Por: Cecy Rendón
Una frase muy de moda últimamente es “reestructuración de la deuda”, ofertas aparecen en redes sociales, mails con propaganda y hasta ofertas de los mismo bancos. Pero, ¿qué significa en realidad reestructurar una deuda? y ¿cuándo conviene hacerlo? Reestructurar una deuda significa adquirir un crédito (una nueva deuda) para pagar una o varias deudas pasadas, buscando mejores condiciones de pago.
Como la probabilidad indica, la mayoría de los habitantes de este planeta están saliendo de la pandemia con una colección de deudas. Desde cuentas médicas, funerarias, deudas en tarjetas de crédito, préstamos personales, y todo tipo de pagos atrasados (que son una forma más de deuda).
La claridad es poder, y en este caso tener claro cuánto, a quien y con qué intereses debes es lo que te ayudará a tomar decisiones. Así que como siempre lo aconsejo: hay que comenzar por hacer una lista.
La puedes hacer en papel o en una hoja de cálculo, personalmente recomiendo Excel. En una columna escribe el nombre del acreedor, en otra el monto, en otra el porcentaje de intereses y en la última los pagos mensuales que tienes que hacer. Una vez que tengas terminada tu lista, suma el total y respira profundo, no te asustes.
El primer paso para la solución de cualquier problema es conocerlo. Así que vas en el camino correcto. Si tienes alguna oferta de crédito, analiza el monto total y el interés que te están ofreciendo.
Si el monto que te ofrecen te alcanza para cubrir todas tus deudas y la tasa de interés es menor, ¡adelante! Acepta el crédito, paga tus deudas y quédate con un pago mensual manejable a una mejor tasa de interés. Si el monto no alcanza a cubrir el total de tus deudas pero te ayuda a mejorar la tasa de interés, por ejemplo te alcanza para liquidar las tarjetas de crédito, también es una buena idea tomarlo.
Si la tasa de interés que te ofrecen no es menor a lo que ya estás pagando, definitivamente no te conviene tomar el crédito. Simplemente estarás haciendo un nuevo hoyo para tapar uno anterior. En el caso de préstamos personales o familiares, a veces el interés emocional es más fuerte que el económico… en esos casos evalúa qué es lo que le conviene más a tu cartera y a tu hígado.
Si no tienes una oferta de crédito puedes acercarte a tu banco y preguntar las opciones que tienes. No busques a ningún tipo de agiotista, prestamista o institución poco seria. Eso pondrá en riesgo tu salud, tu vida y hasta la de tu familia.
Bajo ningún esquema, un préstamo de este tipo es una buena idea. Saca tus cuentas y analiza tus opciones, en muchos casos reestructurar la deuda te puede ayudar a tener más organizados tus pagos, a pagar menos intereses y a ocuparte de pagar una sola deuda mes con mes.