Por: Hervey Rivera/ @herveyrivera
El jueves 5 de noviembre, en la transmisión en vivo del recuento del Colegio Electoral de los comicios efectuados en los Estados Unidos, los presentadores de noticias de las grandes cadenas televisivas abiertas – es decir, que no transmiten por cable (de paga) de aquel país como ABC, CBS y NBC– interrumpieron el mensaje del presidente Donald Trump en el que señaló, desde su postura de candidato a la presidencia, que hubo graves irregularidades en las votaciones.
En nado sincronizado, los conductores que encabezaban la cobertura de las elecciones sacaron del aire el mensaje del mandatario y señalaron que no había evidencias ni pruebas que fundamentaran la postura del presidente.
Según The Hollywood Reporter, en febrero de 2010 la audiencia media para cada una de estas cadenas entre los 18 y 49 años fue así: ABC con 8.6 millones de telespectadores, CBS con 12.3 millones y NBC con 8.7 millones.
La influencia de las televisoras en el público estadounidense es aún considerable,pero no como la cobertura de la televisión de paga y el uso de internet para consultar información y entretenimiento. Analistas señalaron que el hecho de interrumpir el mensaje del presidente representó una censura.
El diccionario Oxford señala el significado del término como “acción de examinar una obra destinada al público, suprimiendo o modificando la parte que no se ajusta a determinados planteamientos políticos, morales o religiosos, para determinar si se puede o no publicar o exhibir”.
La justificación de los periodistas que respaldaron la medida fue que “una decisión editorial” permite interrumpir o suprimir cualquier mensaje. Lo cierto, es que ha sido la única ocasión que coordinadamente las televisoras abiertas en el país vecino decidieron interrumpir y editorializar un discurso del mandatario.
El presidente Donald Trump reiteradamente ha declarado que la misma prensa ha señalado a posteriori esa parte del mensaje como mentiras. La división y polarización que el mandato de Donald Trump generó en la sociedad norteamericana permeó en muchas de sus actividades y esferas: la academia, los espectáculos, los deportes; los medios de comunicación electrónicos y escritos tomaron partido respecto de las decisiones y posturas del presidente con coberturas críticas.
Sin embargo, la atribución que tomaron al pasar a segundo plano el mensaje del presidente con el argumento de que contenía mentiras es un grave precedente para la libertad de expresión en el vecino país.
Más allá de filias y fobias y del contexto electoral como la “madre de todas la batallas electorales”, que los medios de comunicación se arrogaran ante los televidentes qué ese mensaje era inapropiado es una censura en toda la expresión del término.