Por: Lic. Guillermo Pacheco Pulido
Es relativo
Hay palabras y conceptos que han recorrido el tiempo, que han construido mensajes con plena eficacia para cada circunstancia que se nos presentan en la vida.
Indira Gandhi, en 1966, se convirtió en la Primera Ministra de la India. Pronunció el siguiente mensaje: “La educación de las mujeres es casi más importante que la de los hombres. Un antiguo dicho sánscrito dice: La mujer es el hogar y el hogar es la base de la sociedad. Sólo cuando construimos nuestros hogares podemos construir nuestro país.
Si la casa es inadecuada, ya sea en términos materiales o en términos de la atmósfera de amor y amistad, que todo niño necesita para crecer y desarrollarse, este país no tendrá armonía y un país sin armonía no puede crecer en ninguna dirección. Por eso la educación de las mujeres es casi más importante que la de los muchachos y los hombres. Nosotros, y por nosotros no me estoy refiriendo sólo a la India sino a todo el mundo, hemos despreciado la educación de las mujeres.
Es algo reciente. Desde luego, no para ustedes, pero cuando yo era niña el tema de la educación para las mujeres en Inglaterra, por ejemplo, era acuciante. Todo el mundo recuerda lo que ocurrió en esa época. Ahora disponemos de la educación y existe un debate en el país sobre si esta educación resulta adecuada para las necesidades de la sociedad y de nuestra juventud.
Soy una de esas personas que siempre han creído que la educación necesita una reforma profunda. Pero, al mismo tiempo, creo que no todos los aspectos de nuestra educación son negativos. Yo diría que la educación que tenemos actualmente ha propiciado la formación de hombres y mujeres magníficos, especialmente científicos y expertos en distintos campos, que son requeridos en todas partes del mundo, incluso en los países más ricos.
Muchos de nuestros jóvenes se marchan al extranjero porque ganan mejores sueldos y gozan de mejores condiciones laborales. Una de las mayores responsabilidades de las mujeres educadas hoy en día es lograr la unión de lo que es valioso y eterno en nuestras tradiciones antiguas, con lo que es valioso y bueno en el pensamiento moderno.
No todo lo moderno es bueno, al igual que no todo lo antiguo es completamente bueno o completamente malo. Tenemos que decidir no de una vez por todas, sino cada semana y cada mes. Lo que es bueno y útil para nuestro país y qué aspectos del pasado debemos conservar en nuestra sociedad. Muchas personas creen que la modernidad tiene que ver con la forma de vestir, de hablar, con ciertas costumbres y hábitos, pero en eso no consiste realmente la modernidad.
Es una parte muy superficial de la modernidad. Ahora bien, para que la India se convierta en lo que queremos, dentro del marco de una sociedad moderna, racional y firmemente arraigada, en lo mejor de nuestra tradición antigua y en nuestra tierra, necesitamos una opinión pública intelectual, mujeres jóvenes e intelectuales que no se conformen con aceptar todo lo que viene de otras partes del mundo, sino que estén dispuestas a escucharlo, a analizarlo y a decidir si merece la pena aceptarlo o descartarlo.
Este es el tipo de educación que queremos, una educación que permita a nuestros jóvenes amoldarse a este mundo en constante cambio y, al mismo tiempo, ser capaces de contribuir a ese cambio. Algunas personas creen que sólo trabajando en empleos muy importantes se contribuye con algo importante y que sólo así se participa en el servicio nacional.
Pero todos sabemos que ni siquiera la maquinaria más compleja sería eficaz si un tornillo estuviera suelto. Por tanto, ese tornillo es tan importante como cualquier pieza más grande. Lo mismo ocurre en la vida de un país, no existen trabajos poco importantes, ni personas insignificantes, todo el mundo puede contribuir en algo y si esa persona lo hace bien, el país andará bien.
A causa de nuestras supersticiones, hemos creído que algunos trabajos son sucios. Por ejemplo, se considera que barrer es una labor sucia. Sólo algunas personas pueden desempeñarla y otras no. Ahora sabemos que el estiércol es un bien preciado en nuestro mundo y que muchas economías no prosperan porque carecen de suficiente fertilizante: no sólo de fertilizantes químicos, sino de fertilizantes naturales, los que consideraban algo sucio.
Todo ello demuestra que equilibrio tan hermoso tiene el mundo. Todo encaja y se complementa. Todo, incluso lo más pequeño y lo más sucio, tiene un propósito. Así pues, espero que todos los que disponen de los beneficios de la educación no sólo trabajen para mantener la perspectiva de los intereses nacionales, sino que espero que su contribución también sirva para crear armonía y paz, para crear belleza en las vidas de nuestras gentes y en nuestro país. Creo que es una responsabilidad especial para las mujeres de la India.
Queremos hacer mucho por nuestro país, pero nunca hemos creído que la India esté separada del resto del mundo. Queremos crear un mundo mejor. Por tanto, deben ver los problemas de la India bajo la perspectiva de los grandes problemas que afronta el mundo. Muchas gracias”.