Por: Lic. Guillermo Pacheco Pulido/ Es relativo
Las leyendas, los mitos, los cuentos, se van convirtiendo de tanto repetirlos en verdades, así por ejemplo: ¿por qué las personas se dan la mano para saludarse? Se dijo que como los hombres continuamente estaban en guerra, al reunirse para parlamentar, el darse previamente la mano no era un saludo, sino una muestra de que no portaban armas.
Todos los pueblos, en sus orígenes, crean sus propias costumbres, las que debemos observar en la forma y tiempo en que se desarrollan. Para el tema de hoy, quisiera señalar que en Francia se dice que existió un escritor, poeta, filósofo, militar, novelista, científico y astronauta, llamado Cyrano de Bergerac.
Parte de su vida se narra en un libro que como título lleva su nombre, escrito por Edmon Rostand, que se llevó como gran obra a teatro y al cine. Cyrano era conocido por su gran nariz, la cual –decían sus amigos–, era “una península desde la que se podían botar los barcos”.
“Es una cara pegada a una nariz”, decían otros. Cyrano era muy valiente, gran espadachín, arrogante, presumido. Estuvo en el ejército, ganaba todos sus “duelos” generados por razones de faldas.
Filosofaba diciendo que un hombre pesimista es el que cuenta la verdad prematuramente. “Que un hombre honrado no es un francés, ni alemán, ni español, es un ciudadano de mundo y su patria está en todas partes”.
Ahora bien, en un principio en este artículo dije que las sociedades se estructuran con mitos, historias, eventos y actualmente, como consecuencia del coronavirus, se destruye y se sigue destruyendo la vida en colectividad, en comunidad, en virtud de que desaparecen los abrazos, los besos, los saludos de mano; son épocas en donde los bruscos e inesperados cambios y circunstancias están contra las sanas costumbres de convivencia. ¿Qué hace en este tema Cyrano?
Pues que en su época existió Roxana y su novio Chris McDonell, quien no sabía poesía, entonces llevó a Cyrano y lo colocó de noche bajo el balcón de la casa en donde vivía Roxana, de tal forma que a toda pregunta Cyrano le dijo a Chris qué contestarle a ella.
En la plática, Chris le pidió un beso a Roxana y esta le preguntó “¿qué es un beso?” Chris con la asesoría de Cyrano dijo: “Un beso es un juramento hecho de cerca”. “Un secreto que confunde el oído con la boca”.
“Un subrayado color de rosa que al verbo amar se añade”. Posiblemente Roxana se desmayó. (Si Cyrano hubiera vivido en este tiempo, no hubiera llegado a pronunciar sus versos; la sana distancia se lo hubiera impedido).
Todo lo que se trata de explicar, en forma breve, se debe a que el coronavirus ha afectado la vida de los seres humanos en su convivencia. Y digo esto porque es verdaderamente muy triste no poder besar y abrazar a nuestras familias, no podemos abrazar a nuestros amigos, no podemos dar la mano, además de no poder estar cerca de ellos y ellos de nosotros.
Se hace realidad dolorosa aquello de que “nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido”. En este transitar hemos perdido mucho. Y más seguiremos perdiendo en relación a la vida familiar y social, qué es lo que nos da la verdadera esencia de existir.
El beso, el abrazo, el darse la mano al saludar o el caminar de parejas dándose la mano, son costumbres que vienen desde la antigüedad; se dice que desde hace 2 mil 500 años en la India, en las paredes de un templo, existía la manifestación de un beso.
Todo ello son actos de afecto, de cariño, de felicitación, de admiración, que por razón de cultura cada pueblo los sigue a su manera y tradición; los esquimales, los japoneses, los chinos, los malasios, pueblos milenarios de gran cultura, tienen otro tipo de costumbres muy respetables, en unos no se utiliza el beso o el abrazo, ni el saludo de mano, es toda una filosofía de sistema de vida. Recordamos que Octavio Paz dijo: “Un mundo nace, cuando dos se besan”.
En España se dice y canta que cuando la española besa, es un beso de verdad; no hay besos de frivolidad, que el beso encierra armonía, sentir y valor, encierra alegría en el corazón. El beso tiene la función humana de la existencia.
Sarah Bernhardt, actriz francesa dijo que: “No olvides nunca que el primer beso, no se da con la boca, sino con los ojos”; otra forma de dar existencia a la vida humana. Abrazo, beso, saludo de manos, manos unidas de dos seres, no son palabras que aquí se hayan puesto para pensarlas, sino para que las coloquemos en sus verdaderos sentidos, y vivan en el espacio privado e infinito de nuestros sentimientos.
Estas costumbres tienen miles de años y como consecuencia están arraigadas con el ser humano; son esencia y construyen la dimensión de la mujer y el hombre. Deben observarse en el campo de la ética y la moral. Ahora, la naturaleza del contagio las prohíbe. Seguro se van a ir extinguiendo, destrozando los recuerdos y la propia vivencia personal.
Eso nos debe hacer razonar. Sobre todo, la pandemia desafía la inteligencia de las nuevas generaciones para convivir en los nuevos tiempos. Perdón que hable de mí, pero cuando intentaba cantar con mi falta de voz, destruía ese verso de la canción titulada La Llorona: “Dos besos llevo en el alma, Llorona, prendidos dentro de mí, el último de mi madre y el primero, Isabel, que te di”.
En fin, el beso, el abrazo, el saludo de mano, el tomarse las manos en pareja, parece que sólo se quedarán en palabras de los libros de historia.
Se encontrarán en las páginas de los libros, diluyéndose en el espacio del pensamiento que olvida y en el camino de todos nuestros ayeres.
En fin, no sé si ya se perdieron o empezarán a perderse esas costumbres. Pasará el tiempo y, ante la ausencia de beso, seguirá preguntándose Roxana ¿Qué es un beso? y seguro ya no habrá mañana ningún Cyrano que le conteste.