Diana López Silva
El ciberacoso afecta de manera más significativa a las mujeres jóvenes de entre 20 y 29 años, representando el 30.7% de los casos.
En los hombres de la misma edad, la cifra es del 23.4%, informó la diputada federal de Morena por Puebla, Julieta Vences Valencia.
La legisladora, secretaria de la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados, promueve una iniciativa para que el “sicariato digital” sea reconocido como una forma de violencia digital contra personas públicas y la vida privada de civiles.
La propuesta abarca todas aquellas acciones ejecutadas de manera directa o indirecta mediante el uso de tecnologías de la información, plataformas digitales, redes sociales o inteligencia artificial.
Su propósito es la creación de perfiles falsos, la difusión de campañas de desprestigio, la sustracción y manipulación
de datos personales, o la usurpación de la identidad de una mujer con el fin de calumniar o intimidar.
La diputada poblana plantea reformar la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para considerar como “sicariato digital” la divulgación de imágenes, mensajes o información privada de una mujer candidata o en funciones, así como la alteración y propagación de imágenes o audios generados o modificados mediante inteligencia artificial.
También incluye el uso de datos o declaraciones sacadas de contexto, por cualquier medio físico o virtual, con la intención de desacreditar, difamar, denigrar o cuestionar su capacidad y habilidades políticas con base en estereotipos de género.
Lo anterior responde a la recurrente difusión en redes sociales de audios y videos falsos que atribuyen declaraciones inexistentes a candidatas y funcionarias públicas con el fin de perjudicar su imagen.
Señaló que, a diferencia de otras formas de ciberdelincuencia, el “sicariato digital” no se limita a ataques espontáneos en redes sociales, sino que responde a una planificación meticulosa destinada a causar un daño irreversible en la vida personal y profesional de las víctimas, con la intención deliberada de generar consecuencias psicológicas, sociales y económicas.
Como ejemplo, citó el caso de un exalumno del Instituto Politécnico Nacional (IPN) acusado de manipular imágenes de sus compañeras con inteligencia artificial para crear y distribuir contenido sexual sin su consentimiento.
A pesar de que en su posesión se encontraron más de 160 mil fotografías y 20 mil videos alterados, el juez determinó que no había pruebas suficientes para acreditar su responsabilidad en el delito de violación a la intimidad sexual.
Con base en datos del Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), señaló que las plataformas
digitales más utilizadas para estas agresiones incluyen Facebook, WhatsApp y llamadas telefónicas.