PALABRA DE MUJER
Rocío García Olmedo
@rgolmedo
La inseguridad y las violencias son temas profundamente interrelacionados. Ambas generan múltiples afectaciones, especialmente en mujeres, niñas y adolescentes.
En el marco de los 16 días de Activismo por la erradicación de la violencia hacia las mujeres, pareciera que la inseguridad y la violencia han alcanzado en México un nivel equiparable al de una pandemia. No hace falta una narrativa elaborada para evidenciarlo: todos los días, a todas horas, lo escuchamos, lo vemos y queda documentado.
Muchas mujeres son víctimas o testigos de estas historias de terror. Se sienten inseguras en las calles, en el transporte público, en las escuelas, en el trabajo, e incluso, muchas de ellas, en sus propios hogares.
Ahora también enfrentan riesgos por las violencias generadas por la delincuencia organizada en espacios públicos como restaurantes y comercios.
Secuestros, extorsiones, asaltos, robos a mano armada y masacres forman parte de este panorama. Mujeres, niñas y adolescentes desaparecen, son violentadas, explotadas o desplazadas de sus comunidades, enfrentando riesgos adicionales.
La inseguridad se ha agudizado hasta parecer imparable. Los delincuentes ya no sólo se atacan entre ellos; ahora también atentan contra la población civil, y el Estado mexicano no ha podido contener esta situación.
Aunque estas inseguridades pueden interpretarse desde distintas perspectivas, la realidad es que nos afectan a todas y a todos, y tienen un impacto directo o indirecto en las mujeres de manera particular.
Hay fracasos que la sociedad en su conjunto y las instituciones públicas no pueden permitirse, pues aceptar una condición de vida como la actual sería inadmisible. Entre estos fracasos, sin duda, destaca el de la política de seguridad.
Por ello, resulta crucial conocer la llamada Estrategia Nacional de Seguridad Pública. Esta estrategia incluyó reformas constitucionales (Artículo 21) para dar sustento legal y fortalecer las atribuciones de la hoy Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC). Entre las modificaciones, se integraron 10 mil agentes de la extinta Policía Federal, con facultades de investigación, y 5 mil efectivos del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), quienes colaborarán en estas tareas.
El objetivo es que esta institución federal dirija y coordine la actuación de las dependencias integrantes del Sistema Nacional de Seguridad Pública, conformado por las Secretarías de la Defensa Nacional, Marina, Gobernación, la Fiscalía General de la República y todas las corporaciones estatales. De esta manera, la SSPC, encabezada por Omar García Harfuch, se erige como la dependencia responsable de coordinar y dirigir la nueva Estrategia Nacional de Seguridad.
Esperamos que este mecanismo sea una ruta alternativa eficaz para enfrentar de manera integral el problema de la inseguridad y la violencia. Es necesario que no sólo permita combatir sus causas y eliminar la impunidad, sino que también logre contener al crimen organizado, desarticular sus redes y controlar la violencia. Todo esto representa un enorme desafío.
Asimismo, confiamos en que esta nueva estrategia contribuya a reconstruir la confianza ciudadana en las autoridades, una confianza que se ha ido deteriorando con el tiempo.
Es vital superar los fracasos que, en materia de seguridad, nos afectan a todas y a todos.
En estos 16 días de Activismo contra la violencia, no debemos olvidar que la inseguridad y las violencias están profundamente conectadas y tienen implicaciones y consecuencias múltiples, especialmente para mujeres, niñas y adolescentes.