Silvino Vergara
Esas tradiciones, esas señas de identidad cultural, esas fiestas de la vida están siendo apabulladas, de manera fulminante, por la imposición del sabor químico y único: la globalización
Eduardo Galeano
E n los últimos días, el gobierno municipal de Puebla puso en debate público la viabilidad de prohibir las corridas de toros, lo cual parece más una oportunidad de “decir algo” y estar en el centro de las miradas, en vez de resolver los verdaderos problemas del municipio.
Al poner sobre la mesa un tema como este ( por cierto, la última corrida de toros que se hizo en Puebla tiene un año o más) se dejan a un lado problemas como la inseguridad pública, la compleja tramitología en la expedición de licencias y autorizaciones municipales, los servicios públicos deficientes y la falta de credibilidad de la ciudadanía.
El debate de si hacer o no las corridas, es una forma de esquivarlos, ante la imposibilidad de afrontarlos.
Si de verdad se pretende proteger a los animales, hay otros caminos más viables que prohibir las corridas de toros.
En este país de seres humanos desaparecidos, secuestrados, de homicidios violentos y sanguinarios, la prioridad deberían tenerla estos problemas latentes y vergonzosos.
Si de prioridades se habla, desde luego que los derechos de los gobernados están antes que los de los animales, que no se protegen imponiendo más policías, medidas de represión, vigilancia, cámaras de video, como ocurre en los últimos tiempos con el camino que se ha trazado el mundo occidental y (dentro de éste) nuestra nación.
Todo un capitalismo de la vigilancia, incluso, contrario a lo que se pregona en nuevas administraciones públicas.
Si de verdad se pretende proteger los derechos de los animales –como algunos han sostenido– y no sólo pregonar algo para columnas periodistícas, hay que considerar la necesidad de regularizar las licencias municipales expedidas a los establecimientos que comercializan animales o resolver la problemática –cada día más grave– de los perros callejeros en parques y avenidas.
Y así, muchas otras cosas que hay que hacer antes.
Lo cierto es que las autoridades municipales tienen muchas tareas pendientes, particularmente, combatir la corrupción, que también es prioridad, en vez de seguir con las políticas de desculturalización de nuestra nación, con la organización de las corridas.