Por: Jorge Luis Hernández / [email protected]
Ni más ni menos
EL PROBLEMA REAL DE LA VIOLENCIA EN LOS ESTADIOS EN MÉXICO
Desde los actos lamentables de violencia en el estadio la Corregidora, del pasado sábado 5 de marzo, se sabía que “litros y litros de tinta” iban a correr en los diferentes medios, horas y horas se iban a ocupar, en los diferentes espacios de programas deportivos y noticiosos, tratando de explicar el porqué de esas imágenes llenas de inadaptados golpeando salvajemente a otros seres humanos, de una forma brutal e inmisericorde. Analistas y panelistas planteando el qué hacer para erradicar esos hechos vergonzosos, mientras que el presidente ejecutivo de la Liga MX, Mikel Arriola, trataba de responder y adelantar las fuertes medidas que, todos esperábamos, llegarían tras lo sucedido en la casa del Club Querétaro.
La presión mediática que se ejerció entonces fue tal, que en la Liga MX convocaron a una asamblea emergente para acordar las sanciones, pues las imágenes de gente corriendo por el estadio y en la cancha para tratar de ponerse a salvo de esos bárbaros disfrazados de aficionados, de niños y mujeres caminado a prisa para huir de los rufianes, sobre todo de gente siendo brutalmente golpeada, le dieron la vuelta al mundo de inmediato.
Sí, todo estaba puesto y dispuesto para que la Federación Mexicana de Futbol y la Liga MX dieran un “golpe de autoridad” y el problema de las “barras” violentas en nuestro país comenzara a erradicarse –pues estoy cierto de que esto no se terminará de un día a otro–, sin embargo, esto no sucedió, para la decepción de mayoría que formamos la familia del futbol.
Comentaristas, periodistas, analistas y exfutbolistas en diferentes medios de comunicación, algunos futbolistas en activo, algunos directivos –aunque a regañadientes– y –lo más importante– los aficionados mostraron su desaprobación total.
Tras las sanciones y medidas que dieron a conocer la FMF y la Liga MX, por los hechos en La Corregidora, y dentro de todo lo que parecieran ser medidas tibias al problema, lo que más llamó la atención es que esos grupos llamados “barras” seguirán existiendo, incluso, aquellos que cuentan con antecedentes de violencia en los diferentes estadios del futbol mexicano, pues no, el problema de los inadaptados, desgraciadamente, no es exclusivo de Querétaro.
Generalizar siempre es injusto, pues en verdad hay grupos de animación que van a los inmuebles de futbol a cantar, gritar, apoyar y divertirse con su familia, su pareja, sus amigos, sí, en nuestro país las hay, soy testigo y son mayoría, afortunadamente. Mi reclamo es que no se atendió el problema de los violentos de siempre, los directivos prefirieron hacerse de la vista gorda ante un problema que es de años en nuestros estadios y perpetrados por unos pocos, pero muy rijosos.
¿Para usted es normal que en nuestro futbol haya partidos que la Liga MX, los clubes y las autoridades consideran de alto riesgo? ¿Es válido que cuando usted y yo entremos a un estadio, un policía o un elemento de seguridad privada nos diga “mejor ni vayan para esa zona porque allá se pone tal barra y se ponen locos”?
La respuesta es sencilla, por qué se ha normalizado el hecho que por algunos –insisto–, uno ya no se sienta seguro de ir a disfrutar un juego. Y todo porque los clubes los consideran necesarios para darle “color” a los partidos, aunque ello implique que ese color a veces sea rojo, es decir, que nuestro futbol se tiña de sangre, como pasó el sábado 5 de marzo y como ha pasado años atrás.
No hubo muertos en La Corregidora, de acuerdo a las autoridades, entonces: ¿estarán esperando a que los haya para que tomen verdaderas medidas contra esos “cuantos”?
Un servidor nunca esperó que se llevará a cabo la famosa desafiliación al Club Querétaro, para ser honestos, hubiese sido injusto para todos aquellos que allí trabajan, por lo que la sanción a la directiva queretana es justa y conducente, lo de perder el juego por default, de acuerdo; ¿quieren limitar la venta de bebidas alcohólicas?, adelante, de algo servirá; pero la sanción a las “barras” se quedaron cortas, todos pagaron, menos aquellos que verdaderamente ponen en riesgo a la gente en los partidos. Todos los que hemos acudido al futbol sabemos cuáles son los grupos conflictivos, sólo los directivos parecen desconocer tal dato.
En fin, por los próximos partidos veremos operativos de seguridad minuciosos por parte de las autoridades y clubes, observaremos campañas de “no a la violencia” en los estadios y demás medidas, la cuestión será qué va a pasar cuando –como de costumbre– se les vuelva a olvidar lo de Querétaro y todo se relaje de nuevo, ¡ah verdad!
Ojalá que en verdad se aprenda la lección y como aquellos no hicieron su trabajo bien, sólo nos queda a nosotros, desde nuestras diferentes posiciones, tratar de comenzar a erradicar la violencia, porque los que podían iniciarlo no lo hicieron. Así que en nuestras manos y consciencia deberá estar. ¡Ánimo!, somos más los buenos. ¡Hasta la próxima!