Notas para una defensa de emergencia
Dr. Silvino Vergara Nava / correo: [email protected] web: parmenasradio.org
“Seamos tan terribles
que la gente no tenga
que serlo”
Simon Schama
“Hagamos lo que el pueblo
nos pide para que no lo hagan
ellos mismos”
Slavoj Zizek
¿ Le podemos aprender algo a los paraísos fiscales? Pareciera más una pregunta bastante atrevida o, incluso, hasta tonta e imprudente, pues en la actualidad con las publicaciones de los Panamá Papers, Pandora Papers, Bahamas Papers, etcétera, en las que florecen los grandes inversionistas en esas localidades, pareciera que el sistema mundial pretende desaparecerlos.
Por lo pronto, desde hace algunos años están en el ojo del huracán, con la intención de que cada ocasión puedan ser más restringidos los movimientos de las operaciones financieras que se pueden llevar a cabo en esos destinos. Pero, a pesar de todo siguen existiendo y contando con una aceptación generalizada.
Entonces, ¿cuál será el éxito de los paraísos fiscales?, ¿por qué las personas más famosas –artistas, políticos, deportistas, empresarios y más– acuden a esas tierras a depositar sus fortunas?, ¿por qué los personajes más connotados del mundo le tienen más fe a los paraísos fiscales que a sus propias naciones? La respuesta es muy sencilla, esos territorios dan confianza, dan certeza, en pocas palabras tutelan la seguridad jurídica.
La gente que deposita su dinero en los bancos de esos lugares sabe que su fortuna está segura, porque no habrá reformas intempestivas en las leyes, por ende, se cumple con uno de los requisitos primordiales de cualquier norma jurídica: brindar estabilidad.
Además, no hay decisiones del ejecutivo vía arrebatados decretos, medidas inapropiadas; sobre todo, hay claridad en sus autoridades judiciales, es más, pocas personas, pero muy pocas acuden a los órganos jurisdiccionales, juzgados, tribunales, pues no hay necesidad de acudir, ya que ante la claridad y la estabilidad de la norma no se exige lo que no le corresponde a cada uno.
Adicionalmente, los criterios y precedentes de los órganos judiciales, como las leyes no cambian, sus decisiones judiciales se mantienen en el tiempo y dan certeza de cómo se resuelven los casos en los tribunales.
Debido a ello es que nunca hay en estos sitos del planeta noticias respecto a problemas políticos, menos aun se conocen situaciones que representen problemas de inseguridad pública, motines en las cárceles, manifestaciones violentas, paros laborales, suspensión de actividades escolares, en pocas palabras, estos lugares brindan seguridad jurídica y por ello no hay inseguridad pública.
La muestra del fracaso en México y América Latina en general con la inseguridad pública es, precisamente, lo que no sucede en esos paraísos fiscales. En primer término, se pretende combatir la inseguridad pública con mayor seguridad pública, pero sin seguridad jurídica, las leyes se reforman constantemente, se convierten en disposiciones cada día más represivas. Pero, se producen en cantidades exorbitantes, lo cual provoca que no haya tiempo para conocer todas las leyes que se aprueban, menos interpretarlas y menos aplicarlas.
Entonces, como no se aplican, nos topamos con mayor inseguridad pública. Por ello resalta lo que se desprende del epígrafe: “Seamos tan terribles que la gente no tenga que serlo” y “Hagamos lo que el pueblo nos pide para que no lo hagan ellos mismos” (Zizek, Slavoj, Sobre la violencia, Austral, 2013, Barcelona).
Con esa realidad tenemos un círculo, por un lado un exceso de legislación que no se aplica, por el otro, la población sabedora que no se aplica la ley, sustituye entonces a la autoridad y por ello observamos guardias blancas, autodefensas, actos de lapidación, linchamientos, persecución a ladrones y asaltantes, etcétera. Además, ante tanta impunidad van surgiendo grupos delincuenciales, crimen organizado, que en principio aparentan proteger a la población a cambio de cuotas a los negocios, orillando a que algunos cierren, otros cambien de lugar su inversión y algunos aceten la extorsión, lo que da como consecuencia un incremento en desempleo.
Bien valdría la pena considerar si le podemos aprender algo a los paraísos fiscales.