año se presentara el denominado paquete económico para el año siguiente, por ende, en este caso se presentó el que corresponde a 2023 y en el cual se incluye la Ley de Ingresos, el Presupuesto de Egresos y habitualmente las reformas sobre las diversas disposiciones fiscales que se pretendan implementar para el año siguiente.
La economía sólo crece en la medida
en que se inyecta más
energía al sistema productivo
Luis Arenas
La reforma de 2004 al artículo 74 de la Constitución hizo que se obligara al Ejecutivo federal a que, a más tardar, el 8 de septiembre de cada año se presentara el denominado paquete económico para el año siguiente, por ende, en este caso se presentó el que corresponde a 2023 y en el cual se incluye la Ley de Ingresos, el Presupuesto de Egresos y habitualmente las reformas sobre las diversas disposiciones fiscales que se pretendan implementar para el año siguiente.
Tal es el caso de las reformas a las leyes del Impuesto Sobre la Renta, el Impuesto al Valor Agregado, el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios, el Código Fiscal de la Federación, la Ley Aduanera y alguna ley adicional con la finalidad de mejorar la recaudación, incentivar la economía, permitir el crecimiento en el empleo, etcétera.
En el paquete económico que se presentó el pasado 8 de septiembre de 2023, no se incluyó modificación alguna a esas disposiciones tributarias, solamente las iniciativas de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, lo que da la impresión de que, desde las instancias superiores de las autoridades hacendarias asumen que todo esta bien, que no hace falta modificación alguna para incentivar la economía del país que, por cierto, es un desastre, que no hace falta impulsar el empleo, como si alcanzara el dinero del Estado para los 11 millones de cheques que reparte periódicamente el gobierno federal en sus diversos programas sociales.
Pero, la otra respuesta y la más apropiada a lo que esta sucediendo en esta administración publica federal, con la ausencia de reformas fiscales, es que no se entendió que es el derecho fiscal y sus finalidades, por ello es que no se pretende reformar, nunca se propuso un congreso hacendario en estos cuatro años de gobierno federal, donde funcionarios de esa dependencia federal, de las entidades federativas, diputados, senadores y desde luego, los sectores empresariales, obreros, académicos hicieran las propuestas para modificar ese monstruo fiscal que se tiene actualmente.
Sin embargo, no hay reformas si es que no se conoce que es lo que está correcto y lo que no lo está de esa forma en la legislación tributaria, pues no debe perderse de vista que este sexenio era el de la transformación y, desde luego, se debía de partir con modificar los sistemas neoliberales.
Qué más neoliberal que el sistema tributario, por donde quiera que se le vea, el sistema fiscal es injusto, inequitativo, desproporcional.
Simplemente, por sentido común, no puede contar con las mismas cargas y obligaciones fiscales una persona física con actividad empresarial que una persona moral. Además, no todas las personas morales con actividad empresarial tienen las mismas capacidades, infraestructura, personal… no obstante, a todas se les trata por igual.
Se pasa de largo la problemática que hay en relación con el inicio de la cadena comercial, que no pretenden darse de alta ante el SAT o, en su caso, se ven imposibilitados de darse de alta por no contar con las facilidades necesarias para contar con deducciones para el Impuesto Sobre la Renta.
Además, hay una gran cantidad de infracciones excesivamente altas en la legislación fiscal que bien debería de revisarse, lo mismo que las facultades discrecionales de las autoridades fiscales, que se ha tratado más que nada de llaves de la corrupción; todo eso y lo que falta apuntar en estas líneas no se observó, o bien, no se entiende.
Y es que pareciera que ya está causando estragos ese principio del Palacio Nacional, que establece que en el personal de la administración pública federal es preferible contar con personal de confianza que con personal capacitado, pues el desastre esta más que visto, porque ni es personal de confianza y menos aún es especializado.
Por tanto, los únicos agradecidos de esta ausencia de conocimiento es la corrupción y todo lo que circula alrededor de ella.
Lo cierto es que todo esto es una muestra más de la lejanía con que se gobierna actualmente de las universidades, de los académicos, de la doctrina, de los textos, de la investigación, que permiten conocer cual es el fin del derecho fiscal.
Si se usara adecuadamente el derecho fiscal, la legislación tributaria, con esta sería suficiente para que se permitiera un crecimiento en la economía, hasta para seguir regalando los 11 millones de cheques, lo mismo sucede con la generación de empleos, pero principalmente el permitir el reforzamiento de las empresas mexicanas que en su mayoría son medianas y pequeñas y que están viviendo a la deriva desde el inicio de esta administración pública federal.
En realidad, la ausencia de reformas a las leyes tributarias, además de que demuestran la falta de apertura democrática en la actualidad, ya que a nadie se le escucha, también, avecina una crisis fiscal, en donde sea mayor el gasto que el ingreso fiscal, lo que ocasione un colapso en las finanzas públicas del Estado que, por cierto, ya se está observando en muchas oficinas del gobierno federal que no cuentan con papel para imprimir, pues hoy muchos de los documentos son electrónicos, sino para por lo más básico, como papel higiénico para los sanitarios.
A ese nivel se encuentra nuestro derecho fiscal mexicano de la transformación.