Por: Rubén Salazar/Director de Etellekt/ venezolawww.
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M ás allá de medir si el pueblo aún confía en el presidente (la reciente encuesta de El Financiero señaló que 67% de los mexicanos están a favor de que siga en la Presidencia), la consulta de revocación de mandato de este domingo le permitirá al mandatario evaluar la efectividad del aparato propagandístico de los gobiernos de Morena para inducir el voto, así como la maquinaria electoral del régimen que encabeza para movilizar (acarrear) de forma masiva gente a las urnas, coaccionar el voto y ganar elecciones.
La fórmula de un gobierno en campaña, empleando recursos públicos con fines electorales, como no se veía desde las épocas del régimen hegemónico priísta, estará también a prueba (sirvan de ejemplo los eventos públicos organizados a unos días de la consulta por la jefa de Gobierno de Ciudad de México, en el Monumento a la Revolución, y por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, en Coahuila; ambos, promoviendo la ratificación de AMLO, en lo que parecía el arranque de campaña de sendos funcionarios rumbo a la Presidencia en 2024).
Lo mismo el poder de convocatoria de un presidente, que lejos de asumir la estatura de jefe de Estado y de Gobierno, para lo que fue electo, permanece atrapado –por conveniencia– en el rentable y eterno rol de candidato y opositor, en su papel de víctima de un supuesto complot orquestado por las fuerzas del conservadurismo y el neoliberalismo, que con apoyo de gobiernos extranjeros (entiéndase Estados Unidos), están empecinados en derrocarlo mediante un “golpe blando” y detener así el proyecto de transformación que encabeza.
Al finalizar la jornada revocatoria, ¿qué resultado podrá indicarle al presidente que su elección de Estado resultó exitosa y que la puede replicar como un modelo legítimo en el futuro? ¿Cuántos votos le serán suficientes para cantar victoria mañana lunes en su conferencia matutina? Hay dos estándares para descifrarlo. Uno local y otro internacional.
El primero, son los 30 millones de votos con los que ganó la elección presidencial de 2018, o en un escenario menos optimista, los 16 millones de sufragios que recibió la coalición oficialista de Juntos Haremos Historia (integrada por Morena, Partido del Trabajo y Partido Verde) en los comicios legislativos de 2021. Superar la marca de 2018 en la consulta de revocación, se antoja difícil, si tomamos en cuenta que la encuesta de El Financiero advirtió que apenas habría una participación de entre 16 y 25% de los electores. Pensemos que se cumple el porcentaje de 25%, equivaldría a una participación de 23.4 millones de mexicanos con credencial para votar; si como indica El Financiero, de ellas 67% decide que el presidente continúe en el cargo, esto arrojaría un aproximado de 15.7 millones de votos para AMLO en la consulta, un resultado más cercano a lo que obtuvo Morena y aliados en las elecciones intermedias de hace un año.
El segundo parámetro disponible de un proceso revocatorio triunfal, son los únicos dos referendos revocatorios que se han llevado a cabo en otros países, los dos gobernados por la izquierda.
- El referéndum revocatorio en Venezuela para definir la posible destitución del presidente venezolano Hugo Chávez. Es el primero en la historia, y tuvo lugar el 15 de agosto de 2004, producto de una reforma constitucional impulsada por Chávez en 1999 (llamado también referéndum ratificatorio por los simpatizantes del presidente). La pregunta en la boleta fue: ¿Está usted de acuerdo con dejar sin efecto el mandato popular, otorgado mediante elecciones democráticas legítimas al ciudadano Hugo Rafael Chávez Frías, como presidente de la República Bolivariana de Venezuela para el actual periodo presidencial? La participación alcanzó 69.9% de un total de 14 millones 37 mil 900 electores inscritos. 59.1% de los electores venezolanos decidieron no destituirlo (5 millones, 800 mil 629) por 40.6% que pedían su remoción.
El revocatorio multiplicó la votación a Hugo Chávez en 57.9% en comparación a los 3 millones 673 mil 685 venezolanos que lo eligieron presidente en los comicios de 1998. La alta participación en el referéndum no estuvo exenta de acusaciones de fraude electoral, sin embargo, el éxito del referéndum motivó al gobierno de Chávez a derogar años más tarde en 2009 las reglas que impedían la reelección de cualquier autoridad electa en cada nivel de gobierno.
- Referéndum revocatorio de Bolivia de 2008. Inspirado por Chávez, el presidente Evo Morales impulsó una ley que preveía la revocación de todos los mandatos, tanto del presidente, vicepresidente, como de los prefectos de los ocho departamentos. La jornada revocatoria se llevó a cabo el 4 de mayo de 2008 y arrojó una copiosa participación de 83.3% de la población habilitada para votar (4 millones, 47 mil 706 bolivianos). De ese porcentaje, por la permanencia de Evo, dieron el “Sí” 67.1% de los votantes (2 millones, 103 mil 732) por 32.5% que optaron por el “No”. Evo Morales no sólo se mantuvo en el poder, rebasó en 36.2% la cuota de votos que lo condujeron directo a la Presidencia en 2005.
Hugo Chávez y Evo Morales lograron acrecentar sus preferencias electorales en sus respectivos procesos revocatorios, lo que se tradujo en un aval ciudadano que aprovecharon para perpetuarse en el poder y “cantar victoria”. Una mala noticia para AMLO, que no sólo desea equipararse con ellos, sino superar lo que hicieron, pero los números esta vez parece que no le alcanzarán para cumplir ese anhelo narcisista y sumarse a la lista de libertadores autócratas de América.
El abstencionismo será el único vencedor cuando llegue la puesta de sol dominical en la república, si bien no será un espejo que refleje un descenso en la popularidad de AMLO, y mucho menos un logro de la oposición que apostó por boicotear la consulta, o un efecto de la poca difusión del INE (como infiere mañosamente el presidente y sus huestes), sí expondrá que las prácticas electorales fraudulentas del viejo PRI no son igual de eficaces en el presente, como el presidente cree.
El pueblo mexicano adquirió su mayoría de edad protestando contra el autoritarismo y cumpliendo su deber ciudadano para desterrarlo en las urnas. La elección de Estado de AMLO en esta revocación apunta a un estrepitoso fracaso y cobrará la factura de su derrota a las autoridades electorales, por lo que intentará desaparecerlas. De los ciudadanos depende impedirlo y defender su derecho a elegir autoridades de manera libre y democrática.