Dr. José Manuel Nieto Jalil / Director del Departamento Regional de Ciencias en la Región Centro-Sur Tecnológico de Monterrey Campus Puebla
El programa Artemis tiene como objetivo llevar a la primera mujer y al próximo hombre a la superficie lunar para el año 2024. La NASA ha estado trabajando arduamente en el desarrollo de la nave espacial Orión, el Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS) y el módulo de aterrizaje lunar para hacer realidad esta misión.
Este proyecto también incluye planes para establecer una presencia sostenible en la luna, utilizando la Gateway, una estación espacial lunar, como punto de partida. Permitiría realizar investigaciones científicas, probar tecnologías y prepararse para misiones más ambiciosas, como la exploración de Marte.
En los últimos días ha salido publicado que la NASA eligió a Blue Moon, el módulo de alunizaje de Blue Origin, compañía de Jeff Bezos, para llevar astronautas a la luna en el 2029.
El nuevo programa de la NASA pretende que las misiones sean sostenibles económicamente. Artemis incluye un protocolo para el desarrollo de diversas actividades de manera abierta, segura y pacífica al que ya se han adherido Australia, Canadá, Italia, Japón, Luxemburgo, los Emiratos Árabes Unidos y el Reino Unido. Dos importantes potencias espaciales, China y Rusia, han declinado su participación por distintas razones.
En paralelo, la confirmación por científicos de la existencia de cantidades significativas de agua en las proximidades de los polos lunares y que estas reservas podrían ser utilizadas tanto para el mantenimiento de bases como para la producción de combustible de naves con otros destinos, podría convertir a la luna en una verdadera estación de tránsito para la expansión de los seres humanos fuera de nuestro hogar.
Por ello, uno de los desafíos más importantes en los programas espaciales de larga duración es la alimentación durante estancias prolongadas fuera de nuestro planeta, para ello, la NASA y varias agencias espaciales del mundo han desarrollado durante muchos años una variedad de alimentos y sistemas de suministro no sólo para Artemis, sino también para otras misiones espaciales de larga duración.
En la actualidad en la Estación Espacial Internacional (EEI), los astronautas han contado con una combinación de alimentos frescos, procesados y sistemas de cultivo a bordo, sin embargo, aunque se ha avanzado en la producción a través de la jardinería espacial, aún no se ha implementado a gran escala.
En paralelo los astronautas de diferentes agencias cuentan con alimentos termostabilizados, que constituyen hasta ahora la opción principal para las misiones espaciales de larga duración. Los productos se someten a tratamientos térmicos y envasado al vacío para prolongar su vida útil y garantizar su seguridad microbiológica. Pueden incluir carne, pollo, pescado, frutas, verduras y postres, que se rehidratan con agua antes de ser consumidos. Están diseñados para ser compactos, livianos y nutritivos, y se someten a un riguroso proceso de selección y desarrollo para garantizar su seguridad y viabilidad en el espacio.
Además de los alimentos termostabilizados, la NASA ha trabajado en el desarrollo de algunos más frescos y personalizados para los astronautas. Se han realizado experimentos exitosos con la producción de lechugas y otros vegetales a bordo de la Estación Espacial Internacional con sistemas de cultivo como Veggie.
Este programa tiene como objetivo proporcionar a los astronautas alimentos frescos, mejorar su bienestar psicológico y fomentar la sostenibilidad alimentaria durante las misiones espaciales de larga duración. Utiliza luces led de espectro completo para proporcionar la iluminación necesaria para el crecimiento de las plantas, pues emiten longitudes de onda específicas que son adecuadas para la fotosíntesis y el desarrollo de las plantas.
Además, cuenta con un sistema de riego que proporciona agua y nutrientes a las plantas de manera controlada. Estos sistemas de cultivo en el espacio pueden proporcionar a los astronautas alimentos frescos y una fuente continua de vegetales durante las misiones prolongadas.
La NASA también investiga nuevas tecnologías y enfoques para el suministro alimentario en el espacio, como la bioimpresión de alimentos y la utilización de recursos locales en otros cuerpos celestes, como la luna y Marte.
Desde tiempos antiguos, el ser humano ha mostrado interés y preocupación por la posibilidad de contar con alimentos durante todo el año y almacenarlos en períodos de abundancia agrícola o de captura. Hace aproximadamente un millón de años, nuestros antepasados primitivos se alimentaban principalmente de la recolección de frutas e insectos, careciendo del conocimiento del fuego. Sin embargo, pronto se enfrentaron al desafío de cómo asegurar su suministro alimenticio.
Durante la época greco-romana cuando se comenzaron a desarrollar las primeras técnicas para la conservación de alimentos, como el ahumado, la deshidratación y la salazón de carnes y pescados para prolongar su duración, entre otros.
En la actualidad, los envases se elaboran con hojalata electrolítica o lámina cromada y han surgido alrededor de 30 tipos de lacas que se aplican a las láminas metálicas con máquinas barnizadoras, no afectan en manera alguna al sabor ni olor del producto. Son un aislante entre el producto y el envase metálico: son atóxicos y evitan la decoloración de los productos.
Independientemente de los grandes avances, en la actualidad no contamos con alimentos que puedan garantizar un estado de salud óptimo durante los viajes al espacio profundo.
Es crucial para ello seleccionarlos con una densidad calórica y nutricional lo más alta posible para minimizar la masa en la nave espacial, así como considerar la variedad para asegurar una dieta equilibrada y considerar la adaptabilidad y aceptación por parte de los astronautas para mantener la moral y el bienestar durante las misiones de larga duración.